sábado, 22 de diciembre de 2007

Discusion en la escuela

Era lunes a las siete de la mañana en la escuela Fernando Rosas. Los últimos niños entraban a la escuela somnolientos y desalentados por haber empezado la semana con un llamado de atención.

-Manuel venga para acá – grito el Coordinador de disciplina, llamando a un niño de unos once años, que había tratado de escabullirme de la reprimenda.

Manuel giro poco a poco, mirando el piso, e imaginándose el rostro del Coordinador con sus enormes gafas de miope. Con sus ojitos detrás de los lentes escudriñándole hasta el más pequeño error en su presentación.

-Ya es la tercera llamada de atención en este mes señor; y solo llevamos una semana de él – grito el Coordinador.

-Lo siento, pero es que… - rápidamente invento una excusa- no vivo cerca. Usted lo sabe muy bien, entonces… no alcanzo a llegar temprano.

-Entonces debería levantarse más temprano, al que madruga dios le ayuda. No se como va a sobrevivir en este mundo. Acompáñeme a la oficina. –Dicho esto, se acerco al portón de entrada y se lo tiro en las narices a una niña que venia corriendo. Luego tomó a Manuel fuertemente del hombro y lo condujo quedamente hacia la oficina.

Manuel se sentía como un pequeño insecto en las amplias sillas de cuero de la oficina del Coordinador. Se sentaba en el borde, apoyando las manos en el escritorio para que en el momento que el traga moscas de cuero atacara, él pudiera escapar. El coordinador estaba hablando con la madre de Manuel por el teléfono. Por el tono triunfante y descansado de las gafas con cuerpo, era evidente que la madre estaba disculpándose por la actitud de su hijo, y se quejaba de que ya no sabia que hacer con él.

Al colgar el teléfono, los pequeños ojos del Coordinador se quedaron estáticos sobre Manuel, que ya había escapado del primer ataque del traga moscas. Sin mover los ojos sacó una carpeta del escritorio y dijo:

-Lleva cuatro logros perdidos este bimestre. Usted es algo… vago. Dígame ¿Por qué no le gusta estudiar? – pregunto acechando al niño desde el otro lado del añejo escritorio de roble.

Manuel sin pensarlo respondió:

-Por que no se para que sirve

El coordinador miro sarcástico al insecto, y pensó brevemente como podría iluminar con su conocimiento a este pequeño ignorante.

-¿Cómo así que para que sirve? El estudio sirve para aprender todos los conocimientos que ha creado el hombre. Todo, las matemáticas, las ciencias. El que estudia comprende mejor las cosas, las ve de mejor manera, tiene más conocimiento- recitó el Coordinador entusiasmado mirando hacia el techo.

-Pero… ¿y eso que me importa? Acaso no puedo vivir, sin conocer las cosas, hay miles de personas que no han estudiado y siguen allí, viviendo.

-Hay Manuel ¿acaso no quisiera avanzar en su vida? Vivir mas cómodamente, tener un futuro. Para esto también sirve estudiar. Para llegar lejos, cuando termina el colegio hace una carrera y consigue un buen trabajo. En cambio si no lo hace se quedara viviendo mal y luchando día a día por un sueldo miserable ¿quiere eso? Por eso tiene que educarse.

-La verdad señor, tal vez no quisiera eso. Pero si el estudio solo sirve para ganar dinero es más tonto de lo que pensaba. Además eso que usted dice de educarse no tiene sentido, por que en mi casa también me educan. No ve que mi mama me dice que no entiende por que soy así. Que parece que me hubieran educado en el monte.

-Bueno si, en su casa también lo educan. Pero ¿usted no quisiera ser presidente de la republica? Con lo que le enseñan en su casa no podría serlo.

Manuel se rasco la cabeza y se imaginó como presidente de la republica, apareciendo en la tele y mandando.

-Pero para que quiero ser presidente, todo el mundo se quejaría demasiado de mí, y me echaría la culpa de todo. Además mi mama siempre me dice que los presidentes envejecen mas rápido que todo el mundo, y no son felices. Yo solo quiero ser feliz.

-Esta bien, no sea presidente; pero igual para ser cualquier cosa necesita educarse.

-Y… ¿para ser feliz? No veo en ningún lado eso, el conocer las matemáticas y las ciencias no me motiva en nada eso. Por ejemplo en ciencias sociales, estudiamos la historia de América, pero lo único que hace es entristecerme.

- ¿si? Por ahí dicen que el que no conoce su historia esta condenado a repetirla. Por eso debe conocer esa historia para que en un futuro no la repita y pueda ser feliz.

-Bueno por ahí ya es distinto. Pero eso nunca me lo han enseñado solo se fechas y nombres, que no tienen ningún sentido. Pasa lo mismo con las otras materias ¿Por qué no nos lo enseñan?

El Coordinador giro sus ojos por las cuencas. Agarrando los tres pelos en su calva. Se paro de la silla rodeo el escritorio y llevó a Manuel de la oficina directo al salón de clases.

Margenes

Quien podría referir algo que solo piensa y recuerda, sin poder escribirlo de una manera creíble que represente algo “universal” que todos recordemos y pensemos como un sonido loco que trae a tu memoria recuerdos de olores y sensaciones, la piel de aquel.. de ella, de emoción frenética y sin sentido.

Pero vivo en el edificio Apolo, en la mesura, en el ensueño. Observo a través de mi ventana que hay después de ella, el cielo, y la urbe desvanecida por el sol intenso que cae sobre las fachadas y techos de los edificios mostrando su irrealidad. Lo demuestra, el sudor del pavimento que impide ver en lontananza, sudor confuso y blando por donde corren los autos, sin saber que son falsos... pero no se me permite revelar esto.

Tengo que alejarme de esta ventana, mejor voy a la cocina o al cuarto, ¡no!, mejor voy a refugiarme en la biblioteca a mirar la realidad... la otra.
Es un doceavo piso en donde vivo en la falda de unos cerros de un país virtual, en la capital del olvido; el culpable es el viento que se lleva las hojas de papel, los edificios, el tiempo, la tierra, la vida, todo lo querido por cualquiera, maldita ciudad de vientos y ventarrones, que se lleva consigo tejados de casas, te despeina, y se lleva tu conciencia; él es el borrador, es el culpable y encargado de borrar la natura, maldito elemento.

No importa a fin de cuentas esto, si continuo divagando se acaba la trama, mi dueño y creador quedaría descontento ¿no es cierto?, en fin estoy hablando solo. Este es mi apartamento 69 m2 de cocina, dos cuartos, una sala-comedor, y paredes con copias de magrit, con muebles heredados, ollas nuevas y libros por doquier; pero este es el Apolo donde todo es realidad, ensueño y mesura.

Bueno, que más les puedo decir, las paredes son blancas... ¡ah!, mejor dicho imaginen que puede haber en 69 m2 de construcción; faltó algo en mi anterior descripción, los baños: uno se encuentra en el cuarto principal, el otro en el pasillo que conduce a las habitaciones desde la sala, pasando por el comedor queda la puerta de entrada justo enfrente del inicio del pasillo.

Ahora me estoy dirigiendo al baño, no voy a revelar por cual razón voy hacia allá; ni siquiera mi dueño y creador lo sabe. Voy de espaldas a la ventana cruzando la sala y entrando al pasillo que lleva a los cuartos, abro la puerta que se encuentra en la mitad del corredor, es un baño pequeño, yo diría que normal como cualquier otro, con una ducha que cubro con una cortina corrediza de plástico, un inodoro como todos, un lavabo de mediana altura y un gabinete de aquellos que tienen un espejo incrustado en la puertecilla; procedí a abrir esta ultima observando lo que se encontraba en su interior: varios envases con pastillas, una barbera de las antiguas que se emplean con hojas de minora y un tarro de espuma de afeitar.

Creo que el creador ya sabe lo que voy a hacer, pero sus letras no lo van a impedir ¡todo es una vil ilusión la ventana, la ciudad, el edificio, el ensueño, la creación!

Tomó la cuchilla con la mano derecha y la resbaló suavemente sobre su muñeca izquierda, dejando ver su liquido vital que oxidado aparentaba un color rojo oscuro; Sonreía al ver la muerte acercarse, salió corriendo regando y salpicando su sangre por el piso y paredes blancas acercándose a la puerta de salida tratando de llegar a ella, toco la chapa, la giro y la abrió rápidamente encontrándose con una pared blanca con rayas; y, mientras intentaba pasar las márgenes del cuaderno, todo se rayaba.

Y mientras intentaba traspasarla todo se rayaba

PERSECUCIÓN


Los platanales se le venían encima, lo golpeaban y le impedían huir rápidamente. Trataba de hacer sus zancadas sigilosas para que no supieran que tan cerca estaban, miraba cuidadosamente donde pisaba para no quebrar ramas o remover chamizo, se sabía valiente por eso tenia la oportunidad de pensar en tal presión, sino fuera así lo habrían cogido hace rato. No era la primera vez que corría por allí en estas condiciones.
La otra vez lo persiguieron hasta el río, por la orilla se metió en una cueva de babillas, prefería morir sin cabeza que de exceso de plomo en la sangre, no lo encontraron y desapareció por dos semanas cuando volvió al pueblo ya había pasado la calentura.
Las pisadas se escuchaban cada vez mas cerca no entendía por que no le habían perdido el rumbo aún, debían llevar un sapo con ellos que conociera tanto como él aquellos andares. Sintió miedo, lo invadía por todo el cuerpo como un palpitar que le iba subiendo hasta los ojos, las venas de sus párpados se expandían y contraían con un calor que lo cegaba. Sus pasos se volvían torpes y lentos hasta que trastabilló y cayó en una zanja sin poder moverse. Se quedo quieto no se movía, para que, lo encontrarían.

Murmuraba rezos, Lagrimeaba, sentía leves espasmos en el estomago que subsanaba moviendo las manos en la tierra, los pasos se acercaban con sus botas negras, que cargaban hombres de patria disfrazados de verde. Ya sabia que iban a ser cuando lo encontraran, no esperaba misericordia, ya su paciencia había acabado y el calabozo ya no lo aceptaría. Lo torturarían hasta el amanecer y el ocaso de su vida llegaría con él; tendría suerte si encontraran hinchado su cadáver en un potrero, o en la margen del río, putrefacto y partido a golpes. Tal vez no sucedería así, sólo desaparecería debajo de tierra negra, incógnito. Pensaba esto mientras lo levantaban de sopetón poniéndolo de nuevo en el piso boca abajo.

viernes, 21 de diciembre de 2007

No le preguntes a nadie

“…cuando todo un nublado descarga sobre él,

Se envuelve en su manto y se marcha caminando

Lentamente bajo la tormenta”

Friedrich Nietzsche.

