viernes, 28 de septiembre de 2007

COTIDIANOS LAMENTOS II


Pero la herida es mortal.
No estoy solo, de verdad,
me acompaña mi propia soledad.
De verdad, me acompaña mi propia soledad.

Andrés Calamaro

Hay días en que me levanto y todo parece un punto. Todo es un espacio blanco sin fin en el cual solo aparecen puntos. Miro por el marco de mi ventana y todo es blanco. Puntos se mueven de aquí para allá y siento odio hacia ellos, me restriego contra el vidrio causándome dolor con la fría superficie tratando de entender si estoy despierto y efectivamente lo estoy. A veces no son puntos son sumas, restas, triángulos, animales y a veces personas y hermosas pinturas de colores hermosos y llenos de gris vida. Al pensar esto me desconsuelo aun más y mi pequeño cuarto blanco, mi punto-cama y mi punto-vida se empieza a estrechar. En esas siento que me aplasta la nívea realidad, que me absorbe, junto con mi aire; que si no me muevo inevitablemente moriré con el culo a tres centímetros de la boca que a fin de cuentas sirven para lo mismo. Entonces agarro para la calle y empiezo a caminar a toda velocidad, y no miro los puntos que gravitan en todos sentidos alrededor mío, en la desasosegada blancura del mundo que parece no acabarse hacia ningún lado. Me excede el mundo y yo pesado me creo a fuerza un hueco que se mueve conmigo, que me sostiene y me da calor, no me excede lo conozco, en el cual me acomodo. Empiezo a caminar confiado, con un movimiento constante casi inercial que me aligera un poco. Pero algo me ancla adentro, es él siempre jalando siempre mirando, curioso como el gato pero con distinto destino, irónicamente el mío. “¡oiga! Usted imbecil, ¡que hace ahí con esa cuerda!” y el imbecil contesta con descaro “a usted que le importa; mire mas bien para adelante, ¿es que nos quiere matar? O ¿Qué?” que ira me da ese hijo de puta, es que se cree el rey del chuzo: “ya quisiera yo matarlo a usted, pero el asesinato no es salida; prefiero tener las manos limpias y no matar a un pobre punto” y en esas suelta una carcajada tirándose al piso, señalándome con el índice, y mas rápido camino “ ay no se ponga tan bravo que va y se tira contra un carro, además no me haga reír más, que puedo soltar la cuerda y nos vamos de geta” “¡ya ni puedo pensar sin que usted se meta cabrón! Déjeme en paz, o mas bien, haga lo que de la gana, que yo hago lo mismo pero por mi lado”. La fatalidad de dejarse de lado es que siempre llega algo que te quita la inercia, y das papaya con el jale que jale. Veamos en que consiste la inercia: propiedad de los cuerpos de no modificar su estado de reposo o movimiento si no es por la acción de una fuerza. Reflexionemos en eso en este día. Sales de tu casa para mantenerte en un movimiento constante que te permita liberarte de una carga existencial; este movimiento liberador es una propiedad física que es propia de un cuerpo –en este caso “yo”, “yos”, “ellos” “él”; mejor dicho, para no pelear: aquello que veo en el espejo cuando me levanto por la mañana (?)- , no quieres estar en reposo en resumidas cuentas, ¡el reposo es malo! ¿Y que sucede eventualmente citando por enésima vez la ley de Murphy? Exactamente. Ahora bien pensemos en las fuerzas. La inercia no solo es una propiedad física sino también una fuerza que consiste en la resistencia que oponen los cuerpos a cambiar el estado o la dirección de su movimiento. Una resistencia. Que yo opongo a quedar hecho un pigmeo que se lame la entrepierna cuando le rasca. Una resistencia. Una fuerza que puede ser detenida por la acción de una fuerza, que modifica mi propiedad física de la inercia que consecuentemente, lleva a que quede en reposo. Una resistencia. Resistencia que solo puede ser quebrantada si la fuerza que acciona en mí es lo suficientemente fuerte para detener mi movimiento y no solo para cambiarlo de dirección. Ley de Murphy: si algo tiene la posibilidad de salir mal, sale mal. ¿Conclusión? Un punto grande y pesado se acerca con gran velocidad a mí y me dice:

-¿Cómo estas? Tiempo sin verte querido, como anda perdido. Ya ni lo llama a uno, ni nada.- me abraza con sus pesados brazos, estregando su redondez con mi barba, esbozando una gran sonrisa, que por un lado envidio y por otro me dan ganas de golpear violentamente sino tuviera tanto peso en el cuerpo.

-Bien, ya ve, como de afancito.

-¿Si? No me digas. Y que has hecho de tu vida todavía estudias en esa universidad…mmmmm -¿cual universidad? Yo cuando le dije que yo estudiaba en una universidad siquiera, ella no sabe absolutamente nada de mí.

-En el Rosario.

-¡Eso!, casi no me acuerdo – ¿Qué?- y como te ha ido en ese estudio chévere, ¿Qué es lo que estudias? – nada estúpida que le importa; igual me lo va volver a preguntar por lo menos otras diez veces, entonces supongo que dará igual lo que le diga.

-Estudio un técnico en inteligencia animal con énfasis en porcinos – algo así es la filosofía-.

-¿En serio? Yo no sabia que dictaran eso en el rosario.

-Ya ve, oiga voy de afán, nos vemos despuecito –oiga imbecil deje de jalar que ya me siento ovaladito- es que tengo una cosa urgente que hacer…

-¿De la U? – ¡que le importa puta desgraciada!-

-Si algo así.

-Bueno pues rerico verte, muchas saludes a la Caro, y a la Lore, y a… como es que se llama tu novia- ¿mi novia? ¿Mi Novia? ¿¡MI NOVIA!? Yo no tengo novia hace mucho tiempo, ni siquiera cuando me revolcaba con este punto inmundo, en mi cama destendida, los lunes por las mañanas dizque haciendo tareas. Será tan sapa. Será tan inteligente para querer enterarse de esta manera tan baja.

-No tengo novia. Pillamos

Moviendo, delicioso movimiento. El punto aquel me dejo bien entonadito, bien irradiadito. Voy a toda velocidad, atravesando esta larga llanura buscando un lugar donde parar este barco que ya perdió el capitán, que solo divaga entre las olas que implacables lo conducen a un destino incierto pero seguro. Mientras entre los robles que lo componen se lleva a cabo un gran motín por el mando. Grumetes insurrectos batiéndose a muerte por el puesto de capitán mientras el barco enfila hacia su desgracia. Así es mi ira, mi desgracia de no ver por donde camino, ni que elijo, solo me enredo y desenredo, tratando de volverme cometa, pero solo me quedo peleando con este imbecil que me jala cada vez que puede, y además aquellos otros que me indican caminos tan disímiles y rutas tan poco probables que lo único con lo que quedo es: que no me queda nada en esta inmundicia, mas que mis odiosos ojos para observar sin control lo que me rodea, que no es nada. Pero no nada en el sentido de no ser algo, sino en el sentido que no comunica, solo existe un largo y sostenido silencio. Blanco. Níveo. Con manchas. Puntos. Se mueven. Me aversionan, me escorcen como acido en una herida cerca al hueso, como el beso de una mujer que no conozco en la mañana y el frío entra por las cobijas hasta la entrepierna y descubro que tengo los pantalones abajo, y un dolor de cabeza terrible y no reconozco nada de lo que me rodea, y descubro que me emborrache tanto que ni siquiera me di cuenta que lo hice. Aversión. Resistencia. Propiedad de los cuerpos. Yo que no salgo de mi, porque entonces ¿que sería el yo sin mí? tal vez este imbecil que sostiene la cuerda. Aunque alguien igual lo reemplazara al él, y así ad infinitum las posibilidades infinitas de multiplicarme en tantas cosas como cosas ahí en el mundo, mimetismo puntual -¿huma? ¿no?-. Encuentro una banca que se clava en una esquina donde encallo pesadamente sin resistencia alguna. Necesito descansar.

Reposo. Necesito reposo. Descanso. Dejar de lado el cansancio. Cansancio. Falta de fuerzas. ¿Para que? Estoy cansado de estar luchando con mi propia existencia, necesito descansar para tener paz por un momento, empezar de nuevo el movimiento. Necesito reposo, unos momentos de quietud en los cuales pueda dejar de sentir que mis entrañas sufren de un cólico, que me hace revolcar en la banca. El reposo es malo. Revolcándome prendo un cigarrillo y lo aspiro con fuerza, como si estuviera atragantándome un pedazo de jugosa carne con las manos después de largos días sin probar bocado. Acto seguido boto el humo con la tranquilidad con la que hubiera cagado un soleado sábado en la mañana. Tomo cuatro o cinco bocanadas más hasta que el cigarrillo se acaba. Enciendo otro con la misma colilla. Y repito la acción unas cuantas veces más mientras observo los puntos pasar. Son puntos no me importan en lo absoluto. No tienen rostro ni cara ni nada, son puntos. ¿Por que sin embargo me crean esta aversión?, estos cólicos insoportables que recorren mi ser, como si estuviera envuelto en una lagrima gigantesca totalmente helada, puesta en una feria de un circo y cada vez que fuera hora del espectáculo, yo fuera exhibido, y también manoseado y con cada manoseo causara una pequeña vibración que me rozara la piel hasta el hueso y me doliera después de repetidas veces de hacerlo, de años de hacerlo, de décadas de hacerlo, hasta morir de hacerlo. En esas se me acaban los cigarrillos, y me quedo con los puntos que gravitan de un lado para otro, ríen, lloran, corren, remueven, se quedan esperando. Y yo aquí con este dolor de tripas que me encierra, y nada que llega nada, mientras me revuelco del dolor en la banca en mi pequeña esquinita del mundo recién descubierta. Me revuelco del dolor que llega hasta el paroxismo. Tengo que hacer algo, debe haber algo que pueda hacer, algo más que estar echado en esta banca con este dolor que me enloquece, enturbia mi mente, necesito pararme pero el cuerpo no tiene fuerzas, necesito descansar, necesito paz. Un cigarrillo. Estoy muy pesado y rompo la silla, el estruendo hace que algunos puntos paren, y fisgoneen sin ayudarme. Por fin me paro lentamente con ayuda del imbecil de la cuerda. “si podía ayudar no imbecil” “¿ayudar? No ve que se me acaba la diversión si se cae la cometa, toca darle un poquito de cuerda” que tal el hijo de su gran... descarado, sinvergüenza. “oiga aquí entre nos ¿como van la vainas por allá abajo” “fritas hermano, muy mal, imagínese que Darío el pendejo ese de la pañoleta rosada en el cuello, mato a Jairo el que estaba con él bando de Julián, que había matado a Guillermo, que era unos de los más viejos que había conocido al capitán antes de que muriera en la guerra de..” “¡deje de hablar mierda!” En este momento me dije a mi mismo: mi mismo coja esa cuerda segura, que voy a ahogar a estos hachepes en alcohol. Un cigarrillo.

