viernes, 18 de febrero de 2011

Día en la oficina

Fue un día como cualquier otro hasta caer la tarde. se levantó en la mañana con la boca seca, se tomo el vaso de agua en la nochera en unos cuantos sorbos, grandes y dolorosos en la garganta. ya duchado y vestido preparó de desayuno chocolate, tostadas con queso crema, y un huevo frito. Al subir al transmilenio reservo una silla para una anciana, y se fue de pie con una sonrisa encima por haber hecho la buena acción del día. Estuvo en su oficina, adelanto trabajos viejos y archivos lo del día, resolvió las cosas inmediatas, y entrego borradores prometiendo los originales pronto.

En el almuerzo fue al restaurante cruzando la calle, merodeo lo alrededores perezosamente llevando un palillo en la mano, en la boca, en el oído. Terminó su jornada laboral pesado por el frijol, la carne y el huevo en el almuerzo, el escritorio lleno de tareas casi completas, con prospectiva de dos horas de más en la jornada para terminarlas.

Ya entradas la 7 de la noche, decidió dejar sin acabar un par de cosas no tan urgentes e irse a casa por una cerveza. llegaron un par de amigos, se puso Adriana Varela y a unisono se pidió la canción Pero yo se

Y Varela cantando:

yo se que las madrugadas cuando la farra dejas,
sentís tu pecho oprimido por un recuerdo querido y te pones a lloraaaaar!

En todo el final te espeta esta verdad en la cara, la sala llena de humo y ya todos tomados buscando una cama.

Suena el despertador a las siete de la mañana, y empieza de nuevo su día.