El atardecer acaecía lentamente a través de la ventana. El sol coronaba una colina al sur occidente escondiéndose juguetón a la mirada de Maria. Por el apartamento rondaba el olor de comida preparándose y los ruidos que venían de la cocina evidenciaban que Manuel era el que estaba cocinando, siempre lograba hacer una buena comida, pero dejaba todo como si hubiera ocurrido una gran guerra. Era el cumpleaños de Maria; otro año más de existencia en el mundo. Este día todo parecía desaparecer en sus manos, como en todos sus cumpleaños la sensación de impotencia se acrecentaba al ver que no tenia posibilidad alguna de realizar cambios; que su vida se fugaba entre borbotones de sangre que se deslizaban por una herida difícil de cerrar, porque no estaba segura de donde se encontraba: decidía entonces esquivar todo para tomar fuerzas y pisotear aquello que la enlazaba inevitablemente a la conclusión que nada en ella había cambiado, solo el hecho de haber transcurrido un poco de tiempo.

Su apartamento se ubicaba en un piso alto del edificio de 26 pisos que estaba incrustado en la falda del cerro; desde allí podía ver toda la ciudad a sus pies, la apreciaba inmensa y esta sensación le hacia ver que no podía tomarla y constreñirla hasta sacarle sus jugos vitales entre la manos, era un gigante húmedo y sin forma, un organismo desnudo ante ella. Veía las arterias que la recorrían, por donde pasaban pequeños glóbulos rojos a toda velocidad, a veces se quedaban estancados moviéndose lentamente, mientras otros se quedaban en lo alto titilando, rojos, negros, rojos, negros. Pero lo que más le atemorizaba era su rugido fuerte y poderoso, un largo y sostenido bramido, como si tuviera una enfermedad insoportable que lo hiciera revolcar y gritar de dolor todo el tiempo. ¡Gruuuuuuuu! Tuuutuu pipipiii ¡Gruuuuuuuu! Un fuerte ruido le llamo la atención haciéndole dirigirse a la cocina, el apartamento ya sin luz la obligaba a andar a tientas utilizando sus manos para ubicarse, distinguiendo solo contornos que le recordaban gélidamente a Maria las prisiones que pintará Goya. Corrió al interruptor.

-¿Necesitas ayuda en algo manolo? –un gruñido en la cocina fue la respuesta- ¿¡no!? Esta bien, espero no vayas a destruir la cocina. Vieras lo hermosa que esta la ciudad hoy Manuel, asómate un poquito –dijo esto en un tono retador y pendenciero mientras encendía un cigarrillo; Manuel salió limpiándose las manos en un delantal untado de masa, salsas y agua. Dirigiendo su mirada fuera de la ventana y enseguida regresándola a la espalda de Maria, la cual, tomo suavemente con sus manos, llevándolas poco a poco hasta el abdomen, acariciándolo vigorosamente, sintiendo sus pequeñas imperfecciones, recordándolas ávidamente en su cabeza, llevando sus extremidades hacia la orilla contraria, cerrando sus brazos sobre su cuerpo, terminando el gesto de un abrazo fuerte y seguro: la amaba profundamente pero nunca se lo había podido decir, hombre de pocas palabras. Mujer esquiva y resabiada. Como a él le gustaban.

-Te siento rara hoy ¿Qué te sucede? Desde esta mañana has estado demasiado pensativa, te fuiste sin despedirte y cuando fui a recogerte ahorita en el trabajo no dijiste una palabra coherente en todo el camino. Es el día de tu cumpleaños deberías estar muy feliz, este día es el único que uno debe celebrar de verdad, es cuando se inició la torpe existencia de cada quien. ¿No te parece importante?

Llevaban poco tiempo de conocerse, él no sabia que le molestaban sus cumpleaños desde pequeña. Le incomodaba que se multiplicaran sus seres cada año marcado con un nuevo calendario, el peso de la madurez y los recuerdos que se amontonaban en su memoria sin etiqueta ni importancia, solo unos pocos tenían la suficiente.

Le susurró que no pasaba nada, que era estrés, el trabajo, cosas de esas que la tenían así, mientras le besaba la boca lentamente mirándolo a los ojos, acariciándole los labios con la lengua introduciéndola largamente, tomándolo de la nuca con la mano, apretándolo contra sí, con los ojos cerrados hacia un mapa de lo que encontraba, se deslizaba lentamente hacia un lado, besándole la mejilla, el borde de la boca y de nuevo adentrándose con fuerza en su saliva, chupando sus labios para terminar mordiéndolos diciéndole que se le quemaba algo en la cocina, y él se soltaba presuroso abriendo los ojos sorprendido, arrancando para la cocina con un saltito por un pellizco en la nalga.

Una voluta de humo salía de la cocina, Manuel gritaba maldiciones “¿necesitas ayuda?” cuestionó ella “si, ¿puedes poner la mesa mientras arreglo por aquí?” el estridente rumor de los autos en la calle llegó hasta el apartamento, al abrir la puerta del bife se sorprendió de encontrarlo vacío. Solo cenizas y pequeñas nubes de humo lo llenaban.

-Manuel ¿tu moviste los platos?

-No deben estar ahí, yo lave esta mañana y los acomode ahí –dijo señalando el mueble donde Maria tenía asomada la cabeza haciendo él otro tanto- ¡y esto! Estoy seguro que los deje aquí – se dirigió a la cocina y empezó a revisar en cada gaveta que la componía sin encontrar absolutamente nada, solo cenizas y humo.

Después de revisar en toda la casa resolvieron que habían sido robados en su ausencia, pero ¿Cómo habían desaparecido los objetos de la cocina si Manuel estaba seguro de haberlos visto mientras cocinaba? Era imposible que hubieran entrado mientras estaban en la sala, y por una ventana era irrisorio dada la altura en la que estaba ubicado el apartamento. Tal vez mientras salieron a comprar los víveres para la comida. Era mejor comer y tomarse algo, al día siguiente se solucionaría este extraño incidente. Después de todo mientras buscaban y trataban de explicarse lo que había sucedido, había avanzado la noche.

Comieron en unos platos que les prestó una vecina del piso, la cual quedo igualmente contrariada frente a la historia que le contaron, aunque al principio tuvo un poco de escepticismo pensando que tal vez los jóvenes no tuvieran ni siquiera vajilla.

El corte cuidadoso de la carne, la textura del arroz, sorbos del vino en la copa, masticando lentamente, sin afán, un poco de pimienta allí orégano por allá, el halo seco del vino en el paladar un poco de agua para despejar la madera del licor y poder saborear la espesa salsa de la carne horneada, la verdura blanda al vapor se deshacía lentamente quedando solo el queso en la lengua, que se movía paulatinamente para hablar de una cosa y de otra, que una vez… yo también he… no lo creo pero… trae más vino. Las botellas vacías yacían sobre la mesa y una por la mitad se encontraba en la sala, junto dos copas a medio llenar que eran observadas con desgano.

-ya está tarde vamos ha acostarnos –dijo Maria sacando la cabeza de la cobija que los cubría- apenas es Martes y mañana tengo que madrugar… aunque ya solo voy a dormir dos horas.

-Terminemos la botella primero.

-yo ya tome lo suficiente, quiero dormir, además ya estas un poco borracho, ¡como tu no haces nada importante! solo de aquí para allá mirando que te sale –Manuel la miró contrariado poniéndose en pie enseguida.

-¡Por que dices eso! Tal vez mi trabajo no sea como el tuyo de estar sentado frente a un computador, recibiendo llamadas, mandando papeles, y peleando por el metro cuadrado de espacio que me asignan –gritaba agitando ávidamente las manos hacia el cielo mientras María lo miraba distante e irónica- eso fue lo que tu elegiste no yo…

-¿Quién dijo acaso que yo lo elegí? –Cortó María punzante- ¿Qué sabes tú acerca de mí? El hecho que vivas conmigo hace ocho meses no te da derecho a decir nada de eso.

-A ti tampoco mujer, por cual razón entonces me juzgas como lo hiciste hace un momento, solo te preocupas de ti misma ¡idiota! ¡Ególatra!

-¿Cómo puedes decir eso? Yo te he recibido en mi vida como ha nadie lo había hecho y me vienes a decir ¿ególatra? Tu no entiendes absolutamente nada – gritaba Maria parándose de un salto encarando a Manuel con lo ojos inyectados de sangre y lagrimas- ¡Tu no entiendes nada!

-Como quieres que lo entienda sino me dices absolutamente nada acerca de lo que te duele ¿Cómo voy a adivinarlo? Soy pintor no brujo –Maria miró hacia la ventana escuchando el ruido de los carros que de nuevo inundaba el apartamento y el gruñido que se levantaba en la lejanía ¡Gruuuuuuuu! Tuuutuu pipipiii ¡Gruuuuuuuu! Recorrió de un vistazo la habitación y la vio llena de humo. Todas las cosas empezaban a perder sus atributos en el espacio. La planitud, la circularidad, la distancia que las separaba las unas de las otras, vio que Manuel corría hacia pasillo de las habitaciones y ella le siguió. Ella seguía manteniéndose en el espacio mientras las otras cosas empezaban a desaparecer disolviéndose sus formas, trasformándose poco a poco en polvo, desenlazando en la nada.

-Es un incendio –grito Manuel tomándola del brazo e introduciéndola en la habitación principal.

-Entonces tenemos que salir para que entramos, vamonos, vamonoooosssss –increpaba horrorizada Maria mientras halaba a Manuel de un brazo, este a su vez cayendo en cuenta de su error se asomo por la puerta viendo un chubasco de humo negro en todo el pasillo, que no permitía ver hasta la sala donde seguramente se había iniciado el fuego que iba a acabar con ellos- no tenemos salida, ya no podemos regresar –Manuel revisó la habitación con la mirada tratando de encontrar escapatoria, se limpiaba las lagrimas con las manos intentando aclarar lo que veía, no había opción morirían quemados. Observó a Maria asustada y temblando, las lágrimas le brotaban como raudales de lluvia sobre una calle, todo se llenaba de ceniza y de humo. Solo encontró una salida. Abrió la puerta del baño y encerró a Maria allí.

Maria gritaba desesperada que la dejará salir. Él le decía que se metiera en la bañera que la llenará de agua que era su única opción, el prefería que ella quedara viva. Se asomó de nuevo al pasillo extrañándose de no sentir calor ni asfixia, decidió intentar salir o morir en el intento, gritaba por auxilio. De pronto empezó a sentir que sus piernas cedían al peso de su cuerpo, se sacudían como gelatina, y sus órganos empezaban a expandirse hacia la nada, la piel ya sin forma se desbocaba centrífugamente llevando todo su ser hacia abajo, mientras el ruido de la ciudad lo ensordecía totalmente. Maria también escuchaba ese sonido al otro lado de la puerta hasta que desapareció junto con todo al despuntar el alba. Llorando recorrió el apartamento lleno de humo y cenizas, sin ninguno de los objetos que lo ocupaban antes, parecía mas grande y callado, sin muebles, ni fotos, ni platos, ni Manuel solo ella y el rugido de la ciudad. El gigante los había devorado.

martes, 20 de noviembre de 2007

La trampa

Con delicadeza levantó las cartas de la mesa y fijó su mirada en el hombre alto y ancho que se encontraba frente a ella. Tenía la barba hirsuta y desordenada con nudos por doquier; el borde de los labios en el que crecía abundantemente pelo estaba lleno de comida, cerveza, y otros líquidos de imposible determinación, que daba un viso blancuzco y pegajoso a este sector de la cara. Se sonreía siniestramente al mirar con los pequeños ojos color café, la actitud de ella al coger las cartas.