El líquido entraba con dificultad en mi boca arrastrando con dolor la saliva seca. Recorría lentamente la garganta hasta calentar el estomago donde estallaba como una ola de calor en el cuerpo. Una bocanada de cigarrillo para pasar el mal sabor en la boca, y otro largo sorbo de la botella transparente de líquido igualmente incoloro, en un mundo igualmente plano, donde puntos gravitaban a mi alrededor a gran velocidad, y yo empezaba a observarlos pasar lentamente a mi lado, pasan sin mirar; solos; como yo, y me enternecen sinceramente, me identifico y me compadezco de ellos que tienen mi mismo sufrimiento, que pasan por el mismo cólico algunos días, y entonces empiezo a mirarlos fijamente a ver que puedo hallar en ellos, algo más que me convenza de amarlos, y me cago de la risa, mientras me tomo otro sorbo. Todos son puntos no tienen nada de especial, son puntos. Y caminan como autómatas hacia el trabajo mirando el reloj midiendo su velocidad en el espacio, y fraccionando infinitamente sus acciones con un pequeño aparato que controla sus vidas y ya ni el cielo miran por que ya no es necesario, y me pregunto entonces, ¿Qué pasa con mi reloj de pulso? Aquí lo tengo, avanzando en la circunferencia tic, tac, tic, tac y así se prolonga en el tiempo, el cual no da vueltas como mi pequeño reloj sobre sí mismo una y otra vez sino que se proyecta en un proceso de avance lineal no repetitivo, el futuro es incierto pero el tiempo es oro; el futuro se abre como un abanico infinitamente largo que estamos condenados a transitar sin poder adivinar el camino, somos empujados por una extraña fuerza que nos mueve en la total oscuridad, donde solo entrevemos caminos, que forzosamente tenemos que elegir y transitar sin saber a que conducen, al abismo o a la soledad o a la felicidad. O cualquier cosa, por que siempre es una disyuntiva, la vida cuando se procrea con el tiempo es solo exclusión –el tiempo del que he venido hablando; no faltara por ahí el pendejo que piense que hablo del tiempo físico, inevitable, pero totalmente irreal para nuestra cabeza- ¿exclusión de que? Fácil, exclusión de mi, exclusión de mis miles de yos, que se crean por las inmensas fragmentaciones que de mi tengo en este mundo, ¿que quien realiza? No se, pero este licor ya sabe a agüita, y ya casi no puedo sostener la sonrisa, y empiezo a sentir como si nadara en una botella con licor hasta la mitad. Y los veo a todos desfigurados, veo cada una de sus pequeñas imperfecciones salir a la luz, defectos de manufactura, pero ellos no me importan son solo puntos. Entonces el vértigo que me produce el exceso de afecciones, me hace girar y girar, y solo veo manchas que gravitan sobre la espesa blancura, que gravitan sobre el suelo, ya no solo negras, sino de varios colores, de muchos tonos incandescentes, y vomito y vomito, y todo empieza a volverse oscuro y pesado y vuelve la sensación de pesadez de antes que me pega al suelo, que me estremece el estomago a golpes, y prendo un cigarro para bajarlo un poco, pero aspiro y solo respiro, no me satisface, solo un dolor en los pulmones resulta de la fuerza que imprimo tratando de sacarle el ultimo aliento al tabaco que ya no llena, parece que la gravedad me estuviera presionando con su dedo, a mi y solo a mi, señalado, y tomo un gran sorbo y miro a los puntos que me empiezan a rodear, y me río, y vuelvo y vomito manchando la blancura, y vuelvo a vomitar, y sorbo y vomito. Todo gira. Y yo me revuelco en mi vomito para hacerme real para no ser mas punto, y me duele y espero que llegue algo pero nada llega, y entonces empiezo a llorar, a llorar con fuerza, amargamente, y chillo angustiosamente, porcinamente, y las lagrimas salen como esquirlas de hierro que pesadas caen contra el suelo pintado de comida digerida, y mis parpados estallan y duelen y sangro, y me revuelco tomándome un sorbo. Y entonces la multitud alrededor mío empieza a murmurar mociones de ayuda, hasta que un punto-mujer toma su móvil y dice que va a marcar a una ambulancia mostrándole el maldito aparato a todo el mundo como señalando que ella podía hacerlo efectivamente y todo el mundo miro el aparato mientras yo en el piso le gritaba:

-No sea estúpida señora, no se da cuenta que este mal no se cura con un medico, esto solo se cura con la locura, con el engaño o con la muerte, o con cualquier otra cosa pero no con la vida, no con la ciencia, no y no. No es negación, no es mundo, simplemente soy yo, es usted, es su punteidad, es su joda, es su descontento, es su estupidez.

Si: la estupidez, la necedad, stupidus, stultitia. La estupidez humana que es infinitamente inmensurable, ¡MI ESTUPIDEZ que es infinitamente inmensurable! La punteidad es totalmente impuntual, y finita por que en cualquier esquina nos espera la muerte segura, pero en muy pocas encontramos lo que deseamos como decía algún borracho por ahí tirado en las calles, en la Esquina, en la única esquina del mundo donde ahí una banca en la cual se estremece en sus propios fluidos, y grita y se para, empujando a la infinita-inmensurable-estúpida-finita-punto-mujer que iba llamar a una ambulancia con su objeto ritual de llamado de espíritus que termino materialmente hecho trizas en el blanco piso por causa del infinito-inmensurable-estúpido-finito-punto-borracho-sucio. Mas vanamente yo, yos, ellos, él. Y arranque a correr como alma que lleva el diablo, acorralado en el infierno de mi propia carne e impotencia, crucé por las calles sin mirar nada más que a mí mismo sosteniendo la cuerda totalmente estupefacto, atónito, pasmado en el tiempo, como yo que iba volando, de angustia, de fragilidad, de un poco de rabia mientras encendía un cigarro y me chocaba con los puntos sacándolos a volar en todas direcciones, hasta que me detuvieron de golpe, al que le siguió otro y otro, y no me emputaba el dolor o la incapacidad en este momento, sino la acción de repetirse el golpe una y otra vez como un regaño de mi madre cuando hacia algo que me gustaba una y otra vez, y una y otra vez ella me regañaba, y lo repetía con el mismo tono de preocupación que me desesperaba, hasta hacerme llorar, y tomé un palo y golpeé también y corrí de nuevo hasta que llegue a mi punto-cama, y en la ventana se veía el atardecer, pintado naranja y morado por el sol que también es un punto, pero que todos los días es distinto se viste de nuevos colores, como esos días en que todo parece una pintura estregada por oleos de tonos brillantes, y las personas parecen personas, o alguna veces animales, triángulos, restas, y sumas. Pero son otros días, otras historias. Pero esas son otras historias.

sábado, 22 de septiembre de 2007

Esperarte...

... una lenta demora nuevamente de ti en mi. Una ausencia que no es soledad ni nostalgia, tan solo ausencia. Una espera un poco menos que agónica pero mucho más que placida. Una espera de tu humor sobre mi humor, sin olores que se escapen.
Necesito de tu incertidumbre de no saber cuando vendrás, de sentir que eres ansiedad para mi ... pero en el fondo esperarte sin ninguna pretensión más que la de recibirte sin estar, de no buscar-temerte, de no buscar-tenerte, de no buscar-tentarte, tan solo buscar-te ... sin más adornos que mi misma espera de algo que no comprendo porque lo siento sin saber como.
Esperarte es la única forma de saber que te tengo sin torcer tu brazo ni el mio

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Diario de un Recluso

28 DE NOVIEMBRE


Hoy he decidido comenzar mi diario. Fue uno de los últimos consejos que me dio Juliana, además Julio me dice que puede ser bueno, que el escribiría uno si tuviera tiempo y no se la pasará tomando. Así que ayer que hable con mi mago le dije que me hiciera el favor de conseguirme una libreta y un esfero, que iba a empezar a escribir. Se cago de la risa y me dijo que todo bien, que él me la conseguía pero que en lugar de andar pensando en esas güevonadas por que no me movía más pa conseguir la plata pa meterme en la lista. A veces pienso que estos magos si son de verdad, tienen un poder para desaparecer el dinero, y aparecer con solo problemas, pero bueno hoy me lo mandó con el guardia y por fin comencé a escribir. Hace mucho no escribía, en el negocio no había necesidad de eso, apenas con saber leer los mapas y contar la plata era suficiente, pero eso si era más difícil, por que por hay cualquier güevon se la pasa escribiendo que en revistas o en periódicos, pa ganarse la vida, pero eso es muy fácil, ya los quisiera ver yo leyendo mapas en pleno mar, con esa sed y ese sol, y valla equivóquese, que puede ir terminando con suerte donde los chinos, sino por allá en USA, donde no se debe. Esto de escribir es más bien como pa contarle a alguien todo lo que se me pasa por la cabeza, a ver si de una vez por toda me desahogo, y me quito las pesadillas esas tan raras que tengo, esas que me despiertan todas las noches sudando y envuelto en una capa inmensa de sudor, como de miedo y de soledad.



16 DE DICIEMBRE


Hoy comenzaron las novenas, ya van dos años en que leo y canto los rezos de navidad sin mi familia, hoy cuando cante: “dulce Jesús mío, mi niño adorado, ven a nuestras almas, ven no tardes tanto”, creí por un momento que si la cantaba con toda la fuerza mis hijos que hace mucho no veo vendrían a mi alma y no tardarían tanto, y estaba cantando tan duro con mi voz desafinada que todos los presos se quedaron viéndome como loco, y pensaron que me había vuelto a salir la parte mala, y entonces corrieron por que no querían perder ningún ojo.

Después les explique que era lo que había pasado y entonces ya más calmados me consolaron diciéndome, que tranquilo, que seguramente este 24 mi familia venía que de pronto estaban ocupados, pero es que ellos no saben es que después de esa vez en la que Claudia me encontró con Juliana, nunca más volví a saber de mis hijos, uno que otro recado con mi mago, pero nada más, ni siquiera recuerdo bien la edad de los pelaos. Que vaina que clase de papá fui para ellos, con toda la plata y lo s lujos que les daba, pero sin amor, y no porque no quisiera, sino porque, me parecía que tenían que ser varoncitos igual al taita, igual a mi papá que creo que la única manera en la que me demostró su amor, si en verdad me amaba, fue cuando me llevó a pescar por primera vez, y me dijo que tenía que tener cuidado, que no quería andar por ahí teniéndose que meter al río pa sacarme, por que iba y pescaba una pulmonía y sin seguro estaba jodido, pero lo que creo que me quiso decir era que con cuidado de caerme que eso le iba a preocupar.



19 DE DICIEMBRE


Hoy vendrá el abogado nuevamente espero que traiga buenas noticias, de todos modos yo estoy aquí ansioso por saber que pueda pasar con la firma de la extradición, la verdad es que si de me da mucho miedo irme del país a cumplir una condena perpetua, no porque no vuelva ni nada de eso, sino porque los gringos es que tratan muy mal a los extraditables, siendo que también yo le vendía drogas a un comandante de una cárcel de allá por que era su negocio, él se la revendía a los presos. Anoche me sentí mejor, me soñé nuevamente que era un burro, pero son solo sueños, quizás es por las fiebres que se incrementan cada vez más, de todos modos yo creo que aquí saben que estoy enfermo de algo grave pero no quieren hacerme los exámenes correspondientes porque sino no me reciben al otro lado, también el mago va a decirme que pasó con la toma de mis exámenes.



21 DE DICIEMBRE


Se aproxima la navidad, estoy acá trabajando con maderas, dicen que eso me rebajará la pena y estoy haciendo adornos para navidad, lástima que no tenga a nadie en el mundo para podérselos regalar, pero es una buena forma de dejar que el tiempo pase sin que me lacere la piel de una forma tan voraz. Hoy vino el comandante tres con el que yo trabajaba en la zona norte, para decirme que quedaba un cupo en las listas para el proyecto de equidad y concordia del presidente, ya que a los que estén en esa lista no los van a extraditar, lo malo es que me están cobrando veinte millones de dólares por meterme en la lista y yo ya no tengo ni donde caerme muerto, de todos modos anteayer el mago me dijo que me había conseguido una listica de las misma por cinco millones de dólares y ya llamé a Wilson y Rubén, a ese par de chinos a los que hace algún buen tiempo les había colaborado con un problemita y me debían una a ver si ellos me pueden prestar la plata para que el mago me pueda meter en esa lista. Probablemente hoy venga, pero mañana tengo que pagar los honorarios, de todos pa eso ya llamé a Sergio que también me debía un par de favorcitos a ver si me presta pa los honorarios del abogado.