Golpeó impacientemente la mesa, mientras ella observaba las cartas detenidamente. Miró los números, figuras, y pintas que tenía en la mano hizo cuentas y determino cuantas cartas necesitaba. Pidió dos tirando igual numero de cartas sobre la mesa. El repartidor las recogió y rápidamente saco de un dispensador, a su derecha, dos cartas tirándolas frente a ella. Varios curiosos observaban la escena con gran interés, algunos ya habían dado la vuelta alrededor de la mesa observando los juegos que tenia cada jugador en su mano, y comentaban posibles desenlaces a la partida.

La pequeña mujer observaba sus cartas con expresión atónita, como si no supiera para que sirvieran, empezó de nuevo a hacer cuentas y a cambiar de posición las cartas en su mano. Un hombre al lado de ella se estiraba el bigote en las puntas con gran excitación cada vez que la mujer movía las cartas. Se acercó lentamente al oido que se escondia tras el pelo liso y rubio de la palida señora.

- Debería usted dejarlas sobre la mesa, y levantar una punta de la carta, así puede evitar que otros observen su juego y pueda realizarse una trampa- aconsejó amablemente el señor de bigotes a la señora que parecía perder de antemano el juego con su poco adecuada actitud.

Enseguida el barbudo se levanto de la silla haciendo mover la mesa, botando un lingote de oro en el piso. La caída resonó por todo el lugar con un ruido metálico que sostenía una reproducción continua del mismo sonido, hasta finalmente desaparecer. En ese momento se escucho por fin lo que gritaba el hombre.

- Si vuelve a ayudar esa mujer lo mato en ese preciso instante. No voy permitir que se haga trampa en este juego. Cree que no vi que antes estaba detrás de mí intentando mirar las cartas. Yo lo observo todo, en el poker ni Dios me gana. De tal manera que si esta dama ha de ganar usted pagara con su vida por haberme hecho trampa.

El hombre se toco el bigote angustiosamente, apartándose de la mesa poco a poco, el barbudo inclino el vaso de cerveza y de un sorbo concluyo con lo que restaba del liquido, escupió en el piso y pidió que llenaran de nuevo el recipiente. Tomó asiento y observó a la señora que acomodaba sus gigantescas gafas a su pequeña nariz chata y terminada en una pequeña bola de la cual se sostenían.

- Apuesto mi resto que son tres lingotes de oro, y además le sumo este reloj de oro, también este pequeño diamante- dijo la gafufa arrastrando torpemente los lingotes al centro de la mesa y sacando del bolsillo los otros dos objetos mostrándolos al publico y a los otros dos sentados en la mesa. El barbudo abrió ligeramente los ojos apostando el también sus restos. El tallador pidió descubrir las cartas: la dama puso una a una sobre la mesa; primero una K seguida de dos más, además de un par de ases uno de tréboles y el otro de diamantes.

La sonrisa en la cara del hombre desapareció dando lugar a un gesto de estupefacción, miró sus cartas y las tiró hacia un rincón de la habitación junto el vaso de cerveza que se estrelló contra la pared rompiéndose; emitió una serie de sandeces y maldiciones de lo que solo se entendía que se había hecho trampa, repitiéndolo una y otra vez entre las incoherencias que decía. Brincaba de un lado para otro como un loco, jalandose el pelo y golpeando todo lo que le apareciera enfrente. La mujer acomodaba sus ganancias en su parte de la mesa. Alguien ya tomaba el puesto que habia dejado el barbudo poniendo varios lingote de oro y un puñado de diamantes sobre la mesa iniciandose nuevamente el juego. Mientras, el barbudo salía del lugar buscando al hombre de bigote.

lunes, 19 de noviembre de 2007

AUN NO TIENE TITULO, PERO ES LA PRIMERA PARTE

Aun recuerda el día en que decidió robar para sobrevivir, aquel 25 de diciembre cuando asesinó, tan solo por hambre. El mundo lo había arrojado hasta el extremo. Con el dinero del botín compró un traje nuevo, un corte de cabello nuevo, en fin, una nueva identidad para romperle la cara a la pobreza.

Al verse en el espejo oscuro de sus días decidió vivir del amor, recorrió cada esquina buscándolo desesperadamente, cada bar., cada mujer, pero nada.

Tomaba lo que necesitaba del amor de otros cuerpos, de otros corazones, de tal manera que a sus 29 años sentía que tan solo había logrado que otros vivieran del amor que el despertaba. Así parecía que iba terminar su vida hasta aquella noche….

Oculto bajo la gris cortina de humo que arrojaban sus labios en cada bocanada, buscaba la próxima mujer, el próximo amor, creía que ésta era la última oportunidad, de repente en la mesa de en frente, se encontraba la más estructural figura, la más perfecta belleza viviente, humeante, que jamás hubiera visto. Resulta curioso pero aquella noche sintió temor, miedo, un miedo parecido al que sintió cuando mató a aquel desafortunado, no era capaz de sostenerle la mirada, de repente aquellos ojos se empezaron a encontrar bajo el humo del cigarrillo que ambos expelían.

Hizo de tripas, páncreas, intestino, cerebro, un corazón para tan solo ponerse en píe acercarse a ella y si tenía suerte sentarse a su lado.
-hola….

Martillo, yunque y estribo estuvieron al borde del colapso, esa era la voz que quería escuchar en el lecho de muerte. Tenía las palabras, la actitud, pero algo inexplicable le ocurría: no podía pronunciar palabra alguna.

-hhooolaa…….

Sentía que era el hombre más afortunado de lo que conocemos como planeta tierra, porque aquella belleza exagerada de rostro perfecto y pechos deseables estaba con él sentada a su lado y preguntándole:

-¿te gusta el calor?

- En este instante no podría tener más calor, ni siquiera las llamas del infierno alcanzarían a quemarme tan solo un poco.

Por primera vez en toda la noche dejó ver por entre las esquinas de sus labios una sonrisa que pronosticaba la mejor de las suertes para nuestro amigo.

Ella, con la capacidad absorbente que suelen tener las mujeres atractivas empezó a enamorarlo con palabras simples, llenas de contradicciones, pero él hace tiempo que estaba enamorado de ella tan solo que no lo sabía, simplemente porque no la conocía.
Entre sonrisas, los cuerpos de ambos se encontraban cada vez más cerca, cosa que no le incomodaba a ella para nada.

Dejaron de hablar, todos los temas conocidos habían sido agotados, así que ella pidió la cuenta, y él en un acto consumado de estupidez le suplicó que le permitiera su compañía, a lo cual ella con un tono desesperanzado contesto:

-¿hasta donde quieres acompañarme?

-hasta el infierno si es preciso

-¿seguro?

-completamente

-está bien, vamos…

Lo llevó a caminar a las afueras de la ciudad, atravesaron las calles grises y los callejones oscuros, y él sin darse cuenta se encontraba parado en aquella esquina en donde decidió cometer su primer crimen. En aquella esquina ella lo tomó por la nuca, acercando su cabeza a la suya y de un momento a otro, sin más ni más, lo besó.

Aquel beso era como tomar una nube entre los dedos llevarla a la boca y probarla, así que el cerró sus ojos y tan solo celebró en silencio, el fin de su búsqueda interminable del amor, ella lo abrazó fuertemente, él correspondió, y juntos se fueron sumergiendo en el asfalto roto de la esquina. Al cabo de unos pocos minutos él empezó a sentir un calor interminable, insoportable, abrió los ojos pero no consiguió ver nada, tan solo sintió aquellos labios rojos en su oído susurrando: “lo siento, pero tenía que hacerlo”.

La culpa le recorría los huesos, así era cada vez que le entregaba un hombre al diablo, tan solo me faltan 2, pensó, y mi padre será nuevamente libre.

A lo lejos se escuchaban los acordes cansados de de Don Vidal Sorsa, quien había sido condenado a interpretar sin pausa todas las canciones conocidas por la conciencia humana.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Abandono

Bien sabiamos los dos que algún día iba llegar este momento en el que falsamente nos prometimos ser honestos. Pero esto no se trata de reclamos, solo de explicarle, como una reafirmación a mi mismo que hago lo correcto.
Con esta despedida lo único que aseguro es una ausencia, que no es más que una costumbre. Realmente no me despido de usted como persona, mal haría en creer que se trata de eso, perdón de usted.
En verdad de lo que me despido con cierta melancolia es de mi acostumbrado comportamiento ante usted, no me despido de su compañia, sino de mi placer al tenerla cerca y sentirla vulnerable, no me despido de sus besos, ni de sus brazos, ni de su cuerpo, sino más bien del cansancio de tocarla para hacerla creer que me tenía, no me despido de sus palabras, sino del aburrido zumbido que de a pocos comenzaba a ensordecerme.
Pensandolo mejor aunque si me despido de usted lo que realmente sucede no es más que otra bienvenida a mi otro abandonado a su suerte por creer idilicamente que era usted.

martes, 6 de noviembre de 2007

Los ojos son la ventana del alma.

Aun siendo cierto, Darling, que tu ni yo nos podamos conocer alguna vez totalmente, no puedo dejar de pensar (con cierta melancolía) que te conozco lo suficiente para saber que tu no me quieres. Que más da. Ya me importa poco ese asunto, o mejor me importa lo suficiente como para intentar matarte esta noche. Aunque si he de decirte la verdad ahora que miro por la ventana la noche, justo en el borde de tu cama, la encuentro un poco indecisa. Parece que fuera a llover, pero esta suficientemente despejado para no hacerlo. Sin embargo no hay viento que azote las ventanas de tu cuarto. Tú sabes como me determina el clima y mas en estos días de octubre... tan cerca tu cumpleaños. Me encuentro un poco indeciso, no se si pueda ya matarte, la determinación que tenía al trepar por el muro con el cuchillo en el bolsillo, dispuesto a degollarte, desapareció. No solo fue por cruzar la ventana y verte tan placidamente dormida, con tu pelo ondulado sobre la almohada, recogida en las cobijas en posición fetal... gimes entre sueños moviendo los labios en un movimiento espasmódico que linda con el dolor. No sabia que tuvieras sueños tan tristes, tampoco que durmieras tan profundamente y menos que tuvieras perro. Pobrecillo, te juro que no sufrió al cortarle la cabeza de un solo tajo. Darling no te imaginas cuanto te amo, ni como te ves de hermosa mientras duermes. Lo que más me gusta de ti son tus ojos, pero yacen ocultos bajo tus parpados. Se que cuando introduzca el cuchillo en tu cuello vas a abrirlos totalmente, mostrándomelos todos ellos, antes de que expires. No te preocupes me quedare con ellos, te prometo que los cuidare muy bien, ya lo veras, después de todo son tus ojos, perdón quiero decir: mis ojos.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Cinco Minutos

Tres paquetes de cigarrillos había fumado antes de que la enfermera saliera del consultorio llena de sangre.