23 DE DICIEMBRE


Mañana es navidad y todos los presos están alistando los regalitos pa sus hijos que vienen mañana a visitarlos, me acuerdo que era para esta época cuando mis papas mandaban la ropa de Luis a arreglar y a él era quien le compran la nueva. Donde estarán mis hijos, que estarán haciendo, será que se acuerdan de mí, bahh, que se van a acordar de mí, si me imagina a su mamá hablándoles mal de mí por todo, que pena me da no haberlos acompañado en su crecimiento. Ayer efectivamente vino el abogado y me dijo que ni el uno con los cinco millones de dólares, ni el otro con lo de los honorarios, esos hijos de puta me sacaron el culo, después que yo les ayudé tanto y les di la mano cuando bien mal estaban, pero yo no se porque sigo confiando en la gente, el abogado ya me dijo que no iba a seguir trabajando porque entonces el de que comía y que la gasolina que ir a verme quien se la pagaba sino era de plata de él.
24 DE DICIEMBRE


Anoche mataron a Juan Carlos, el señor de la celda de la lado, quien sabe que hizo por acá y las pintas lo cogieron por la noche y le dieron piso, yo escuché, como poco duermo escuché como hablaron con los guardias pa la entrada a la celda del hombre y los cogieron a cuchillo, esta mañana amaneció tirado en el baño, que lástima hoy que es navidad y hoy que la familia de él si venía a visitarlo, pero a uno que ni siquiera un hijueputa perro viene a verlo, definitivamente cuando uno tiene plata está hecho y los amigos y agasajos sobran pero si uno no tiene un peso, pues está solo como un animal, es más ni siquiera los animales viven así como vive uno en estas condiciones tan deplorables. En la noche la guardia nos dio dizque vino pa’ brindar por la navidad, y nos mandaron a acostar rapidito que para que el divino niño nos pudiera traer los regalos, y yo pensé que seguramente dentro de un año el divino niño no va poder ir hasta donde yo este, y allá me va tocar pedirle a papa Noel, que es el que hace esas maricadas en la USA.



25 DE DICIEMBRE


Últimamente he estado pensando en el Negro, en esta fecha ese man no celebraba nada por que por estas fechas era que le habían matado a su familia y había quedado solo con la hermana, por acá tampoco es que se celebre de a mucho eso, si vienen hartos familiares a visitar a la gente pero por aquí no se a asomado nadie a visitarme, ayer termine en la madrugada solo en la celda recordando las navidades con mi familia, mis hijos ya deben estar bien grande y yo ya hace mas de dos navidades que no los veo, falta ese calor de hogar que aquí si se aprecia, la cárcel dio un regalito que fue cambio de cobijas pero ya era hora que lo hicieran la que yo tenia estaba rota y quemada por todos lados y eso que le pase una plata al de la lavandería para que me trajera una más o menos buena, me tiene extrañado que Juliana no halla aparecido en estos días debe estar con la familia y sin un peso para venir a visitarme. Esta navidad me esta afectando la cabeza como un hijueputa solo mela paso pensando en las mismas maricadas, pero es que lo del Negro si me tiene atormentado, en ana navidad cuando todavía hacíamos vueltas en las lanchas nos toco pasar navidad a los dos y el man me decía que yo era el único amigo que había tenido, eso si con sus tragos y después va y la caga conmigo ese hijueputa, igual me remuerde la conciencia haberlo hecho matar por droga olvidándome que alguna vez el man había sido bien conmigo



28 DE DICIEMBRE


Hoy es 28, es el día de los Santos Inocentes, me levanté como de costumbre esperando a ver que sucedía en esta mierda. El 24 vino la Familia de Juan Carlos, y quedó desecha cuando se enteraron que lo habían asesinado, que mierda de navidad, en lugar de árbol, un ataúd, y de regalos solo coronas de arrepentimiento. En la hora del almuerzo unos garbanzos negros, la comida en las cárceles de Embolate, a veces es muy inhumana, recuerdo esa gran comilona el día en la hacienda que cerramos el negocio con todos los jefes de la zona, el mismo día en que maté a mi patrón, un becerro para todos, había comida en el piso que se desperdiciaba y a nadie le importaba, pero hoy un garbanzo que por equivocación rodaba fuera de la boca y a buscarlo al piso. Lo peor fue la sobremesa, jugo de guayaba, y el vaso que me toco tenía otra larva, cuando le mande el último sorbo y sentí que nuevamente estaba escapando a la muerte pensé por un momento en la tarde en la que mataron a Luis, la dolorosa tarde en que antes del desastre mi madre, en la Costa, me ofreció un vaso de jugo de la misma fruta antes de salir a trabajar con mi hermano. Y yo me prendí un cigarrillo y me senté en el sofá con el jugo en la otra mano, y vi como Luis caminaba delante mío apurándome, como desde hacia varios años lo hacía, para que me tomara rápido el jugo ya que el sol de ese día pronosticaba una buena pesca. Y yo le decía sin afanes que me esperara, pero el ya estaba desatando la canoa para pescar, y me seguía afanando por que el mar estaba calmado y había que aprovechar. Y cuando entonces yo le di el último sorbo al jugo, sentí igualmente como una larva había sobrevivido a las aspas de la licuadora y ahora estaba en mi boca escapándosele a la muerte una vez más, y sin reparo la partí en dos con las muelas, y Salí corriendo hacia donde estaba mi hermano, y vi a cinco hombres lobos que lo tomaron a la fuerza, y le comenzaron a gritar, bueno pues hijueputa como no quisiste a las buenas tendrás que hacerlo a las malas, faltón, y a mi también me golpearon y quede inconsciente y cuando desperté no veía nada más que una luz en la parte de arriba y los brillos de los cañones que nos apuntaban a Luis y a mi. Luego una vos que decía oíme hijueputa que como tu hermano es un faltón y se puso a mariquiar, mira lo que le vamos a hacer pa’ que nunca en la vida se te olvide, y delante mío se encargaron de despedazarlo a punta de sierra, y la sangre tibia apenas si me salpicaba el rostro, y de pronto parecía un acido que me empezaba a corroer, y venía a mi ese sabor de la larva que yo había partido a la mitad en la mañana de la muerte de mi hermano, el mismo que sentí hoy a la hora del almuerzo. Y claro como mi hermano no les pago, fuimos condenados justos por pecadores, y yo inocente hasta ese momento me tuve que inmiscuir en toda esta vaina que me tiene a punta de irme pal otro lado. Parece un vaticinio que justo hoy 28 de diciembre, día de los santos inocentes, este de cumpleaños yo.



31 DE DICIEMBRE


Todos estos días el mismo sueño, ahora es un ave que cae sobre el océano buscando una presa, está hambrienta, sí, eso es, está hambrienta, quiere salir por las escalinatas hasta el infinito, quiere ir hasta Marte para poder ser feliz y dejar la miseria del mundo, ahora cae nuevamente en la tierra como si fuera un ángel al que dios hubo expulsado del paraíso, sabe que es un sueño pero se demasiado real así que le duelen las coyunturas por le golpe de la caída, se levanta camina por una calle que jamás en su vida, cree que esta muerto, cree que es un fantasma porque nadie lo advierte, se siente feliz de esta libre y no esta en prisión, así nadie lo vea, de todos modos no necesita que nadie lo vea, nadie lo va a extrañar, sigue caminando y entra a la iglesia, esa sí la conoce, es la iglesia donde se casó con Claudia, sí, allí está Claudia, hermosa, detenida en el tiempo de oro, se ve fantástica, pero ahora empieza a llorar, se da cuenta que sus lágrimas se convierten en un caudal que lo arrastra nuevamente hasta el océano, siente que se va a ahogar, aparece el búho, otra vez el búho que con sus garras lo rescata de ser devorado por el mar, lo lleva hasta la punta de un árbol, se baja cautelosamente para no lastimarse las coyunturas, llega a su hacienda, sí está en su hacienda y ahora los peones si lo reconocen, es el patrón, es el patrón gritan corriendo, lo reciben como se merece, cuando llega hasta los caballo siente que es uno de ellos y observa como uno de los peones que lo recibieron a su llegada le pega con el rejo, Marcos le grita, lo amenaza con echarlo, conmutarlo sino deja de pegarle pero parece que el peón está sordo, Marcos siente dolor mucho dolor, cuando se da cuenta de su posición está en cuatro y sus patas son las de un burro, Marcos pensó “ya llegó el momento, por fin me transformé”, pero al mirar nuevamente al peón se da cuenta que también es un burro que lo que está haciendo es intentando montarlo, pero este hijueputa burro es marica o que se pregunta Marcos contrariado, logra escaparse de las patas del burro-peón y sale al trote por la llanura, mientras galopa del sol se van desprendiendo centellas luminosas que le queman el culo, siente como el culo y todo el cuerpo le arde, llega a una fuente de agua y aparece una persona espantándolo a latigazos para que no se tome el agua del pueblo, sediento se cree morir, llega a un charco de aguas podridas y toma un poco, un terrible dolor de estómago lo tira al césped, se retuerce del dolor…

Capítulo Seis

Marcos sentado en el catre de la celda de su cárcel, esperando ya los últimos procedimientos para ser extraditado, ya no queda nada de ese hombre rico y poderoso que tenía a su mando a mas de dos mil hombres y el tráfico de estupefacientes de cuatro de los cinco continentes del mundo, Juliana embarazada de un hijueputa político que se le metió por los laditos con el supuesto de ayudarle a su hombre para que no lo extraditaran, Claudia muy lejos aun de su corazón y de su cuerpo, a Julio ya lo han cambiado de prisión, ahora en realidad si estoy solo, eternamente solo, ya no me dan miedo los gringos, ni la cárcel ni la misma muerte, puede llegar ahora mismo por mí, con su cuello largo y mirar por encima de mi espalda y ver mi frustración y llevarme con ella sonriente, es más creo que ahora es lo que necesito, para que tantos arrepentimientos de los errores cometidos si ahora todo lo que queda es dolor y padecimiento. Marcos con su uniforme de prisionero se levanta de su catre y prende un cigarrillo, mira a través de la celda y se imagina un universo hermoso lleno de sorpresas y de colores fantásticos donde la gente no volvería a sufrir jamás, recuerda a Luis y a su madre, siente mucha tristeza por su destino, cree que sale de la celda y que se dirige a su casa a abrazar a sus hijos y a su mujer, a cenar con ellos y a hablar, cosa que nunca hizo en familia, ya deben estar muy grandes los muchachos, que lástima que no los pude ver crecer, pero Marcos tampoco los viste nacer, estabas tan invadido por la avaricia que se te olvidó que eras un ser humano, que nunca te haya pasado nada no significaba que no lo fueras, ahora era su conciencia recriminándole por todos los errores cometidos, y nuevamente la fiebre y el sueño del caer sin retorno, caer para siempre al abismo y jamás volver a este presente ni a este pasado que me destruye, que dolor tan amargo saberme perdido.

La fiebre, llagas en el cuerpo y un grave sabor amargo en la boca, los sueños, ahora es un ave que cae sobre el océano buscando una presa, está hambrienta, sí, eso es, está hambrienta, quiere salir por las escalinatas hasta el infinito, quiere ir hasta Marte para poder ser feliz y dejar la miseria del mundo, ahora cae nuevamente en la tierra como si fuera un ángel al que dios hubo expulsado del paraíso, sabe que es un sueño pero se demasiado real así que le duelen las coyunturas por el golpe de la caída, se levanta camina por una calle que jamás conoció en su vida, cree que esta muerto, cree que es un fantasma porque nadie lo advierte, se siente feliz de estar libre y no esta en prisión, así nadie lo vea, de todos modos no necesita que nadie lo vea, nadie lo va a extrañar, sigue caminando y entra a la iglesia, esa sí la conoce, es la iglesia donde se casó con Claudia, sí, allí está Claudia, hermosa, detenida en el tiempo de oro, se ve fantástica, pero ahora empieza a llorar, se da cuenta que sus lágrimas se convierten en un caudal que lo arrastra nuevamente hasta el océano, siente que se va a ahogar, aparece el búho, otra vez el viejo búho que con sus garras lo rescata de ser devorado por el mar, lo lleva hasta la punta de un árbol, se baja cautelosamente para no lastimarse las coyunturas, llega a su hacienda, sí está en su hacienda y ahora los peones si lo reconocen, es el patrón, es el patrón gritan corriendo, lo reciben como se merece, cuando llega hasta los caballo siente que es uno de ellos y observa como uno de los peones que lo recibieron a su llegada le pega con el rejo, Marcos le grita, lo amenaza con echarlo, conmutarlo sino deja de pegarle pero parece que el peón está sordo, Marcos siente dolor mucho dolor, cuando se da cuenta de su posición está en cuatro y sus patas son las de un burro, Marcos pensó “ya llegó el momento, por fin me transformé”, pero al mirar nuevamente al peón se da cuenta que también es un burro que lo que está haciendo es intentando montarlo, pero este hijueputa burro es marica o que se pregunta Marcos contrariado, logra escaparse de las patas del burro-peón y sale al trote por la llanura, mientras galopa, del sol se van desprendiendo centellas luminosas que le queman el culo, siente como el culo y todo el cuerpo le arde, llega a una fuente de agua y aparece una persona espantándolo a latigazos para que no se tome el agua del pueblo, sediento se cree morir, llega a un charco de aguas podridas y toma un poco, un terrible dolor de estómago lo tira al césped, se retuerce del dolor…

Marcos abrió los ojos y vio que un burro con ojos de hembra le ponía paños de agua fría en la frente mientras le decía

– Ay señor Marcos, tranquilo que lo que estaba era alucinando por la fiebre tan alta que le dio, además a todos los extraditables en esta cárcel les pasa lo mismo, lo peor es cuando creen que se convirtieron en burros o en animales para hacerse los locos y no los manden pa`l otro lado, pero ahí se les va peor

Marcos miraba como ese burro hembra o esa burra articulaba su jeta y hablaba y pensó

– los burros pueden hablar.

Mientras se reía, pero la burra prosiguió

– Don Marcos lo mejor es que se quede aquí esta noche, ¿tiene hambre?

Don Marcos la miro sin soltar una sola palabra de su boca

– Bueno de todos modos voy a hacer que le traigan algo de comer y de beber ya que debe estar usted sediento.

Y en realidad estaba totalmente deshidratado, sentía que la boca estaba tan seca como las arenas de un desierto.

- Amaneció mejor señor Marcos tiene otro semblante y parece que anoche no tuvo esas pesadillas que a usted acostumbran a darle.

Marcos la miró y al parecer si había descansado, hacia mas de dos meses que no podía dormir placenteramente o al menos bien, tubo que levantarse rápidamente de la cama de la enfermería de la cárcel y salir a bañarse y a cambiarse ya que tenía indagatoria, aunque pensó que ya para que iba, para que le dijeran exactamente lo mismo, pero eran rutinas de los sistemas penales, así que decidió hacer las cosas lo más rápido posible.

De camino al juzgado, en el camión de los guardias, que por cierto estaba mas acompañado que la caravana del presidente cuando sale a pasear a conocer la ciudad, iba otro señor, ya anciano, el cual también iba a ser extraditado, lo pero de todo es que el señor no tenía ni idea porque lo iban a extraditar, así fue como el señor se presentó haciéndose llamar Joaquín, Joaquín era un campesino que estaba medio loco, ese pronóstico lo dio Marcos cuando Joaquín empezó a hablar.

- La muerte es un proceso, no un evento; la muerte es un fenómeno que día tras día nos acecha, nosotros no vamos a la vida, vamos irremediablemente hacia la muerte y más, volteamos los ojos y ahí está imprecisa y satisfecha sonriendo con su traje negro que algún día se habrá acabado, salimos a la calle y de pronto nos mira desde el semáforo definitivo, nos acostamos a dormir o a realizar la tarea del amor y otra vez su mano huesuda subiendo por las piernas y yo nuevamente miro al techo y sonrío decepcionado. Quizás mañana no nos neguemos tanto al luchar, ya llevo más de diez y seis años recluido en esta cárcel, siendo un pobre campesino que no sabe ni leer ni escribir, pero si el señor presidente con toda su sabiduría de la mano de Dios quiere firmar mi extradición, que así sea y aunque he obtenido muchísimas cosas hay algo que no he podido hacer aún, ese algo que no me deja descansar en paz, ese algo que me atormenta y que cuando respiro me ataca directamente a las costillas como si tuviera un puñal atravesado de lado a lado, de corazón a corazón, de una orilla de la vida a la otra y aún no la alcanzo.

No hablo mucho, ya entenderán todos ustedes, pero no es que no lo haga por mi oficio (bueno no tanto) no lo hago mas que todo, es por que no me gusta, porque todo lo que yo diga va a ser utilizado en mi contra; hace tres años exactamente se me presentó por vez primera la muerte con sus ojos coralinos y profundos, con su cabello lleno de peces y de movimientos vivos, con sus manos solitarias estrellándose en contra de su rostro pálido y aunque estaba totalmente abandonada a una desolación casi fantasmal, estaba hermosa, contenida en el mundo, quizás por el placer que sentía Dios al observarla.

Hablamos y le hice un trato, le prometí amor eterno, le dije que nadie más con sus ojos, con su boca, con su pelo, con sus manos, con sus pies de acabar el mundo, con su aliento de saberlo todo, con sus pechos de América latina; pero ni ella ni yo soportamos tanta tristeza, se fue y me dejó con mi soledad que no es mucha…

Una noche soñé que era feliz dentro de un mundo totalmente diferente a éste, soñé con animales sagrados que volaban por el cielo y con rocas precipitadas y suspendidas en el aire, hasta que escuché una voz que me dijo algo como: “después de muertos los hombres, o mejor, los que iban a ser hombres que quizás iban a salvar el mundo, quedan congelados en el tiempo, el espacio se acaba, como se irá acabando el espacio de tu cuerpo” respiró profundo y volvió a decir: “te negaste a ti mismo y más acá o más allá volverás a verlo íntegro y lleno de vida, la misma que tu le quitaste antes de ser”. Desperté lleno de terror, sudaba sangre transparente y recordé aquella tarde en que la observé lleno de pánico y le dije que no podía vivir.

Ahora tres años después el que se está muriendo soy yo y no lo he encontrado aún, por eso me congelarán después de muerto y lo veré sonriente y tranquilo ayudándolo a crecer conmigo a su lado – y dijo todo esto mirando el piso de la camioneta en la cual estaban siendo llevados a ese encuentro que a veces resulta ser la muerte, no como evento sino precisamente como proceso.

Marcos lo miró perplejo, asustado, nunca nadie en la vida le había dicho cosas tan extrañas y menos un anciano campesino. Y a su cabeza vino una vez más el recuerdo de la primera vez en la que conoció al Patrón, a Don Rodrigo, y que a la entrada de la haciendo escucho:

- Buenos días – que le decía un anciano que estaba sentado en una butaca de bambú - ¿conoce usted a Rodolfo Caicedo?

Y entonces recordó como el anciano asintió con su cabeza, y pensó en él como piensa ahora mismo en su compañero de viaje, que la sabiduría solo dan los años de estar en el trabajo, en la vida, y recordó también que muy calmadamente le dijo:

– Lo está esperando.

Y que él le respondió Gracias y sacó de sus bolsillos unas cuantas monedas y se las dio, creyendo que eso era un acto caritativo, y para Marcos hace quince años el anciano lo había mirado complacido y le había dado miles de bendiciones, por que Marcos era una persona muy sensible y humanitaria, quizás también por el trato que la vida le había dado a él y a su familia descubrió que las demás personas deberían ser tratadas con respeto y amor, pero solo ahora comprendía que la compasión fue al contrario que el que sintió compasión por él fue aquel viejo que sabía muy bien a que estaba entrando, y que aquel joven al que le habían matado a su familia le iba a tocar terminar muy mal, pero que igual nadie le iba a poder explicar nada, por que cuando se es tan testarudo la experiencia solo se gana viviéndola, y a Marcos le había tocado usar ese camino. Eso era lo que le parecía el viejo del pueblo que parecía inmortal y que ahora estaba frente a él recordándole que ese era el camino que el había decidido caminar, y que frente a eso no se podía hacer nada más que seguirse como los hombres lobos de sus sueños para borrarse los pasos.

De un momento a otro el calor se volvió insoportable Marcos empezó a sudar por todo su cuerpo, por su rostro escurría un manantial de sudor, por las axilas, en la ingle, por la espalda sentía como caían los chorros de agua empapándole el pantalón, de un momento a otro el sudor empezó a nublarle la vista, se sintió mareado, con nauseas, sintió que sus piernas le temblaban y pensó,

-¿para qué tienen tan esposado a un anciano como el que va conmigo y a un enfermo como yo?

Las rodillas le dolían nuevamente y se sintió desfallecer, se limpió el sudor de su frente y de sus ojos y al mirar a Joaquín se dio cuenta que seguía hablando y que ahora al igual que él se había convertido en un burro,
-pero que cosa mas extraña-

Pensó, Joaquín era también un burro, y movía las orejas y el hocico desesperadamente. El camión se detuvo y al bajar a los dos retenidos todo el mundo estaba convertido en burros, los guardianes, la gente que pasaba, los policías que estaban dentro y fuera del juzgado, lo peor de todo es que todos mientras iban caminando iban cagándose sin recriminar el lugar, por eso todo olía a mierda, a Marcos le dio risa pero no se reía, el juez por ejemplo, era un burro con toga, pero el miembro se le veía por debajo de la mesa y de la misma toga, en el televisor que estaba dentro del juzgado estaba el presidente de la república dirigiéndose al país en mensaje de suprema emergencia, y Marcos pensó que estaba dirigiéndose al país de los burros y se preguntaba que si nadie mas se daría cuenta que todos eran unos hijos de puta burros que se meaban y se cagaban por todos lados sin respetar a nadie, y que desde el señor limosnero, hasta el abogado, el ingeniero, el policía el juez eran burros y que el jefe era el señor presidente de la república que era el burro que tenía las orejas mas grandes y una corona que le quedaba inmensa y que torpemente cuando se le caía torpemente al igual trataba de volvérsela a poner con sus cascos pero no podía.

Al final efectivamente el burro mayor firmó la orden de extradición de Marcos, nadie dijo nada, Joaquín iba con él también a mayami. Los subieron rápidamente a un camión que los llevaría al aeropuerto militar para coger el avión que los llevaría a la USA, Marcos se preguntó entonces antes de subirse al avión -¿los gringos serán burros monos y ojiazules?