-¿Esta bien? ¿Esta bien? ¡Oiga señorita! ¡¿Esta Lucía bien?!- se acercó gritando. La enfermera lo detuvo con la mano, y le dijo que por ahí en cinco minutos todo concluiría. Quedo estático, sólo cinco minutos” se dijo, vio su desesperación en el guante ensangrentado frente a su cara, el tic tac del reloj, colgado en la pared de la sala, avanzaba sin tregua; se sentó a esperar.

Cubrió su cara con las manos refregándose los ojos tratando de buscar un poco de descanso. Con los codos apoyados en sus piernas quedo dormido. Solo cinco minutos.

Se encontró en un pasillo oscuro que era iluminado por pequeños haces de luz. Empezó a caminar esperando encontrar la salida, aunque él presentía que era totalmente inútil; las luces se desplegaban a lo largo de todo el pasillo hasta disolverse totalmente en la oscuridad, eran puertas de ascensor que algunas veces se abrían y cerraban acompañadas de un campanazo. Sonaban atrás y delante de él lindando con el ruido. Caminó bastante tiempo, en uno y otro sentido, porque sospecho que tal vez había perdido tiempo caminando hacia el sentido que lo hacia, allí no había izquierda ni derecha, ni arriba ni abajo, solo pasillo. Se devolvió y tampoco encontró nada, entonces se sentó y espero. Una puerta de ascensor se abrió justo enfrente de él, cosa que nunca había pasado desde que estaba en el pasillo . Observó el ascensor iluminado y su reflejo pálido y ojeroso en el espejo: no se reconoció, aunque sus ojos se estuvieran mirando sin duda. Entonces camino hacia algún sentido en la oscuridad del pasillo alejándose de la puerta recién abierta, entonces comenzó a salir un gemido suave del ascensor, que poco a poco colmaba sus oídos, era como el chillido de una gata en celo que se desplegaba por todo el espacio, era el llanto de un bebe que lo llamaba. Entró al ascensor. Oprimió el único botón que había y la puerta se cerró para volver a abrirse inmediatamente.

Salió del ascensor encontrándose con Santiago que lo esperaba sobre la roca del mirador, desde el cual se veía abrirse el valle detrás de la iglesia; se extendía hacia el oriente limitado por las altas montañas que se alzaban firmes hacia los paramos, y en el horizonte cortado por el río Magdalena, el Nevado como un viejo indígena espera acurrucado pacientemente, con sus canas al sol, el fin del mundo. Tenía la pantaloneta amarilla y un esqueleto blanco, su cuerpo era el suyo pero cuando niño. Corrían hacia el pozo por entre los cafetales y los bosques, alejándose de la trocha de los caballos para llegar más rápido. Santiago le tomaba la delantera a la altura de la quebrada del pato. El ruido del río se escuchaba cada tanto más cerca, solo quedaba cruzar el alambre de púas, bajar la colina un poco y lanzarse desde la roca hasta el pozo que quedaba cuando estaba en verano, y el agua se movía lentamente hacia el magdalena. Vio desaparecer a Santiago y escuchó el chapuzón. Llego al borde él también, dudo un poco, y salto. El río se abría como un parpado por la zambullida de Santiago, el cuerpo se le abalanzaba pesadamente hacia delante, el vértigo lo despertó mientras caía en su propio ojo.

Miró el reloj de plástico con una marca farmacéutica en el fondo, solo había pasado un minuto. El segundero color rojo se dejaba caer perezosamente del doce hasta el cinco, y con ese mismo impulso trepaba despreocupado del seis al doce, cada paso era menos espera. Solo cinco minutos. Sintió nauseas. Observó los afiches de planificación y salud familiar, una serie de imágenes se le cruzaban por la cabeza, todas juntas, como una macilla dura y babosa que le venía del estomago a la boca. Se paró y tomó un cigarrillo del bolsillo. Lloviznaba. Gotas pequeñas caían levemente sobre el asfalto. Pensó en Caín matando a Abel con una roca, en el crimen, Dios, la familia, que hacia frío.

Santiago era la más frecuente de esas imágenes. Recordó a su mujer e hijos aparecer un día frente a su puerta, pidiéndole dinero prestado para devolverse al pueblo de la mamá por que de Santiago hace rato no sabía nada, negocios de guerra, vino para escapar de ellos pero lograron encontrarlo, lo mas seguro es que esta muerto... tan joven. Prendió el cigarrillo sin poder contener el humo y tosió seco. Imágenes sangrientas también pasaban por su cabeza, la imagen que logro entrever cuando la enfermera salía del consultorio: Lucía cubierta de sangre y un medico controlando la hemorragia, ella y él sabían el riesgo que estaba corriendo, el tiempo corría igual que su sangre con dos vidas. ¿Qué les había llevado a los dos a tomar esa decisión? ¿Por qué Santiago tuvo dos hijos aunque sus condiciones no fueran las mejores? Recordó como brillaban los ojos de su amigo al decirle que iba a ser padre, la pregunta usual ¿que iba a hacer si no tenía trabajo? No le importaba, nunca lo había hecho, porque sabia que debía tener hijos porque así era la vida, pero para él no. Nunca vio ese brillo en los ojos de Lucía. Tampoco en los propios, solo la ambición de ser otros. De ser mejores de lo que ya eran, pero necesitaban preparación… tiempo. Solo cinco minutos.

Y esa llovizna que le caía en la cara como un escupitajo de San Pedro, esa lluvia que le nublaba la mirada: la ciudad era tan pasajera como la llovizna, solo sangre y críos muertos, con lluvia, río, árboles, valle, amigo, carros, sexo, televisión, mamá…Lucía. “Si los hombres abortaran el aborto sería un mandamiento” decía el graffiti frente a él. Tal vez era cierto, él no estaba sufriendo nada en su cuerpo, solo pagaba, y era criminal por ello, quitaba una vida, arriesgaba otra. Todo somos Caín, todos podemos ser criminales y quitar vidas, si este era un error sería para no traer más sufrimiento, para no hacer del que iba a ser su hijo igual que él, un asesino, igual que su amigo, igual que muchos otros, si su madre lo viera allí lloraría tirada en el suelo. Miró el reloj, ya había pasado el tiempo, cruzaría la puerta y esperaría tal vez cinco minutos más, tal vez ella lo esperaba en la puerta.

martes, 9 de octubre de 2007

...

Voy a convencerte de tu necesidad de mi. Te vas a acostumbrar tanto a no ver tu sombra sino mi sombra, a nunca más pensar en tu soledad, sino en el silencio de mi presencia. Me voy a encargar de acostumbrarte a mi pesado olor para que tu estimado orgullo sea otro de tus palidos reflejos de esta linda historia que nos contamos.
Y cuando ya crea-s tenerte o tenerme, volverme opaco, y matizarme gris para que solo seamos nuestra propia incertidumbre de como nos quisimos contar...

viernes, 28 de septiembre de 2007

COTIDIANOS LAMENTOS II


Pero la herida es mortal.
No estoy solo, de verdad,
me acompaña mi propia soledad.
De verdad, me acompaña mi propia soledad.

Andrés Calamaro

Hay días en que me levanto y todo parece un punto. Todo es un espacio blanco sin fin en el cual solo aparecen puntos. Miro por el marco de mi ventana y todo es blanco. Puntos se mueven de aquí para allá y siento odio hacia ellos, me restriego contra el vidrio causándome dolor con la fría superficie tratando de entender si estoy despierto y efectivamente lo estoy. A veces no son puntos son sumas, restas, triángulos, animales y a veces personas y hermosas pinturas de colores hermosos y llenos de gris vida. Al pensar esto me desconsuelo aun más y mi pequeño cuarto blanco, mi punto-cama y mi punto-vida se empieza a estrechar. En esas siento que me aplasta la nívea realidad, que me absorbe, junto con mi aire; que si no me muevo inevitablemente moriré con el culo a tres centímetros de la boca que a fin de cuentas sirven para lo mismo. Entonces agarro para la calle y empiezo a caminar a toda velocidad, y no miro los puntos que gravitan en todos sentidos alrededor mío, en la desasosegada blancura del mundo que parece no acabarse hacia ningún lado. Me excede el mundo y yo pesado me creo a fuerza un hueco que se mueve conmigo, que me sostiene y me da calor, no me excede lo conozco, en el cual me acomodo. Empiezo a caminar confiado, con un movimiento constante casi inercial que me aligera un poco. Pero algo me ancla adentro, es él siempre jalando siempre mirando, curioso como el gato pero con distinto destino, irónicamente el mío. “¡oiga! Usted imbecil, ¡que hace ahí con esa cuerda!” y el imbecil contesta con descaro “a usted que le importa; mire mas bien para adelante, ¿es que nos quiere matar? O ¿Qué?” que ira me da ese hijo de puta, es que se cree el rey del chuzo: “ya quisiera yo matarlo a usted, pero el asesinato no es salida; prefiero tener las manos limpias y no matar a un pobre punto” y en esas suelta una carcajada tirándose al piso, señalándome con el índice, y mas rápido camino “ ay no se ponga tan bravo que va y se tira contra un carro, además no me haga reír más, que puedo soltar la cuerda y nos vamos de geta” “¡ya ni puedo pensar sin que usted se meta cabrón! Déjeme en paz, o mas bien, haga lo que de la gana, que yo hago lo mismo pero por mi lado”. La fatalidad de dejarse de lado es que siempre llega algo que te quita la inercia, y das papaya con el jale que jale. Veamos en que consiste la inercia: propiedad de los cuerpos de no modificar su estado de reposo o movimiento si no es por la acción de una fuerza. Reflexionemos en eso en este día. Sales de tu casa para mantenerte en un movimiento constante que te permita liberarte de una carga existencial; este movimiento liberador es una propiedad física que es propia de un cuerpo –en este caso “yo”, “yos”, “ellos” “él”; mejor dicho, para no pelear: aquello que veo en el espejo cuando me levanto por la mañana (?)- , no quieres estar en reposo en resumidas cuentas, ¡el reposo es malo! ¿Y que sucede eventualmente citando por enésima vez la ley de Murphy? Exactamente. Ahora bien pensemos en las fuerzas. La inercia no solo es una propiedad física sino también una fuerza que consiste en la resistencia que oponen los cuerpos a cambiar el estado o la dirección de su movimiento. Una resistencia. Que yo opongo a quedar hecho un pigmeo que se lame la entrepierna cuando le rasca. Una resistencia. Una fuerza que puede ser detenida por la acción de una fuerza, que modifica mi propiedad física de la inercia que consecuentemente, lleva a que quede en reposo. Una resistencia. Resistencia que solo puede ser quebrantada si la fuerza que acciona en mí es lo suficientemente fuerte para detener mi movimiento y no solo para cambiarlo de dirección. Ley de Murphy: si algo tiene la posibilidad de salir mal, sale mal. ¿Conclusión? Un punto grande y pesado se acerca con gran velocidad a mí y me dice:

-¿Cómo estas? Tiempo sin verte querido, como anda perdido. Ya ni lo llama a uno, ni nada.- me abraza con sus pesados brazos, estregando su redondez con mi barba, esbozando una gran sonrisa, que por un lado envidio y por otro me dan ganas de golpear violentamente sino tuviera tanto peso en el cuerpo.