Capítulo Cinco


Marcos se levantó ese mañana totalmente animado por las buenas noticias de la noche anterior donde el abogado le prometió una rebaja de pena por buen comportamiento y por la misión católica que en ese momento desempeñaba en la cárcel. Ese día aunque feliz, levantó sus ojos y miró hacia alrededor de su horizonte y vio como las paredes de la celda además de rayadas y roídas por la humedad, estaban infestadas por muchos secretos y silencios, sintió que en realidad las paredes hablaban y que a pesar de su situación de preso, estaba libre por encontrar en cada uno de los trazos que deformaban el orden de la pared los secretos mas abismales y aberrantes de todos los hombres que habitaron allí, sintió pena porque muchos de ellos fueron inocentes y se preguntó si en realidad el sistema penitenciario era realmente efectivo con las labores de re socialización que el estado buscaba para la formación de una sociedad mas justa y mejor. En ese momento dirigió su mirada hacia el piso de la celda, estaba totalmente roído por el uso, por el peso de las culpas y se pregunto nuevamente si los delincuentes pesaban mas que una persona normal ya que supuso que las penas de verdad pesaban y no solo en el alma porque aunque como mucho le habían dicho que la libertad estaba en el interior y no en el exterior pero el necesitaba la libertad exterior para ser feliz para que mañana pudiera ser un hombre común y corriente con una familia común y corriente sin la necesidad de presunciones ni nada por el estilo, no necesitaba ya ni siquiera del dinero porque en Dios había encontrado el mejor sustento para ser feliz y para sobrevivir a un mundo caótico, porque en Dios había encontrado la salvación. Marcos ahora estaba trabajando en la iglesia de la cárcel ayudando al padre como monaguillo, de vez en cuando se tomaba el vino para consagrar pero por lo demás era una persona que confiaba tenazmente en las promesas de liberación que Dios les dio a los hombres.

- Marcos, vos porque crees tanto en Dios si ni siquiera te ha sacado de aquí.

- Mire Jesús - que era un señor que trabajaba en la carpintería del centro de reclusión y llevaba más de treinta años en la cárcel por homicidio culposo con dolo a su esposa, ya que la decente señora le había puesto los cachos con un hermano suyo y ni por el chiras el señor iba a matar a su hermano si no a ella de una forma muy elegante, la obligó a hacer el amor con él y cuando la señora estaba totalmente excitada don Jesús le puso el cañón del revólver en la vagina y boom, de ahí bolo la señora para dentro, o sea no quedó nada de ella por dentro.

- Dios es el único que puede salvarnos de este mundo tan berraco, por eso es el único en el que yo creo, es el único que puede llevarnos al paraíso, él lo prometió a los hombres, además entregó a su hijo para la salvación y el perdón de todos nuestros pecados. Si quiere don Jesús le leo un pasaje de la Biblia - inmediatamente sacó de debajo de brazo derecho una Biblia pequeña, guardada cuidadosamente en un estuche de cuero que le había regalado el padre el día en que Marcos quiso transformarse

- No don Marcos, yo ya no creo en eso, yo también en el primer año que estuve aquí, hasta el segundo, creí que Dios era el único que podía ayudarme a sacar de aquí, pero no, yo ya no creo en eso.

- Don Jesús, pero eso es porque usted ya no tiene fe, usted ya perdió su fe.

- No don Marcos yo tuve mucha fe, pero un día me puse a pensar, será que Dios fue el que me mandó a matar a mi mujer por los celos, o será que el me dio el revolver para matarla, o el me lo cargo, o el me hizo un ser celoso, o el tentó a mi hermano y a mi mujer para que me fuera infiel o que.

- No señor, Dios no tiene la culpa por nuestros actos, Dios es todo amor y todo lo que hace lo hace por el bien de cada uno de nosotros que somos sus hijos.

En ese momento don Jesús se sintió incómodo por la conversación y se dirigió nuevamente a su lugar de trabajo y le dijo de muy mal humor:

- Mire Marcos, siga creyendo en su dios, pero a mí no me venga con esos cuentos chimbos - salió rengando por la conversación que había tenido minutos anteriores con Marcos.

Marcos se convirtió en un personaje público en la cárcel, ya que intentaba ayudar al máximo a sus compañeros reclusos, cuando llegaba algún violador a la cárcel lo protegía, ya que como era costumbre a los violadores los tomaban a la fuerza primero y luego los mataban. Creía que de esa manera estaba perdonándoles a Daniel y a Felipe la despedida de la capital, realmente eso fue lo que más lo acerco a Dios, ya que cuando no era el eterno sueño de los hombres lobos que lo perseguían por la trocha y él no tenía otra opción que salvarse tirándose al infinito, provocándole tal sensación de libertad y de desasosiego que le hacían feliz por un momento, hasta que la crudeza de la realidad falsa lo obligaba a despertar, era el temor de no saber en quien confiar, si Joaquín buscaba lo mismo, si de pronto una noche le iba a llegar otro papel invitándolo a las duchas a tomarse un trago de aguardiente y ahí nuevamente una toalla que le tapara la boca, y esta vez no tres, sino cuatro o cinco golpes secos en la cabeza, para que fuera más dócil, para que se quedara en cuatro, y volvieran las risas, y el dolor en su culo, con menos sangre, por que ya lo habían ablandado, un silencio, no más risas, y solo el ruido del agua cayendo contra el suelo, y otra vez el mismo río contaminado, donde caía y se ahogaba entre excrementos de animales y humanos, entre los fluidos corporales de los hombres onanistas, que se consentían el miembro, entre la embriaguez de los barrotes nocturnos de la cárcel a causa del guaro, que se dejaban llevar por el sifón de la cañería vieja con olor a oxido, a sangre, a humano. Marcos que en sus sueños encontraba una rama de árbol con la cual por fin lograba salir del río, ahora creía que esa rama era el brazo de Dios extendiéndose sobre él para que pudiera librarse de esa podredumbre. De tanto pensar en todo ello una vez se acercó a la capilla de la Cárcel y se topo con el cura que iba saliendo y le pidió que por favor lo escuchara que tenía muchas cosas que contarle a Dios, y que como su mama le había enseñado tenía que hablar con un cura, que por favor que le sacará ese peso del cuerpo, que apenas si podía caminar. Y efectivamente el cura lo escucho en secreto de confesión, y Marcos le contó de Luis, de su mamá, del mocho, de don Rodrigo, de Claudia y Juliana, las dos mujeres de su vida, y de Felipe y de Daniel, un par de hijueputas.

- Padre, no se que hacer, creo que estoy solo que los hombres lobos vienen por mí, y no tengo nada que hacer más que sentarme a esperarlos, a esperarme, para acabar con esta vaina.

- Hijo mío, Dios no te ha abandonado, y si estas ahora acá es por que tienes que responder por todos tus pecados, pero nuestro benévolo Dios envió a su hijo a la tierra a que muriera por nuestros pecados.

- Pero Padre, por los pecados de esos hombres no por los míos.

- Cálmate, Dios te puede perdonar ahora, si tu arrepentimiento viene de tu corazón. Y diciendo esto le dijo que rezara tres padres nuestros, dos aves marías, y que siguiera más venido a misa, que comulgará que si en verdad estaba arrepentido Dios iba a ayudarlo.

Entonces Marcos comenzó a asistir a la capilla, y decidió que iba a proteger a los violadores como muestra de perdón. Además comenzó a ayudar a servir la comida en el comedor, intentó hacer un grupo de oración fuerte al espíritu santo pero fracasó cuando les pidió colaboración económica a sus compañeros. Y vino nuevamente el desencanto.

Marcos buscó otras maneras de resarcir sus culpas, quizás Dios era una buena opción, pero el pecado lo tenía pegado a la piel y no conocía un método que alejara ese sentido de culpa de su conciencia, intentó libar a su Dios con los corderos de la noche en busca de otro tipo de felicidad, intentó promover el amor entre los hombres para no pecar por omisión, hubo cumplido cabalmente el mandamiento del amor que Jesús promulgó en la tierra, pero nunca fue suficiente, así que recurrió a la filosofía, encontró en la reflexión otro espacio donde ser mejor:

- Si los griegos eran tan sabios por medio de la razón ¿porqué yo no?

Leyó a Platón y a Aristóteles, pero descubrió que la forma de vida de ellos era totalmente diferente y desistió.

La mañana en que Marcos descubrió que no tenía otra opción en la vida sino la de pagar sus pecados por medio de la perdida de la libertad se sintió indignado de sentirse amado por Juliana, además Juliana era una mujer joven y hermosa como para que siguiera detrás de él, esperando a que en cualquier momento pudiera salir de la cárcel, pero ya Marcos había perdido la fe, salió de su celda hacia al baño para darse la ducha diaria, hacía más frío que de costumbre, se le metió por los huesos el soplo amargo de la soledad y de la desesperación, iba en calzoncillos tiritando, pensó que nuevamente vendría la fiebre y con ella las alucinaciones y el dolor de los sueños donde siempre terminaba muerto de alguna forma espiritual, abrió la llave de la ducha y desde el cielo calló un cubo inmenso de hielo que le rompió la cabeza por la mitad, ahora Marcos y sus pensamientos eran dos mitades, se desplomó en contra de la baldosa del baño y dos compañeros lo socorrieron y lo llevaron hasta la enfermería, ahora Marcos era un ser doble, en sus sueños pensaba doble, efectivamente la cabeza se le había partido por la mitad y ahora tenía una mitad derecha buena y otra mitad izquierda mala, cada vez que en sus sueños imaginada un suceso lo pensaba desde sus dos mitades, demediado y triste caminaba por todos los pasillos de la cárcel y cantaba canciones de amor, cantaba tangos y baladas de la antigua ola, pero su otra mitad iba con un balde de agua fastidiando en plena madrugada a todos los reclusos y gritándoles improperios en contra de sus familias y sus humanidades. La segunda noche de su transformación en un ser doble sintió que su lado derecho seguía intacto, pero su lado izquierdo se estaba convirtiendo en burro nuevamente y los sueños, el sudor por la espalda, otra vez era un burro y todas las demás personas también, lo difícil era que nadie más se daba cuenta que Marcos era un burro muy malo y todo lo que hacía les parecía divertido, hasta que un día con una cuchara en pleno comedor se le abalanzó a otro recluso que se estaba burlando de él y le sacó un ojo, el ojo salió volando como si hubiera sido una estrella fugaz que a su paso dejaba una estela roja y viscosa mientras caía sobre el plato de sopa de arroz que ese día habían servido en el centro de reclusión. Inmediatamente los guardianes tomaron a la fuerza a Marcos que parecía poseído por un demonio y lo llevaron hasta el calabozo, pero nadie se dio cuenta que el que había hecho eso no había sido Marcos sino su parte mala, su parte izquierda, la asesina, Marcos intentó explicarlo pero nadie le puso atención, además porque después de semejante suceso le pegaron hasta mas no poder.

Duró casi un mes dentro de una celda de dos por dos metros, totalmente oscura, allí le pasaban los alimentos por una rejilla diminuta que se encontraba en la parte inferior de la puerta, además que parte del castigo consistía en que solo podía recibir una vez alimentos al día y además tres horas de azote. Cuando salió del calabozo estaba totalmente flaco y acabado, ojeroso, feo, barbado, con el cabello lleno de piojos, con el cuerpo totalmente lacerado por los azotes que recibió, pero había una muy buena noticia, ya no estaba demediado, ya no estaba partido por la mitad, ahora estaba completo, parece que el dolor y el la exclusión ayudaron a que se completara nuevamente.

Cuando llegó de nuevo a su celda había un compañero nuevo, dizque había llegado por maltrato a menores, le había dado una golpiza a su hijo de catorce años que casi lo deja en coma y a demás de todo cuando llegaba borracho a la casa le quemaba las manos con los cigarrillos, o sea que el tipo era un loco, era un depravado, entonces Marcos no sintió ni el menor gusto por compartir su celda con un personaje de estas facultades tan desagradables, al fin que Marcos prefirió empezar a escribir una novela, recordando lo que había aprendido cuando conoció a sus violadores, recordando como con cada cosa que les pasaba ellos comenzaba a escribir y las palabras le iban fluyendo sin necesidad de forzarlas, por que con todo el tiempo que se tiene en esos sitios, la mente se entrena para dejarse ir, para simular un escape de la soledad de los barrotes, y pues si ellos podían hacer eso, por que Marcos el niño que vio a su hermano morir y que todas las noches soñaba con sus hombres lobos, no iba a poder.

Esa noche le pidió el favor al guardia de turno que le consiguiera un cuaderno y un lapicero, encendió un cigarrillo, y primero se le ocurrió escribir la historia de una familia que no saliera de su casa, pero le pareció muy aburrido, entonces decidió que no saliera del pueblo, pero le pareció aún más aburrido además se le hacía muy parecida a la historia de un escritorcito por ahí que se había ganado un nobel, y pues eso no era lo que el quería, el quería que escribiendo le pudiera enseñar algo a alguien, así que mejor decidió ponerse a escribir sobre su propia vida, su triste historia, pensó que era para dejarle un legado a la humanidad y para que las nuevas generaciones no cometieran los mismos errores que él había cometido. La novela era algo así, primero esbozo toda la historia empezando desde el momento del asesinato de su hermano, seguido por las espantosas pesadillas que sufría, luego contaría parte de la historia que vivió con su esposa, como la conoció, como la enamoró y como la perdió, luego contaría apartes del negocio, desde cuando empezó como mensajero de los duros, luego como empezó a construir las lanchas y después como se volvió un duro, el fin de la historia estaba ubicado en la cárcel, sus últimos días pensaba entre lágrimas, como fue su padecimiento en la cárcel y todos los dolores que sufrió allí.

Llevaba tres días escribiendo la novela y encontró en ésta la mejor forma de redención con sus dolores y sus pecados, cada vez necesitaba de más y más memoria para poder narrar todos los acontecimientos relevantes de su vida y además de involucrar todos los acontecimientos que por algún motivo se le habían olvidado en el esbozo primario. Ya no tenía el duro golpe de la soledad y de la ausencia de los seres queridos en las entrañas, la literatura en realidad era una salvación, una real salvación para los hombres pecadores y entendió porque los grandes poetas y escritores recurrían a este instrumento para ser felices. En realidad se sentía feliz, sentía que por primera vez en su vida estaba haciendo algo bueno y no era por él, el compromiso que sentía al escribir la novela era solo por la humanidad, por los demás hombres y mujeres a los que les había tocado pasar por situaciones similares.

Al décimo día le mostró por vez primera su trabajo a Melquíades, un viejito loco que supuestamente ya había cumplido su pena pero por no tener a donde ir había preferido quedarse en la cárcel con sus amigos, además que todo el mundo lo conocía era reconocido por sus poderes de curación mágicos, por la lectura precisa que daba la cigarrillo de cada cual, por la lectura de la palma de la mano y la lectura certera de las cartas sobre el pasado, el presente y el futuro, se decía además que él tenía comunicación con seres del más allá y que sabía que crímenes había cometido cada nuevo integrante de la prisión. Marcos lo abordó en su celda y se le acercó diciéndole

- Melquíades, que pena incomodarlo pero es que necesito que me haga el favor de revisar esta novela que estoy escribiendo, es la historia de mi vida, necesito que me de una opinión sobre lo que usted considere a cerca de ella, es de vital importancia.

Melquíades lo miró de arriba abajo, sospechó que la novela iba a ser terriblemente mala y sin hablarle le estiró las manos para que se la pasara, Marcos se la entregó nervioso, esperando a que empezara a leerla, Melquíades de nuevo lo miró y le dijo

- Mire Marcos déme al menos una hora para darle una lectura rápida, váyase para su celda y venga dentro de una hora.

Marcos salió de la celda de Melquíades nervioso, pensando en todas las posibles respuestas que éste pudiera darle, se sentó en su catre y empezó a fumar mirando hacia el techo desesperado, se fumó muchos cigarrillos y el tiempo no pasaba, lo primero en la vida por lo cual valía la pena vivir lo tenía en la decisión de una anciano al cual todos los presos lo consideraban un genio o un sabio, Marcos no dejaba de mirar la hora en la puesta del sol que daba muy lejos de la celda, sentía como el sol, empezaba a derrotarse por otro día, sentía como todas las personas después de un duro día de trabajo regresaban a sus casas a descansar. De pronto se salió de su abstracción y se dio cuenta que ya había pasado una hora y que era el momento de ir hasta la celda de Melquíades para preguntarle que como le había parecido, que si tenía futuro como escritor, que si de pronto a las generaciones futuras les serviría para que no cayeran en la tentación de la avaricia y después cayeran en las manos de la desgracia, se puso los zapatos y se dirigió hasta la celda de Melquíades que estaba en la misma posición cuando él había ido a llevarle la novela, la novela estaba exactamente al lado de su cama en el mismo lugar donde la puso cuando Marcos se la entregó. Cuando Melquíades vio a Marcos en el marco de la puerta de la celda, casi sin mirarlo levantó la mano y le alcanzó la novela, Marcos estaba esperando que el dijeran algo cuando Melquíades abrió la boca y le dijo

- Vea Marcos usted me cae muy bien, pero olvídese de la literatura, usted no es bueno para eso.

Marcos no dijo absolutamente nada, bajó la cabeza y se dirigió nuevamente hasta su celda, allí cogió el cuaderno y lo guardó debajo del colchón, pero se le ocurrió aunque decepcionado otra forma de escribir literatura y recordó que un tío por parte de su papá recitaba poemas en la plaza central del pueblo y Marcos se dijo:

- Eso si debe ser más fácil.

Inmediatamente tomó su cuaderno que estaba debajo del colchón y emprendió la tarea de escribir poemas de amor o de desolación o de muerte y misterio, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por crear algo para dejarle a la humanidad, así que empezó y escribió

El hombre inserta sus manos en los bolsillos
Y cuenta lo poco que le queda
Para no olvidar su pasado feliz,
Para luchar en contra de esa bestia fulminante
De la soledad,
Respira y la ciudad transpira ese aroma
De carros reemplazando a seres humanos,
Parpadea y toma un bus que lo lleve a cualquier parte
Que de pronto sea su hogar,
Recorre con sus pasos fatigados
Las calles taciturnas
Bajo la luna de espesos cabeceos,
Llega a alguna puerta
De tantas que hay en la capital,
Pero en la única
En donde el amor es un viento,
Es una ráfaga de tiempo,
Mira a su mujer por debajo del humo de su cigarrillo,
Carga a su hijo y su peso
Le parece un descanso de humor caliente,
El hombre observa el noticiero
Y no quiere saber más
De esa muerte escoba
Que arrolla a su país amado,
No quiere saber más de esos otros colombianos
Que desde la lejanía
Abandonaron sus puestas al sol.
El hombre agacha la cabeza
Y siente con dulzura
Que mañana será otro día
En el cual la derrota no es permitida.

Después de haberlo escrito lo leyó diez veces, en realidad le pareció muy bueno, así que le puso el título y se llamó “Un hombre dentro de su propia cárcel”, le pareció que el título era bueno, esa noche creyó que iba a dormir placenteramente, pero de nuevo los sueños, de nuevo las pesadillas y nuevamente él corriendo para que los hombres lobo lo se lo devoraran, para que no llegara la muerte tan desprevenida. A las tres de la madrugada se despertó envuelto en una capa inmensa de sudor, de miedo y de soledad.

sábado, 15 de septiembre de 2007

Capítulo Cuatro

Marcos con pantalón de lino italiano blanco, camisa de seda griega blanca, zapatos de cuero de cocodrilo cafés, reloj enchapado en oro con incrustaciones de diamantes, cadena de oro de 80 quilates con dije del divino niño de rubíes, con gafas police oscuras para ocultar la mirada burlona, en los bolsillos del pantalón de lino italiano, fajos de billetes de dólar, en este momento es inconcebible andar con billetes pobres, pensaba. Recorría el cuarto apresurado buscando algo que no encontraba; abría cajones y después los tiraba insatisfecho al no encontrar lo que buscaba, revolvió el armario que estaba lleno de ropa y zapatos, sintió odio por Claudia y sus inmensa cantidad de chiros inservible usados a lo sumo dos veces, buscaba una camándula que le había regalado sus mamá años atrás cuando era un don nadie, sin expectativas de éxito, cuando solo quería una rancha para su mama y nada más, ahora tenía todo lo que un hombre podía desear, hasta poder odiar a su mujer con toda el alma y mantenerla aún a su lado. Hoy necesitaba a Dios de su lado y el regalo de su mamá lo iba poner en el bolsillo de su pantalón.

- Claudia, nos vamos pa’ la finca, aliste a los niños que tenemos invitados.

Claudia estaba dormida, tantos años de casados y nunca la había inmiscuido en sus negocios, ese había sido el trato desde el día en que acepto estar con él no estar cerca de negocios sucios.

– Es que los socios quieren conocerla y a los niños también - le dijo Marcos con su voz gruesa por el ron después de ponerse el sombrero gardeliano, Claudia lo miró con asombro pero también con desprecio, se levantó de la cama sin muchas ganas atravesó el cuarto y salio al contiguo, estaba cansada y sin animo de salir a ningún lado, abrio la puerta y vio a los dos niños dormidos en una sola cama como era costumbre desde pequeños, se acostaban los dos juntos sin otra razon que la de acompañarse en el sueño. Despertó a los niños moviéndolos suavemente.

- Niños hay que levantarse, párense rápido - dijo claudia suavemente, quitandoles las cobijas y pegando un grito para llamar a Maria para que le ayudara bañando a los niños, mientras ella se arreglaba

- Para donde vamos Mami?

- Para la hacienda papito, a una reunión de su papá - salió de la alcoba encontrándose con Marcos que ni siquiera la miró, ella era un objeto más de la casa.

Se metió al baño, se quitó la pijama y observó su cuerpo, todavía conservaba sus senos duros y parados, sus nalgas fijas y sus caderas pronunciadas pero al pasarse las manos por su vientre sintió que las estrías se estaban empezando a notar, bajó sus manos para comprobar si en sus muslos pasaba lo mismo acariciando los rótulos que enunciaban su edad, se miro al espejo mirando su piel, antes morena y pareja por el sol, ahora era solo una sombra de un pasado ya lejano, de una juventud perdida y destrozada en una licuadora que le sacaba sus jugos cada minuto. Se sonrió mirándose al espejo. Subió de nuevo sus manos y sintió que su vagina estaba caliente, se volvió a tocar y le gustó, se pasó la mano entera para taparse los labios repitiéndolo varias veces sintiendo una corriente en la entre pierna que la hacia temblar muy suavecito, hacía mucho que no tenía relaciones sexuales con su esposo y sentía la necesidad de estar invadida por un cuerpo extraño, estaba completamente complacida cuando la voz de su marido desde afuera grito afanando:

– Apúrele Claudia que vamos a llegar tarde, vea que no ha bañado ni a los chinos - Claudia salió de su abstracción y se sintió muy mal

- Maria debe estar bañándolos, déjeme bañar tranquila porque no aviso anoche que teníamos que madrugar.

- Esos chinos malcriados no quieren dejarse bañar que solo si usted va y los baña se arreglan. Apúrele mas bien de estar hablando tanto - dijo Marcos golpeando varias veces la puerta.

Claudia abrió la ducha del baño y se enjuagó lo más rápido posible, cuando salió del baño su esposo estaba parado en la puerta, parecía que se hubiera dado cuenta de lo que había hecho en el baño porque la tomó a la fuerza y le quitó la toalla, la besó en el cuello, la froto bruscamente contra su cuerpo, buscándole la vagina con los dedos pasándolos abruptamente como si estuviera amasando plastilina moviéndolos circularmente sin ningún deseo. Se bajó la cremallera del pantalón, la penetró con todas sus fuerzas, con odio, y en tres movimientos y un pequeño suspiro llegó más rápido de lo normal, Claudia pensó: El amor se va cuando ellos llegan.
Marcos se puso de pie y miró a Claudia recordando cuando ella todavía era joven, cuando esparcía su aroma a jazmines por toda la habitación, y sus ojos brillaban iluminado su camino. Ahora la veía echada en el piso con arrugas y ojeras en su cara, con las piernas medio abiertas, pálida y sin brillo. Sintió un dolor frió que le subía del estomago al pecho y se apoderaba de su corazón, sintió que una lagrimas veía a sus ojos, la amaba mucho, sentía remordimiento por que sabía que en parte era culpable. Pero inmediatamente empezó a odiarla no la aguantaba, no aguantaba esa cara de estúpida que ponía, su falta de carácter frente a él, el hecho que no hablara y se comunicara, Marcos se sentía solo, Claudia ya no le hacía compañía. Por eso le odiaba lo había abandonado. Al tener esta certeza frunció el entrecejo y grito:

– Apúrele que vamos a llegar tarde.