-Bien, ya ve, como de afancito.

-¿Si? No me digas. Y que has hecho de tu vida todavía estudias en esa universidad…mmmmm -¿cual universidad? Yo cuando le dije que yo estudiaba en una universidad siquiera, ella no sabe absolutamente nada de mí.

-En el Rosario.

-¡Eso!, casi no me acuerdo – ¿Qué?- y como te ha ido en ese estudio chévere, ¿Qué es lo que estudias? – nada estúpida que le importa; igual me lo va volver a preguntar por lo menos otras diez veces, entonces supongo que dará igual lo que le diga.

-Estudio un técnico en inteligencia animal con énfasis en porcinos – algo así es la filosofía-.

-¿En serio? Yo no sabia que dictaran eso en el rosario.

-Ya ve, oiga voy de afán, nos vemos despuecito –oiga imbecil deje de jalar que ya me siento ovaladito- es que tengo una cosa urgente que hacer…

-¿De la U? – ¡que le importa puta desgraciada!-

-Si algo así.

-Bueno pues rerico verte, muchas saludes a la Caro, y a la Lore, y a… como es que se llama tu novia- ¿mi novia? ¿Mi Novia? ¿¡MI NOVIA!? Yo no tengo novia hace mucho tiempo, ni siquiera cuando me revolcaba con este punto inmundo, en mi cama destendida, los lunes por las mañanas dizque haciendo tareas. Será tan sapa. Será tan inteligente para querer enterarse de esta manera tan baja.

-No tengo novia. Pillamos

Moviendo, delicioso movimiento. El punto aquel me dejo bien entonadito, bien irradiadito. Voy a toda velocidad, atravesando esta larga llanura buscando un lugar donde parar este barco que ya perdió el capitán, que solo divaga entre las olas que implacables lo conducen a un destino incierto pero seguro. Mientras entre los robles que lo componen se lleva a cabo un gran motín por el mando. Grumetes insurrectos batiéndose a muerte por el puesto de capitán mientras el barco enfila hacia su desgracia. Así es mi ira, mi desgracia de no ver por donde camino, ni que elijo, solo me enredo y desenredo, tratando de volverme cometa, pero solo me quedo peleando con este imbecil que me jala cada vez que puede, y además aquellos otros que me indican caminos tan disímiles y rutas tan poco probables que lo único con lo que quedo es: que no me queda nada en esta inmundicia, mas que mis odiosos ojos para observar sin control lo que me rodea, que no es nada. Pero no nada en el sentido de no ser algo, sino en el sentido que no comunica, solo existe un largo y sostenido silencio. Blanco. Níveo. Con manchas. Puntos. Se mueven. Me aversionan, me escorcen como acido en una herida cerca al hueso, como el beso de una mujer que no conozco en la mañana y el frío entra por las cobijas hasta la entrepierna y descubro que tengo los pantalones abajo, y un dolor de cabeza terrible y no reconozco nada de lo que me rodea, y descubro que me emborrache tanto que ni siquiera me di cuenta que lo hice. Aversión. Resistencia. Propiedad de los cuerpos. Yo que no salgo de mi, porque entonces ¿que sería el yo sin mí? tal vez este imbecil que sostiene la cuerda. Aunque alguien igual lo reemplazara al él, y así ad infinitum las posibilidades infinitas de multiplicarme en tantas cosas como cosas ahí en el mundo, mimetismo puntual -¿huma? ¿no?-. Encuentro una banca que se clava en una esquina donde encallo pesadamente sin resistencia alguna. Necesito descansar.

Reposo. Necesito reposo. Descanso. Dejar de lado el cansancio. Cansancio. Falta de fuerzas. ¿Para que? Estoy cansado de estar luchando con mi propia existencia, necesito descansar para tener paz por un momento, empezar de nuevo el movimiento. Necesito reposo, unos momentos de quietud en los cuales pueda dejar de sentir que mis entrañas sufren de un cólico, que me hace revolcar en la banca. El reposo es malo. Revolcándome prendo un cigarrillo y lo aspiro con fuerza, como si estuviera atragantándome un pedazo de jugosa carne con las manos después de largos días sin probar bocado. Acto seguido boto el humo con la tranquilidad con la que hubiera cagado un soleado sábado en la mañana. Tomo cuatro o cinco bocanadas más hasta que el cigarrillo se acaba. Enciendo otro con la misma colilla. Y repito la acción unas cuantas veces más mientras observo los puntos pasar. Son puntos no me importan en lo absoluto. No tienen rostro ni cara ni nada, son puntos. ¿Por que sin embargo me crean esta aversión?, estos cólicos insoportables que recorren mi ser, como si estuviera envuelto en una lagrima gigantesca totalmente helada, puesta en una feria de un circo y cada vez que fuera hora del espectáculo, yo fuera exhibido, y también manoseado y con cada manoseo causara una pequeña vibración que me rozara la piel hasta el hueso y me doliera después de repetidas veces de hacerlo, de años de hacerlo, de décadas de hacerlo, hasta morir de hacerlo. En esas se me acaban los cigarrillos, y me quedo con los puntos que gravitan de un lado para otro, ríen, lloran, corren, remueven, se quedan esperando. Y yo aquí con este dolor de tripas que me encierra, y nada que llega nada, mientras me revuelco del dolor en la banca en mi pequeña esquinita del mundo recién descubierta. Me revuelco del dolor que llega hasta el paroxismo. Tengo que hacer algo, debe haber algo que pueda hacer, algo más que estar echado en esta banca con este dolor que me enloquece, enturbia mi mente, necesito pararme pero el cuerpo no tiene fuerzas, necesito descansar, necesito paz. Un cigarrillo. Estoy muy pesado y rompo la silla, el estruendo hace que algunos puntos paren, y fisgoneen sin ayudarme. Por fin me paro lentamente con ayuda del imbecil de la cuerda. “si podía ayudar no imbecil” “¿ayudar? No ve que se me acaba la diversión si se cae la cometa, toca darle un poquito de cuerda” que tal el hijo de su gran... descarado, sinvergüenza. “oiga aquí entre nos ¿como van la vainas por allá abajo” “fritas hermano, muy mal, imagínese que Darío el pendejo ese de la pañoleta rosada en el cuello, mato a Jairo el que estaba con él bando de Julián, que había matado a Guillermo, que era unos de los más viejos que había conocido al capitán antes de que muriera en la guerra de..” “¡deje de hablar mierda!” En este momento me dije a mi mismo: mi mismo coja esa cuerda segura, que voy a ahogar a estos hachepes en alcohol. Un cigarrillo.

El líquido entraba con dificultad en mi boca arrastrando con dolor la saliva seca. Recorría lentamente la garganta hasta calentar el estomago donde estallaba como una ola de calor en el cuerpo. Una bocanada de cigarrillo para pasar el mal sabor en la boca, y otro largo sorbo de la botella transparente de líquido igualmente incoloro, en un mundo igualmente plano, donde puntos gravitaban a mi alrededor a gran velocidad, y yo empezaba a observarlos pasar lentamente a mi lado, pasan sin mirar; solos; como yo, y me enternecen sinceramente, me identifico y me compadezco de ellos que tienen mi mismo sufrimiento, que pasan por el mismo cólico algunos días, y entonces empiezo a mirarlos fijamente a ver que puedo hallar en ellos, algo más que me convenza de amarlos, y me cago de la risa, mientras me tomo otro sorbo. Todos son puntos no tienen nada de especial, son puntos. Y caminan como autómatas hacia el trabajo mirando el reloj midiendo su velocidad en el espacio, y fraccionando infinitamente sus acciones con un pequeño aparato que controla sus vidas y ya ni el cielo miran por que ya no es necesario, y me pregunto entonces, ¿Qué pasa con mi reloj de pulso? Aquí lo tengo, avanzando en la circunferencia tic, tac, tic, tac y así se prolonga en el tiempo, el cual no da vueltas como mi pequeño reloj sobre sí mismo una y otra vez sino que se proyecta en un proceso de avance lineal no repetitivo, el futuro es incierto pero el tiempo es oro; el futuro se abre como un abanico infinitamente largo que estamos condenados a transitar sin poder adivinar el camino, somos empujados por una extraña fuerza que nos mueve en la total oscuridad, donde solo entrevemos caminos, que forzosamente tenemos que elegir y transitar sin saber a que conducen, al abismo o a la soledad o a la felicidad. O cualquier cosa, por que siempre es una disyuntiva, la vida cuando se procrea con el tiempo es solo exclusión –el tiempo del que he venido hablando; no faltara por ahí el pendejo que piense que hablo del tiempo físico, inevitable, pero totalmente irreal para nuestra cabeza- ¿exclusión de que? Fácil, exclusión de mi, exclusión de mis miles de yos, que se crean por las inmensas fragmentaciones que de mi tengo en este mundo, ¿que quien realiza? No se, pero este licor ya sabe a agüita, y ya casi no puedo sostener la sonrisa, y empiezo a sentir como si nadara en una botella con licor hasta la mitad. Y los veo a todos desfigurados, veo cada una de sus pequeñas imperfecciones salir a la luz, defectos de manufactura, pero ellos no me importan son solo puntos. Entonces el vértigo que me produce el exceso de afecciones, me hace girar y girar, y solo veo manchas que gravitan sobre la espesa blancura, que gravitan sobre el suelo, ya no solo negras, sino de varios colores, de muchos tonos incandescentes, y vomito y vomito, y todo empieza a volverse oscuro y pesado y vuelve la sensación de pesadez de antes que me pega al suelo, que me estremece el estomago a golpes, y prendo un cigarro para bajarlo un poco, pero aspiro y solo respiro, no me satisface, solo un dolor en los pulmones resulta de la fuerza que imprimo tratando de sacarle el ultimo aliento al tabaco que ya no llena, parece que la gravedad me estuviera presionando con su dedo, a mi y solo a mi, señalado, y tomo un gran sorbo y miro a los puntos que me empiezan a rodear, y me río, y vuelvo y vomito manchando la blancura, y vuelvo a vomitar, y sorbo y vomito. Todo gira. Y yo me revuelco en mi vomito para hacerme real para no ser mas punto, y me duele y espero que llegue algo pero nada llega, y entonces empiezo a llorar, a llorar con fuerza, amargamente, y chillo angustiosamente, porcinamente, y las lagrimas salen como esquirlas de hierro que pesadas caen contra el suelo pintado de comida digerida, y mis parpados estallan y duelen y sangro, y me revuelco tomándome un sorbo. Y entonces la multitud alrededor mío empieza a murmurar mociones de ayuda, hasta que un punto-mujer toma su móvil y dice que va a marcar a una ambulancia mostrándole el maldito aparato a todo el mundo como señalando que ella podía hacerlo efectivamente y todo el mundo miro el aparato mientras yo en el piso le gritaba:

-No sea estúpida señora, no se da cuenta que este mal no se cura con un medico, esto solo se cura con la locura, con el engaño o con la muerte, o con cualquier otra cosa pero no con la vida, no con la ciencia, no y no. No es negación, no es mundo, simplemente soy yo, es usted, es su punteidad, es su joda, es su descontento, es su estupidez.

Si: la estupidez, la necedad, stupidus, stultitia. La estupidez humana que es infinitamente inmensurable, ¡MI ESTUPIDEZ que es infinitamente inmensurable! La punteidad es totalmente impuntual, y finita por que en cualquier esquina nos espera la muerte segura, pero en muy pocas encontramos lo que deseamos como decía algún borracho por ahí tirado en las calles, en la Esquina, en la única esquina del mundo donde ahí una banca en la cual se estremece en sus propios fluidos, y grita y se para, empujando a la infinita-inmensurable-estúpida-finita-punto-mujer que iba llamar a una ambulancia con su objeto ritual de llamado de espíritus que termino materialmente hecho trizas en el blanco piso por causa del infinito-inmensurable-estúpido-finito-punto-borracho-sucio. Mas vanamente yo, yos, ellos, él. Y arranque a correr como alma que lleva el diablo, acorralado en el infierno de mi propia carne e impotencia, crucé por las calles sin mirar nada más que a mí mismo sosteniendo la cuerda totalmente estupefacto, atónito, pasmado en el tiempo, como yo que iba volando, de angustia, de fragilidad, de un poco de rabia mientras encendía un cigarro y me chocaba con los puntos sacándolos a volar en todas direcciones, hasta que me detuvieron de golpe, al que le siguió otro y otro, y no me emputaba el dolor o la incapacidad en este momento, sino la acción de repetirse el golpe una y otra vez como un regaño de mi madre cuando hacia algo que me gustaba una y otra vez, y una y otra vez ella me regañaba, y lo repetía con el mismo tono de preocupación que me desesperaba, hasta hacerme llorar, y tomé un palo y golpeé también y corrí de nuevo hasta que llegue a mi punto-cama, y en la ventana se veía el atardecer, pintado naranja y morado por el sol que también es un punto, pero que todos los días es distinto se viste de nuevos colores, como esos días en que todo parece una pintura estregada por oleos de tonos brillantes, y las personas parecen personas, o alguna veces animales, triángulos, restas, y sumas. Pero son otros días, otras historias. Pero esas son otras historias.

sábado, 22 de septiembre de 2007

Esperarte...

... una lenta demora nuevamente de ti en mi. Una ausencia que no es soledad ni nostalgia, tan solo ausencia. Una espera un poco menos que agónica pero mucho más que placida. Una espera de tu humor sobre mi humor, sin olores que se escapen.
Necesito de tu incertidumbre de no saber cuando vendrás, de sentir que eres ansiedad para mi ... pero en el fondo esperarte sin ninguna pretensión más que la de recibirte sin estar, de no buscar-temerte, de no buscar-tenerte, de no buscar-tentarte, tan solo buscar-te ... sin más adornos que mi misma espera de algo que no comprendo porque lo siento sin saber como.
Esperarte es la única forma de saber que te tengo sin torcer tu brazo ni el mio

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Diario de un Recluso

28 DE NOVIEMBRE


Hoy he decidido comenzar mi diario. Fue uno de los últimos consejos que me dio Juliana, además Julio me dice que puede ser bueno, que el escribiría uno si tuviera tiempo y no se la pasará tomando. Así que ayer que hable con mi mago le dije que me hiciera el favor de conseguirme una libreta y un esfero, que iba a empezar a escribir. Se cago de la risa y me dijo que todo bien, que él me la conseguía pero que en lugar de andar pensando en esas güevonadas por que no me movía más pa conseguir la plata pa meterme en la lista. A veces pienso que estos magos si son de verdad, tienen un poder para desaparecer el dinero, y aparecer con solo problemas, pero bueno hoy me lo mandó con el guardia y por fin comencé a escribir. Hace mucho no escribía, en el negocio no había necesidad de eso, apenas con saber leer los mapas y contar la plata era suficiente, pero eso si era más difícil, por que por hay cualquier güevon se la pasa escribiendo que en revistas o en periódicos, pa ganarse la vida, pero eso es muy fácil, ya los quisiera ver yo leyendo mapas en pleno mar, con esa sed y ese sol, y valla equivóquese, que puede ir terminando con suerte donde los chinos, sino por allá en USA, donde no se debe. Esto de escribir es más bien como pa contarle a alguien todo lo que se me pasa por la cabeza, a ver si de una vez por toda me desahogo, y me quito las pesadillas esas tan raras que tengo, esas que me despiertan todas las noches sudando y envuelto en una capa inmensa de sudor, como de miedo y de soledad.



16 DE DICIEMBRE


Hoy comenzaron las novenas, ya van dos años en que leo y canto los rezos de navidad sin mi familia, hoy cuando cante: “dulce Jesús mío, mi niño adorado, ven a nuestras almas, ven no tardes tanto”, creí por un momento que si la cantaba con toda la fuerza mis hijos que hace mucho no veo vendrían a mi alma y no tardarían tanto, y estaba cantando tan duro con mi voz desafinada que todos los presos se quedaron viéndome como loco, y pensaron que me había vuelto a salir la parte mala, y entonces corrieron por que no querían perder ningún ojo.

Después les explique que era lo que había pasado y entonces ya más calmados me consolaron diciéndome, que tranquilo, que seguramente este 24 mi familia venía que de pronto estaban ocupados, pero es que ellos no saben es que después de esa vez en la que Claudia me encontró con Juliana, nunca más volví a saber de mis hijos, uno que otro recado con mi mago, pero nada más, ni siquiera recuerdo bien la edad de los pelaos. Que vaina que clase de papá fui para ellos, con toda la plata y lo s lujos que les daba, pero sin amor, y no porque no quisiera, sino porque, me parecía que tenían que ser varoncitos igual al taita, igual a mi papá que creo que la única manera en la que me demostró su amor, si en verdad me amaba, fue cuando me llevó a pescar por primera vez, y me dijo que tenía que tener cuidado, que no quería andar por ahí teniéndose que meter al río pa sacarme, por que iba y pescaba una pulmonía y sin seguro estaba jodido, pero lo que creo que me quiso decir era que con cuidado de caerme que eso le iba a preocupar.



19 DE DICIEMBRE


Hoy vendrá el abogado nuevamente espero que traiga buenas noticias, de todos modos yo estoy aquí ansioso por saber que pueda pasar con la firma de la extradición, la verdad es que si de me da mucho miedo irme del país a cumplir una condena perpetua, no porque no vuelva ni nada de eso, sino porque los gringos es que tratan muy mal a los extraditables, siendo que también yo le vendía drogas a un comandante de una cárcel de allá por que era su negocio, él se la revendía a los presos. Anoche me sentí mejor, me soñé nuevamente que era un burro, pero son solo sueños, quizás es por las fiebres que se incrementan cada vez más, de todos modos yo creo que aquí saben que estoy enfermo de algo grave pero no quieren hacerme los exámenes correspondientes porque sino no me reciben al otro lado, también el mago va a decirme que pasó con la toma de mis exámenes.



21 DE DICIEMBRE


Se aproxima la navidad, estoy acá trabajando con maderas, dicen que eso me rebajará la pena y estoy haciendo adornos para navidad, lástima que no tenga a nadie en el mundo para podérselos regalar, pero es una buena forma de dejar que el tiempo pase sin que me lacere la piel de una forma tan voraz. Hoy vino el comandante tres con el que yo trabajaba en la zona norte, para decirme que quedaba un cupo en las listas para el proyecto de equidad y concordia del presidente, ya que a los que estén en esa lista no los van a extraditar, lo malo es que me están cobrando veinte millones de dólares por meterme en la lista y yo ya no tengo ni donde caerme muerto, de todos modos anteayer el mago me dijo que me había conseguido una listica de las misma por cinco millones de dólares y ya llamé a Wilson y Rubén, a ese par de chinos a los que hace algún buen tiempo les había colaborado con un problemita y me debían una a ver si ellos me pueden prestar la plata para que el mago me pueda meter en esa lista. Probablemente hoy venga, pero mañana tengo que pagar los honorarios, de todos pa eso ya llamé a Sergio que también me debía un par de favorcitos a ver si me presta pa los honorarios del abogado.



23 DE DICIEMBRE


Mañana es navidad y todos los presos están alistando los regalitos pa sus hijos que vienen mañana a visitarlos, me acuerdo que era para esta época cuando mis papas mandaban la ropa de Luis a arreglar y a él era quien le compran la nueva. Donde estarán mis hijos, que estarán haciendo, será que se acuerdan de mí, bahh, que se van a acordar de mí, si me imagina a su mamá hablándoles mal de mí por todo, que pena me da no haberlos acompañado en su crecimiento. Ayer efectivamente vino el abogado y me dijo que ni el uno con los cinco millones de dólares, ni el otro con lo de los honorarios, esos hijos de puta me sacaron el culo, después que yo les ayudé tanto y les di la mano cuando bien mal estaban, pero yo no se porque sigo confiando en la gente, el abogado ya me dijo que no iba a seguir trabajando porque entonces el de que comía y que la gasolina que ir a verme quien se la pagaba sino era de plata de él.
24 DE DICIEMBRE


Anoche mataron a Juan Carlos, el señor de la celda de la lado, quien sabe que hizo por acá y las pintas lo cogieron por la noche y le dieron piso, yo escuché, como poco duermo escuché como hablaron con los guardias pa la entrada a la celda del hombre y los cogieron a cuchillo, esta mañana amaneció tirado en el baño, que lástima hoy que es navidad y hoy que la familia de él si venía a visitarlo, pero a uno que ni siquiera un hijueputa perro viene a verlo, definitivamente cuando uno tiene plata está hecho y los amigos y agasajos sobran pero si uno no tiene un peso, pues está solo como un animal, es más ni siquiera los animales viven así como vive uno en estas condiciones tan deplorables. En la noche la guardia nos dio dizque vino pa’ brindar por la navidad, y nos mandaron a acostar rapidito que para que el divino niño nos pudiera traer los regalos, y yo pensé que seguramente dentro de un año el divino niño no va poder ir hasta donde yo este, y allá me va tocar pedirle a papa Noel, que es el que hace esas maricadas en la USA.