Claudia totalmente insatisfecha pensó en meterse otra vez al baño a terminar lo que había empezado sin la ayuda de ningún hijueputa, pero que va, Marcos apurando, así que se vistió rápido, bañó a los niños y al estar listos le dijo a Marcos “ya estamos listos” como si fueran objetos para una venta. Marcos llamó a su conductor y a un guardaespaldas para que los llevaran hasta la finca, pidió que le sacaran la care sapo, una camioneta verde Toyota que había mandado engallar especialmente para mostrársela a sus colegas. El viaje duró dos horas y no era una finca sino una hacienda con toda su magnificencia, hermosa, grandísima; cuando Marcos llegó ya estaban la mayoría de los invitados, algunos jefes de fuerzas insurgentes, aunque en realidad eran todos, para negociar las nuevas rutas que Marcos con su genialidad les iba a administrar. Cada uno de los invitados iba con sus familias respectivas, así que mientras los hombres discutían de los negocios, sus mujeres hablaban acerca de los objetos que tenían en su lugar de residencia y sus incontables viajes con sus maridos, o como algunas iban solas por que al marido no le gustaba salir del país. También hablaban de los cómodos vestidos de diseñador que habían comprado y con su bien sabida extravagancia, las tierras que habían adquirido al norte de la isla. Su mundo consistía en mercancías adquiridas o por adquirir pero parecían no tener otra cosa de que hablar que de objetos, Claudia se aburría largamente con este tipo de conversaciones en las que de vez en cuando participaba por obligación. Ya no gustaba mucho de las cosas que pudiera comprar solo las compraba por rutina pero ya no sentía el placer que aún se veía fresco en sus compañeras de charla. Prefería fingir que vigilaba a los niños que estaban en la piscina jugando. Las negociaciones se extendieron todo el día y con su respectiva noche, al día siguiente se dedicaron a cuadrar los últimos detalles, terminando al mediodía de firmar los papeles necesarios, se inicio la celebración con la muerte de un becerro que sería brindado a todos los invitados. Alistaron la mesa, los hombres iban cada uno al lado de su esposa, se sirvió el becerro que estaba asándose en un asta triangular al calor de una brasa. Claudia se sintió incómoda por las miradas de uno de los negociantes, al parecer el más joven y bien parecido, el único que no iba con mujer ni hijos, Claudia intentó evitarlo, pero al entrar la noche después de la cena cuando los hombres se dedicaron a tomar y los niños a dormir, Claudia se perdió para siempre en los besos y en las caricias de aquel hombre que si acaso lo único que conocía era el nombre: Fermín.

En medio de tanto alcohol empezaron a sonar tiros y gritos en la madrugada, era de la emoción de los negociantes por cerrar tan grande acuerdo, al otro día nadie se acordaba de los sucesos únicamente Claudia y Fermín que consumaron su amorío escondidos en el invernadero de la casa sobre una mesa llena de tierra y semillas sin sembrar. Marcos ni siquiera se imaginaba que algo así estaba sucediendo en sus propias narices, estaba ocupado con su jefe Rodolfo al parecer ese día era el decisivo, estaba dispuesto a terminar con el resto de las ataduras que lo mantenían siendo un simple peón, así que se dirigió a su cuarto y sacó el revólver, lo cargó enteramente e invitó a su jefe a conocer el resto de la hacienda a caballo, últimamente había adquirido unos hermosos caballos de paso fino y obviamente Marcos quería tener el honor de salir a dar un paseo en ellos con su patrón, así que se montaron cada uno en un caballo y se fueron hacia la cancha de fútbol que estaban construyendo. La cancha quedaba una media hora a buen trote hacia el norte de la cabecera de la hacienda, en el camino Marcos mascullaba dolorosamente cada uno de los pasos que había planeado cuidadosamente, tocaba disimuladamente el revolver que tenía escondido en la silla del caballo, tenia seis tiros en el revolver solo podía usar la mitad sobre el patrón y los otros tres al aire, lo iba a hacer pasando la colina de la quebrada que hay era difícil de llegar rápido y por que el sonido cojía para varios lados y no se sabía de donde venia, cuando estaban llegando Marcos se detuvo un poco, Rodolfo volteo a mirar al sentir que su acompañante había parado, giro un poco la cabeza y empezó a revisar nerviosamente los alrededores, estaban solos.

- ¿qué pasó, porqué se detiene aquí, no vamos a conocer la cancha que está construyendo y donde jugará el glorioso…-

Marcos no lo dejó terminar de hablar cuando le dijo

– Patrón yo a usted le debo muchas cosas, pero este negocio es de supervivencia.

Desenfundó su arma y le propinó tres disparos en la cabeza…

Marcos titubeo un poco antes de halar el gatillo la primera vez, era el primer morraco que se echaba el mismo encima, miro los ojos de rabia del que era su jefe, y no le dejo reaccionar para que sacara su propia arma. Marcos ya lo había preparado todo y había contratado a diez hombres del pueblo pa’ que hicieran bulla y dispararan cuando escucharan la primer detonación, cuando se escuchó la balacera todos los invitados y sus guardaespaldas inmediatamente sacaron sus armas y se fueron a dar plomo, cuando llegaron al lugar de los hechos encontraron a Marcos abrazando el cuerpo de su antiguo jefe, derramando lagrimas y disparando a la loca, maldiciendo a los hijueputas que lo habían acabado de matar.

El entierro funesto, el jefe fue enterrado en su pueblo natal donde todos sus familiares y empleados fueron al velorio que duro varios días, las averiguaciones acerca del asesinato no habían avanzado mucho pero todo parecía indicar que se realizó por parte de los capos que habían quedado fuera del trato de transporte con las lanchas de Marcos. Después del entierro empezó una pequeña guerra que no rindió fruto a ninguno de los dos bandos por lo cual terminó rápido, en un armisticio que nunca llego a romperse. Y el nombramiento del nuevo jefe, el nuevo capo, Don Marcos.

Marcos solo iba a controlar los negocios de droga y armas desde el pueblo donde él tenía la hacienda. Era un pueblo cocalero de varias generaciones; a este llegaba gente de toda la isla para conseguir el trabajo que no encontraban en ningún otro lugar, el pueblo a medida que iban pasando los años se poblaba más de recolectores, pequeños negociantes, prostíbulos, casas de juego; los habitantes originales se iban desplazado poco a poco a los lindes de la ciudad aberrados de lo que se estaba convirtiendo su antes tranquilo lugar de vivienda, y Marcos mientras tanto iba construyendo una cancha de fútbol en la hacienda para que allí jugara el glorioso. El que antes era un pueblo de unos diez mil habitantes ahora se veía de treinta mil, con nuevas casas construidas sobre los cimientos de las antiguas, que llenaban de polvo y sangre las calles de un municipio sin botadero ni hospital. Nuevas calles se improvisaban cada vez que caía un rancho sobre este pueblo, laberintos que creaban los nuevos residentes que se rotaban cada temporada, por que algunos solo iban de paso, viajeros en busca de la cosecha con las manos llenas de esparadrapo de tanto a halar ramas.

Las vueltas ahora de jefe lo hacían involucrar menos con sus anteriores trabajos, ya no tenia que construir las lanchas ni negociar armas en el caribe el mismo, tampoco tenia que vigilar distribuidores pequeños en los puertos, sino que tenia que velar que todos los negocios estuvieron produciendo, buscar nuevos, viajando a otros países, dar ordenes y emparejar a aquellos que iban por mal camino, faltoneando o haciendo vueltas por su lado, su mayor actividad se centraba en la vigilancia de la recolección y en transporte de droga al extranjero, el era especialista en esto con sus barcos artesanales que habían pasado ya de diez toneladas de droga con el mínimo de perdida, todo lo atendía por teléfono y en muy poco casos iba él personalmente. Todo lo manejaba personalmente Fermín uno de lo hombres de más confianza del difunto Don Rodolfo, y ahora mano derecha de Marcos. Fermín estaba encargado de un viaje de cuatro toneladas del cual ya habían salido dos en tres viajes, y ese día iban a salir el cuarto viaje con casi una tonelada todo había salido bien hasta que Fermín llamó.
– Que tal patrón como ha estado, que pena molestarlo pero es que aquí tenemos un problemita.

- Diga pues que pasó güevon que estaba ocupado.

Dijo Marcos mirando ansiosamente a Juliana que lo miraba desde la cama excitada

- Que pena patrón, pero es que se nos perdieron 40 kilos-.

Juliana era una pelada del pueblo vecino la había conocido durante las ferias de San Cristóbal, primera vez que la vio el estaba en el palco de la plaza de toros junto con el gobernador del departamento entonces la vio pasar con sombrero de feria ya gastado, unas flores en sus manos y el poncho al hombro recién comprado. Era la mujer más bella que había visto desde hacia bastante tiempo, y de pronto desapareció en la multitud que miraba la corrida. Toda la corrida estuve tratando de ubicarla pero no la ví más, fue hasta la noche en la plaza junto a la concha acústica entre borrachos bailando y las malas luces de la orquesta que estaba tocando, le dije a uno de mis hombre que me la trajera. Le hable unas horitas, de quien era yo de lo que le podía dar, que estaba dispuesto de enamorarme de ella si ella me acompañaba en mi hacienda, que no se preocupara de mi mujer que ella no salía de Santa Marta, que necesitaba una mujer que de verdad me moviera el piso, hace rato que no sentía amor por nadie que no fuera el que le tenía al dinero. Después de las ferias Juliana no se volvió a separar de Marcos ni un solo día excepto cuando viajaba Santa Marta o fuera del país. Cada día que pasaba la colmaba de regalos, que eran retribuidos en especie.

Marcos le regalo una finca a la familia de Juliana para que pudieran trabajar sus tres hermanos y donde vivieran tranquilamente los papas, vivía con él en la hacienda donde tenia todo lo que él le pudiera dar, a veces Marcos tenia pesadillas en las noches que le recordaban el pasado que estaba enterrado en el fondo de su arrugado corazón, veía a su hermano en la vieja rancha de los islotes de Santa Marta con un vaso de jugo de guayaba en sus manos fumándose un pucho lentamente sonriéndole, y algo más tenue el sabor de la larva que hacia quince años había partido a dos con sus muelas y en la mesa un plato de comida que la mama le traía con pescado recién recogido del mar, la mamá empezaba a contarle los chismes del día

– Imagínate que el hijo de Pepa borracho se cayo por el desfiladero de chorrillo y se partió una pierna y esta tirado en la cama sin trabajar, ay pobre la Pepa como sufre con ese muchacho bueno para nada, solo se emborracha y como que también roba por que nadie sabe de donde saca plata pa’ jartar.

Miraba entonces a su hermano que le sonreía sin hablarle, bajándole sangre entonces por los brazos y saliéndole montones por las muñecas y cuello, y aún así seguía sonriéndole la sangre empezaba a llenar la habitación y el no podía moverse de su silla y su mama sentada en la otra dormía sobre el hombro de la muerte, la sangre ya llenaba toda la habitación ahogándose en el espeso liquido color rojo. Se despertaban gritando el nombre de hermano, y Juliana lo tomaba suavemente entre sus brazos acariciándolo, hasta que se calmaba y volvía a dormir,

- Te amo juliana - te amo decía mientras dormía.