25 DE DICIEMBRE


Últimamente he estado pensando en el Negro, en esta fecha ese man no celebraba nada por que por estas fechas era que le habían matado a su familia y había quedado solo con la hermana, por acá tampoco es que se celebre de a mucho eso, si vienen hartos familiares a visitar a la gente pero por aquí no se a asomado nadie a visitarme, ayer termine en la madrugada solo en la celda recordando las navidades con mi familia, mis hijos ya deben estar bien grande y yo ya hace mas de dos navidades que no los veo, falta ese calor de hogar que aquí si se aprecia, la cárcel dio un regalito que fue cambio de cobijas pero ya era hora que lo hicieran la que yo tenia estaba rota y quemada por todos lados y eso que le pase una plata al de la lavandería para que me trajera una más o menos buena, me tiene extrañado que Juliana no halla aparecido en estos días debe estar con la familia y sin un peso para venir a visitarme. Esta navidad me esta afectando la cabeza como un hijueputa solo mela paso pensando en las mismas maricadas, pero es que lo del Negro si me tiene atormentado, en ana navidad cuando todavía hacíamos vueltas en las lanchas nos toco pasar navidad a los dos y el man me decía que yo era el único amigo que había tenido, eso si con sus tragos y después va y la caga conmigo ese hijueputa, igual me remuerde la conciencia haberlo hecho matar por droga olvidándome que alguna vez el man había sido bien conmigo



28 DE DICIEMBRE


Hoy es 28, es el día de los Santos Inocentes, me levanté como de costumbre esperando a ver que sucedía en esta mierda. El 24 vino la Familia de Juan Carlos, y quedó desecha cuando se enteraron que lo habían asesinado, que mierda de navidad, en lugar de árbol, un ataúd, y de regalos solo coronas de arrepentimiento. En la hora del almuerzo unos garbanzos negros, la comida en las cárceles de Embolate, a veces es muy inhumana, recuerdo esa gran comilona el día en la hacienda que cerramos el negocio con todos los jefes de la zona, el mismo día en que maté a mi patrón, un becerro para todos, había comida en el piso que se desperdiciaba y a nadie le importaba, pero hoy un garbanzo que por equivocación rodaba fuera de la boca y a buscarlo al piso. Lo peor fue la sobremesa, jugo de guayaba, y el vaso que me toco tenía otra larva, cuando le mande el último sorbo y sentí que nuevamente estaba escapando a la muerte pensé por un momento en la tarde en la que mataron a Luis, la dolorosa tarde en que antes del desastre mi madre, en la Costa, me ofreció un vaso de jugo de la misma fruta antes de salir a trabajar con mi hermano. Y yo me prendí un cigarrillo y me senté en el sofá con el jugo en la otra mano, y vi como Luis caminaba delante mío apurándome, como desde hacia varios años lo hacía, para que me tomara rápido el jugo ya que el sol de ese día pronosticaba una buena pesca. Y yo le decía sin afanes que me esperara, pero el ya estaba desatando la canoa para pescar, y me seguía afanando por que el mar estaba calmado y había que aprovechar. Y cuando entonces yo le di el último sorbo al jugo, sentí igualmente como una larva había sobrevivido a las aspas de la licuadora y ahora estaba en mi boca escapándosele a la muerte una vez más, y sin reparo la partí en dos con las muelas, y Salí corriendo hacia donde estaba mi hermano, y vi a cinco hombres lobos que lo tomaron a la fuerza, y le comenzaron a gritar, bueno pues hijueputa como no quisiste a las buenas tendrás que hacerlo a las malas, faltón, y a mi también me golpearon y quede inconsciente y cuando desperté no veía nada más que una luz en la parte de arriba y los brillos de los cañones que nos apuntaban a Luis y a mi. Luego una vos que decía oíme hijueputa que como tu hermano es un faltón y se puso a mariquiar, mira lo que le vamos a hacer pa’ que nunca en la vida se te olvide, y delante mío se encargaron de despedazarlo a punta de sierra, y la sangre tibia apenas si me salpicaba el rostro, y de pronto parecía un acido que me empezaba a corroer, y venía a mi ese sabor de la larva que yo había partido a la mitad en la mañana de la muerte de mi hermano, el mismo que sentí hoy a la hora del almuerzo. Y claro como mi hermano no les pago, fuimos condenados justos por pecadores, y yo inocente hasta ese momento me tuve que inmiscuir en toda esta vaina que me tiene a punta de irme pal otro lado. Parece un vaticinio que justo hoy 28 de diciembre, día de los santos inocentes, este de cumpleaños yo.



31 DE DICIEMBRE


Todos estos días el mismo sueño, ahora es un ave que cae sobre el océano buscando una presa, está hambrienta, sí, eso es, está hambrienta, quiere salir por las escalinatas hasta el infinito, quiere ir hasta Marte para poder ser feliz y dejar la miseria del mundo, ahora cae nuevamente en la tierra como si fuera un ángel al que dios hubo expulsado del paraíso, sabe que es un sueño pero se demasiado real así que le duelen las coyunturas por le golpe de la caída, se levanta camina por una calle que jamás en su vida, cree que esta muerto, cree que es un fantasma porque nadie lo advierte, se siente feliz de esta libre y no esta en prisión, así nadie lo vea, de todos modos no necesita que nadie lo vea, nadie lo va a extrañar, sigue caminando y entra a la iglesia, esa sí la conoce, es la iglesia donde se casó con Claudia, sí, allí está Claudia, hermosa, detenida en el tiempo de oro, se ve fantástica, pero ahora empieza a llorar, se da cuenta que sus lágrimas se convierten en un caudal que lo arrastra nuevamente hasta el océano, siente que se va a ahogar, aparece el búho, otra vez el búho que con sus garras lo rescata de ser devorado por el mar, lo lleva hasta la punta de un árbol, se baja cautelosamente para no lastimarse las coyunturas, llega a su hacienda, sí está en su hacienda y ahora los peones si lo reconocen, es el patrón, es el patrón gritan corriendo, lo reciben como se merece, cuando llega hasta los caballo siente que es uno de ellos y observa como uno de los peones que lo recibieron a su llegada le pega con el rejo, Marcos le grita, lo amenaza con echarlo, conmutarlo sino deja de pegarle pero parece que el peón está sordo, Marcos siente dolor mucho dolor, cuando se da cuenta de su posición está en cuatro y sus patas son las de un burro, Marcos pensó “ya llegó el momento, por fin me transformé”, pero al mirar nuevamente al peón se da cuenta que también es un burro que lo que está haciendo es intentando montarlo, pero este hijueputa burro es marica o que se pregunta Marcos contrariado, logra escaparse de las patas del burro-peón y sale al trote por la llanura, mientras galopa del sol se van desprendiendo centellas luminosas que le queman el culo, siente como el culo y todo el cuerpo le arde, llega a una fuente de agua y aparece una persona espantándolo a latigazos para que no se tome el agua del pueblo, sediento se cree morir, llega a un charco de aguas podridas y toma un poco, un terrible dolor de estómago lo tira al césped, se retuerce del dolor…

Capítulo Seis

Marcos sentado en el catre de la celda de su cárcel, esperando ya los últimos procedimientos para ser extraditado, ya no queda nada de ese hombre rico y poderoso que tenía a su mando a mas de dos mil hombres y el tráfico de estupefacientes de cuatro de los cinco continentes del mundo, Juliana embarazada de un hijueputa político que se le metió por los laditos con el supuesto de ayudarle a su hombre para que no lo extraditaran, Claudia muy lejos aun de su corazón y de su cuerpo, a Julio ya lo han cambiado de prisión, ahora en realidad si estoy solo, eternamente solo, ya no me dan miedo los gringos, ni la cárcel ni la misma muerte, puede llegar ahora mismo por mí, con su cuello largo y mirar por encima de mi espalda y ver mi frustración y llevarme con ella sonriente, es más creo que ahora es lo que necesito, para que tantos arrepentimientos de los errores cometidos si ahora todo lo que queda es dolor y padecimiento. Marcos con su uniforme de prisionero se levanta de su catre y prende un cigarrillo, mira a través de la celda y se imagina un universo hermoso lleno de sorpresas y de colores fantásticos donde la gente no volvería a sufrir jamás, recuerda a Luis y a su madre, siente mucha tristeza por su destino, cree que sale de la celda y que se dirige a su casa a abrazar a sus hijos y a su mujer, a cenar con ellos y a hablar, cosa que nunca hizo en familia, ya deben estar muy grandes los muchachos, que lástima que no los pude ver crecer, pero Marcos tampoco los viste nacer, estabas tan invadido por la avaricia que se te olvidó que eras un ser humano, que nunca te haya pasado nada no significaba que no lo fueras, ahora era su conciencia recriminándole por todos los errores cometidos, y nuevamente la fiebre y el sueño del caer sin retorno, caer para siempre al abismo y jamás volver a este presente ni a este pasado que me destruye, que dolor tan amargo saberme perdido.

La fiebre, llagas en el cuerpo y un grave sabor amargo en la boca, los sueños, ahora es un ave que cae sobre el océano buscando una presa, está hambrienta, sí, eso es, está hambrienta, quiere salir por las escalinatas hasta el infinito, quiere ir hasta Marte para poder ser feliz y dejar la miseria del mundo, ahora cae nuevamente en la tierra como si fuera un ángel al que dios hubo expulsado del paraíso, sabe que es un sueño pero se demasiado real así que le duelen las coyunturas por el golpe de la caída, se levanta camina por una calle que jamás conoció en su vida, cree que esta muerto, cree que es un fantasma porque nadie lo advierte, se siente feliz de estar libre y no esta en prisión, así nadie lo vea, de todos modos no necesita que nadie lo vea, nadie lo va a extrañar, sigue caminando y entra a la iglesia, esa sí la conoce, es la iglesia donde se casó con Claudia, sí, allí está Claudia, hermosa, detenida en el tiempo de oro, se ve fantástica, pero ahora empieza a llorar, se da cuenta que sus lágrimas se convierten en un caudal que lo arrastra nuevamente hasta el océano, siente que se va a ahogar, aparece el búho, otra vez el viejo búho que con sus garras lo rescata de ser devorado por el mar, lo lleva hasta la punta de un árbol, se baja cautelosamente para no lastimarse las coyunturas, llega a su hacienda, sí está en su hacienda y ahora los peones si lo reconocen, es el patrón, es el patrón gritan corriendo, lo reciben como se merece, cuando llega hasta los caballo siente que es uno de ellos y observa como uno de los peones que lo recibieron a su llegada le pega con el rejo, Marcos le grita, lo amenaza con echarlo, conmutarlo sino deja de pegarle pero parece que el peón está sordo, Marcos siente dolor mucho dolor, cuando se da cuenta de su posición está en cuatro y sus patas son las de un burro, Marcos pensó “ya llegó el momento, por fin me transformé”, pero al mirar nuevamente al peón se da cuenta que también es un burro que lo que está haciendo es intentando montarlo, pero este hijueputa burro es marica o que se pregunta Marcos contrariado, logra escaparse de las patas del burro-peón y sale al trote por la llanura, mientras galopa, del sol se van desprendiendo centellas luminosas que le queman el culo, siente como el culo y todo el cuerpo le arde, llega a una fuente de agua y aparece una persona espantándolo a latigazos para que no se tome el agua del pueblo, sediento se cree morir, llega a un charco de aguas podridas y toma un poco, un terrible dolor de estómago lo tira al césped, se retuerce del dolor…

Marcos abrió los ojos y vio que un burro con ojos de hembra le ponía paños de agua fría en la frente mientras le decía

– Ay señor Marcos, tranquilo que lo que estaba era alucinando por la fiebre tan alta que le dio, además a todos los extraditables en esta cárcel les pasa lo mismo, lo peor es cuando creen que se convirtieron en burros o en animales para hacerse los locos y no los manden pa`l otro lado, pero ahí se les va peor

Marcos miraba como ese burro hembra o esa burra articulaba su jeta y hablaba y pensó

– los burros pueden hablar.