Al llegar a Santa marta Marcos se dirigió directo al puerto para ver que era lo que estaba pasando, encontró a Fermín en la bodega con la escolta y un hombre entre costales de cebada ensangrentado y maniatado

– Quien es este sap o- dijo señalando el cuerpo.

- Es el Negro patrón, este fue el que se robo la droga, dice que lo mando Misael el de la parte sur - decía Fermín mientras le levantaba la cabeza al negro para mostrársela al jefe. Marcos solo alcanzó a ver un ojo medio abrirse entre los moretones y chichones que llenaban la cara que ya no le parecía ni familiar, poco a poco fue reconociendo al man que lo acompaño en sus primeros viajes.

- Negro hijueputa me salió falton, bueno ya saben que hacer con los faltones - dijo Marcos retirándose un poco del Negro para que no le cayera sangre - ¿me llamaron para esta pendejada?

-No patrón, es que también tenemos problemas, esta no es la primera vez que Misael intenta meterse en los negocios parece que el man quiere meterse por la ruta que nosotros tenemos.

- Pues llámeme a ese hijueputa que vamos a hacer una reunión a ver que es lo que pasa.

- Patrón pero usted sabe que ese man esta con el comando no lo podemos tocar nosotros trabajamos también para ellos.

- No importa, no podemos dejar que se nos metan en el rancho papá, ármeme esa reunión.

La reunión se acordó dos días después, el sábado en la mañana en una bodega cercana al puerto, Misael no puso mayor inconveniente en verse con Marcos. El día estaba despejado y caluroso a pesar de ser temporada de invierno, puro sol de lluvia pensaba Marcos mirando por la ventana de la caresapo observando los contrastes de la ciudad. Mientras mas se acercaba al puerto, todo los edificios empezaban a mostrar fachadas sucias y desaliñadas, de edificios viejos donde vivían el hampa y los obreros pobres de la ciudad, después empezaba la zona portuaria, solo paredes larguísimas de bodegas altas aparentemente abandonadas, el pavimento dañado de las calles inundadas por el agua que había caído la noche anterior, daba a esta parte de la ciudad un ambiente lúgubre y abandonado. Solo camiones de carga se aventuraban por estas calles al ser el paso obligado para llegar al puerto con las cargas. Se acercaron a una bodega abandonada en la parte antigua del puerto, todo parecía estar muy tranquilo cosa que extraño a Marcos. Bajaron de caro y entraron a la bodega que estaba vacía.

- Se patrasiaron estos hijueputas - dijo Fermín después de haber recorrido toda la bodega – jefe no están por ningún lado y ya se paso la hora de la reunión.

- ¿Qué hacemos? - pregunto Fermín organizando a los hombres que estaban dispersos en toda la bodega.

- Vamonos y arrégleme a los muchachos que empezamos una guerra con los del sur.

Al salir de la bodega empezaron a volar disparos por todas partes. Marcos corrió a esconderse en la camioneta y ha sacar el arma para empezar a dar también de lo suyo. Varios de sus hombres empezaron a caer heridos, no se sabía donde apuntar caía plomo de todas partes, todos empezaron entonces a subirse a los carros y a salir al escondite del puerto que quedaba a unas pocas cuadras de distancia, pero todo estaba preparado y las vías de acceso al escondite estaban totalmente cubiertas, Fermín iba conduciendo la caresapo con el brazo herido sin saber hacia donde coger.

- Jefe estamos en la mala, por aquí no hay donde salir.

Marcos tampoco sabía que hacer, se había descuidado y dado la oportunidad para que le dieran de baja, su preocupación aumento aún más cuando intento llamar a la oficina y no le contestaron parecía que lo querían borrar del mapa completico, alguien lo había traicionado.

Marcos llevaba ya dos semanas resguardado en la hacienda después de la reunión en la que habían resultado muertos buena parte de sus hombres en Santa Marta. Misael le había montado una trampa para bajarlo, aliado con otros narcos de la zona, querían el mercado que estaba manejando Marcos alegando que ellos llevaban más tiempo con el finado Rodolfo. Corría el rumor que Marcos era quien había matado al jefe y todos querían darlo de baja, y claudia no aparecía por ningún lado con los niños y Juliana era la única que lo estaba acompañando en esos días de recuperación del tiro que le metieron en la pierna, Fermín tampoco daba señales de vida y él era el encargado de proteger a su familia. El Chiqui entró a la habitación agitado

– Jefe ya sabemos donde están su esposa y el Fermín - dijo el Chiqui.

- ¡si! ¿Donde? Hablá pues Chiqui malparido.

- Se fueron pa’ Venezuela hace una semana con sus dos hijos, y me informaron que estaban de mucho toque toque desde hace un buen tiempo.

En ese momento recordé varios acontecimientos sospechosos que habían sucedido después de la muerte del jefe, Fermín que estaba en Santa Marta cuando se suponía que debería estar conmigo en la hacienda, conversaciones sospechosas de Claudia por el teléfono, huellas en su cuerpo que yo no había hecho, el empeño de Fermín en mantenerse al cuidado de mi familia en los últimos meses. Y sobretodo las frecuentes visitas de Claudia a la finca, como aquella vez en que llegue de la casa de los papás de Juliana entrada la madrugada. Llegue a caballo junto con mis guardaespaldas, deje el caballo atado a un árbol de la casa por que la borrachera no permitía entrarlo a la caballeriza, entre por la puerta de la cocina y me tome unos cuantos vasos de agua, y cuando estaba subiendo la escalera encontré a Fermín bajando, y al verme palideció y bajo la mirada diciéndome que estaba haciendo una ronda por la casa, cuando ese tipo de cosas no era necesaria en esos tiempos, y menos en la casa, pero esa vez no sospeche nada solo le pedí que me llevara a la cama que estaba muy borracho, y encontré Claudia dormida como un bebe, o por lo menos eso parecía

- ¿Qué?, alísteme la avioneta y averigüe con Francisco el de Táchira donde están ese par de hijueputas, que voy a buscarlos.

Marcos salió endemoniado a buscar a su esposa traicionera y a Fermín, salió con tres de sus hombres de más confianza, en la avioneta les dijo:

- A mi mujer nadie la toca, al hijueputa ese, me le dan una pela la hijueputa y nos lo traemos pa’ torturarlo pa’ que sepa que conmigo nadie se mete, ¿entendido?

- Claro patrón - respondieron en coro sus tres peones.

Al llegar a Venezuela en plena pista de aterrizaje ya lo estaba esperando la Guardia venezolana para echarle mano, primero hubo intento de fuga pero no se pudieron resistir, efectivamente alguien lo había sapeado, Marcos estaba seguro que había sido su mujer, pero fue algo que nunca se supo.

Después fue deportado a Embolate donde estuvo tres meses en el pabellón de máxima seguridad de la cárcel en la capital antes ser trasladado al pabellón de extraditables en Tobía. En el encierro de la cárcel sus pesadillas empeoraron y el regreso abrumante de su pasado sobre su cuerpo empezó a enfermarlo poco a poco. Solo las visitas de Juliana lo hacían sentir aún vivo, con fe en algo más que en sí mismo. Ya todo lo que había obtenido de sus años de trabajo no significaba nada, solo era un preso más de un patio de una cárcel perdida en la historia, sin grandes cantidades de dinero, lujos, joyas, mujeres, y hombres a su mando, era solo Marcos, el Marcos que había visto morir a su hermano quince años atrás, Marcos el pescador, Marcos el constructor, Marcos el hombre, con todo un pasado que contar y un incierto futuro.

Nuevamente el sueño con el mismo río contaminado, donde caía y se ahogaba entre excrementos de animales y humanos, entre fluidos corporales de mujeres mensuales, entre la embriaguez de los hombres nocturnos que envueltos en humos expiaban sus penas dejándolas ir río abajo a que se mezclaran con el lavado de las ropas sucias y todos los sudores de pelaos que brincaban a las aguas como peces; cuando por fin lograba salir del río apretaba fuertemente las piernas de su hermano, pero éste al verlo tan indefenso y casi muerto se esfumaba, y otra vez estaba Marcos en el río de podredumbre intentando liberarse de la angustia de sentirse perdido por una vida llena de dolores y sacrificios. Marcos encontraba una rama de árbol con la cual por fin lograba salir del río. Y cuando pisaba tierra firme, el sonido del río ya no existía, se encontraba en un bosque hermoso donde un gran árbol le limitaba la vista con la espesura de sus hojas, se veía convertido en un hombrecito diminuto al cual desde la cumbre del árbol un viejo búho le decía “apresúrate que vienen los lobos con caras de hombres hambrientos” y Marcos no entendía hasta que veía venir una estampida de hombres lobo detrás de él, que con los ojos flamígeros le quemaban el trasero, que con sus garras rasgaban el aire y provocaban el silencio sepulcral de la muerte en cada uno de sus pasos. Marcos comenzaba a correr sin detenerse, desesperado, solitario, por parajes oscuros, atravesando trochas, sintiendo que en cada paso el pasto y las ramas le castigaban las piernas e intentaban detenerlo para que pudiera escuchar como los hombres lobo se acercaban cada vez más a su humanidad, y pisaban cada uno de sus pasos queriendo borrarlos, hasta que por fin llegaba a una colina inmensa donde un infinito mar le saludaba, y Marcos al ver a los lobos tan cerca siempre levantaba los brazos y se tiraba al infinito, provocándole tal sensación de libertad y de desasosiego que le hacían feliz por un momento, hasta que la crudeza de la realidad falsa donde nos envolvemos hasta tal punto, lo obligaba a despertar.

Despertó empapado de sudor la espalda, las sienes, la frente, se limpió con la sábana, y nuevamente recordó el día en que compró su primer carro y su primer casa, a los dos malparidos de la capital, recordó a Juliana y se masturbó sintiendo como sus manos invadían su miembro, recordó a Claudia, su esposa y sintió pena, era una buena mujer y su situación la llevó al acabose, recordó a su madre muerta y las promesas que nunca le pudo cumplir, sintió mucha pena y tristeza y también un poco de asco de él mismo, pues olía a boñiga de burro y tal fue la sensación del olor que sintió que le había salido trompa de burro, se tocó contrariado y al sentirla nuevamente se preocupó, se volvió a tocar y le parecía increíble y pensó que de pronto era una brujería de su mujer, se levantó de su cama y asomó la cabeza hasta el catre de Julio para ver si de nuevo estaba soñando y lo vio dormir profundamente, se pellizcó los brazos y las piernas y le dolió, volvió a tocarse la cara y ya no tenía nada, - es una mala pasada por el desvelo - pensó y tiritando de frío y fiebre volvió a meterse dentro de su catre, que quizás era lo único suyo en el mundo. Ya eran dos años encerrado en la cárcel de Tobía, el día de hoy por fin la enfermedad lo atrapó en medio de la noche sin que el se diera cuenta, y solamente venían a él los ojos furiosos de su esposa y el susurro de Juliana diciéndole al oído que estaba embarazada del senador Mendoza, un bastardo que habría de nacer por su culpa.

viernes, 14 de septiembre de 2007

Desespero

No se que mas esperas de mi. Yo no decidí venir a este mundo. No quise apreciar tanta estupidez y condena... todo se me figura como una sabana devastada por la guerra. Campos de tierras fértiles ahora son lodazales hechos en la sangre de nuestros muertos. Solo nos queda la espera. Que lleguen las lluvias y remueva la tierra, la insemine, la fortalezca. Pero las lluvias no llegan, el cielo se pinta de azul profundo todas las mañanas, tan profundo que da vértigo. Caída en un pozo. Suelo que con tanto anhelo se espera pero no llega, solo vértigo. No se que esperas de mi, si yo también solo espero, no decidí venir a este mundo, ni puedo decidir que sea distinto tampoco... solo espero.