Mientras se reía, pero la burra prosiguió

– Don Marcos lo mejor es que se quede aquí esta noche, ¿tiene hambre?

Don Marcos la miro sin soltar una sola palabra de su boca

– Bueno de todos modos voy a hacer que le traigan algo de comer y de beber ya que debe estar usted sediento.

Y en realidad estaba totalmente deshidratado, sentía que la boca estaba tan seca como las arenas de un desierto.

- Amaneció mejor señor Marcos tiene otro semblante y parece que anoche no tuvo esas pesadillas que a usted acostumbran a darle.

Marcos la miró y al parecer si había descansado, hacia mas de dos meses que no podía dormir placenteramente o al menos bien, tubo que levantarse rápidamente de la cama de la enfermería de la cárcel y salir a bañarse y a cambiarse ya que tenía indagatoria, aunque pensó que ya para que iba, para que le dijeran exactamente lo mismo, pero eran rutinas de los sistemas penales, así que decidió hacer las cosas lo más rápido posible.

De camino al juzgado, en el camión de los guardias, que por cierto estaba mas acompañado que la caravana del presidente cuando sale a pasear a conocer la ciudad, iba otro señor, ya anciano, el cual también iba a ser extraditado, lo pero de todo es que el señor no tenía ni idea porque lo iban a extraditar, así fue como el señor se presentó haciéndose llamar Joaquín, Joaquín era un campesino que estaba medio loco, ese pronóstico lo dio Marcos cuando Joaquín empezó a hablar.

- La muerte es un proceso, no un evento; la muerte es un fenómeno que día tras día nos acecha, nosotros no vamos a la vida, vamos irremediablemente hacia la muerte y más, volteamos los ojos y ahí está imprecisa y satisfecha sonriendo con su traje negro que algún día se habrá acabado, salimos a la calle y de pronto nos mira desde el semáforo definitivo, nos acostamos a dormir o a realizar la tarea del amor y otra vez su mano huesuda subiendo por las piernas y yo nuevamente miro al techo y sonrío decepcionado. Quizás mañana no nos neguemos tanto al luchar, ya llevo más de diez y seis años recluido en esta cárcel, siendo un pobre campesino que no sabe ni leer ni escribir, pero si el señor presidente con toda su sabiduría de la mano de Dios quiere firmar mi extradición, que así sea y aunque he obtenido muchísimas cosas hay algo que no he podido hacer aún, ese algo que no me deja descansar en paz, ese algo que me atormenta y que cuando respiro me ataca directamente a las costillas como si tuviera un puñal atravesado de lado a lado, de corazón a corazón, de una orilla de la vida a la otra y aún no la alcanzo.

No hablo mucho, ya entenderán todos ustedes, pero no es que no lo haga por mi oficio (bueno no tanto) no lo hago mas que todo, es por que no me gusta, porque todo lo que yo diga va a ser utilizado en mi contra; hace tres años exactamente se me presentó por vez primera la muerte con sus ojos coralinos y profundos, con su cabello lleno de peces y de movimientos vivos, con sus manos solitarias estrellándose en contra de su rostro pálido y aunque estaba totalmente abandonada a una desolación casi fantasmal, estaba hermosa, contenida en el mundo, quizás por el placer que sentía Dios al observarla.

Hablamos y le hice un trato, le prometí amor eterno, le dije que nadie más con sus ojos, con su boca, con su pelo, con sus manos, con sus pies de acabar el mundo, con su aliento de saberlo todo, con sus pechos de América latina; pero ni ella ni yo soportamos tanta tristeza, se fue y me dejó con mi soledad que no es mucha…

Una noche soñé que era feliz dentro de un mundo totalmente diferente a éste, soñé con animales sagrados que volaban por el cielo y con rocas precipitadas y suspendidas en el aire, hasta que escuché una voz que me dijo algo como: “después de muertos los hombres, o mejor, los que iban a ser hombres que quizás iban a salvar el mundo, quedan congelados en el tiempo, el espacio se acaba, como se irá acabando el espacio de tu cuerpo” respiró profundo y volvió a decir: “te negaste a ti mismo y más acá o más allá volverás a verlo íntegro y lleno de vida, la misma que tu le quitaste antes de ser”. Desperté lleno de terror, sudaba sangre transparente y recordé aquella tarde en que la observé lleno de pánico y le dije que no podía vivir.

Ahora tres años después el que se está muriendo soy yo y no lo he encontrado aún, por eso me congelarán después de muerto y lo veré sonriente y tranquilo ayudándolo a crecer conmigo a su lado – y dijo todo esto mirando el piso de la camioneta en la cual estaban siendo llevados a ese encuentro que a veces resulta ser la muerte, no como evento sino precisamente como proceso.

Marcos lo miró perplejo, asustado, nunca nadie en la vida le había dicho cosas tan extrañas y menos un anciano campesino. Y a su cabeza vino una vez más el recuerdo de la primera vez en la que conoció al Patrón, a Don Rodrigo, y que a la entrada de la haciendo escucho:

- Buenos días – que le decía un anciano que estaba sentado en una butaca de bambú - ¿conoce usted a Rodolfo Caicedo?

Y entonces recordó como el anciano asintió con su cabeza, y pensó en él como piensa ahora mismo en su compañero de viaje, que la sabiduría solo dan los años de estar en el trabajo, en la vida, y recordó también que muy calmadamente le dijo:

– Lo está esperando.

Y que él le respondió Gracias y sacó de sus bolsillos unas cuantas monedas y se las dio, creyendo que eso era un acto caritativo, y para Marcos hace quince años el anciano lo había mirado complacido y le había dado miles de bendiciones, por que Marcos era una persona muy sensible y humanitaria, quizás también por el trato que la vida le había dado a él y a su familia descubrió que las demás personas deberían ser tratadas con respeto y amor, pero solo ahora comprendía que la compasión fue al contrario que el que sintió compasión por él fue aquel viejo que sabía muy bien a que estaba entrando, y que aquel joven al que le habían matado a su familia le iba a tocar terminar muy mal, pero que igual nadie le iba a poder explicar nada, por que cuando se es tan testarudo la experiencia solo se gana viviéndola, y a Marcos le había tocado usar ese camino. Eso era lo que le parecía el viejo del pueblo que parecía inmortal y que ahora estaba frente a él recordándole que ese era el camino que el había decidido caminar, y que frente a eso no se podía hacer nada más que seguirse como los hombres lobos de sus sueños para borrarse los pasos.

De un momento a otro el calor se volvió insoportable Marcos empezó a sudar por todo su cuerpo, por su rostro escurría un manantial de sudor, por las axilas, en la ingle, por la espalda sentía como caían los chorros de agua empapándole el pantalón, de un momento a otro el sudor empezó a nublarle la vista, se sintió mareado, con nauseas, sintió que sus piernas le temblaban y pensó,

-¿para qué tienen tan esposado a un anciano como el que va conmigo y a un enfermo como yo?

Las rodillas le dolían nuevamente y se sintió desfallecer, se limpió el sudor de su frente y de sus ojos y al mirar a Joaquín se dio cuenta que seguía hablando y que ahora al igual que él se había convertido en un burro,
-pero que cosa mas extraña-

Pensó, Joaquín era también un burro, y movía las orejas y el hocico desesperadamente. El camión se detuvo y al bajar a los dos retenidos todo el mundo estaba convertido en burros, los guardianes, la gente que pasaba, los policías que estaban dentro y fuera del juzgado, lo peor de todo es que todos mientras iban caminando iban cagándose sin recriminar el lugar, por eso todo olía a mierda, a Marcos le dio risa pero no se reía, el juez por ejemplo, era un burro con toga, pero el miembro se le veía por debajo de la mesa y de la misma toga, en el televisor que estaba dentro del juzgado estaba el presidente de la república dirigiéndose al país en mensaje de suprema emergencia, y Marcos pensó que estaba dirigiéndose al país de los burros y se preguntaba que si nadie mas se daría cuenta que todos eran unos hijos de puta burros que se meaban y se cagaban por todos lados sin respetar a nadie, y que desde el señor limosnero, hasta el abogado, el ingeniero, el policía el juez eran burros y que el jefe era el señor presidente de la república que era el burro que tenía las orejas mas grandes y una corona que le quedaba inmensa y que torpemente cuando se le caía torpemente al igual trataba de volvérsela a poner con sus cascos pero no podía.

Al final efectivamente el burro mayor firmó la orden de extradición de Marcos, nadie dijo nada, Joaquín iba con él también a mayami. Los subieron rápidamente a un camión que los llevaría al aeropuerto militar para coger el avión que los llevaría a la USA, Marcos se preguntó entonces antes de subirse al avión -¿los gringos serán burros monos y ojiazules?

Capítulo Cinco


Marcos se levantó ese mañana totalmente animado por las buenas noticias de la noche anterior donde el abogado le prometió una rebaja de pena por buen comportamiento y por la misión católica que en ese momento desempeñaba en la cárcel. Ese día aunque feliz, levantó sus ojos y miró hacia alrededor de su horizonte y vio como las paredes de la celda además de rayadas y roídas por la humedad, estaban infestadas por muchos secretos y silencios, sintió que en realidad las paredes hablaban y que a pesar de su situación de preso, estaba libre por encontrar en cada uno de los trazos que deformaban el orden de la pared los secretos mas abismales y aberrantes de todos los hombres que habitaron allí, sintió pena porque muchos de ellos fueron inocentes y se preguntó si en realidad el sistema penitenciario era realmente efectivo con las labores de re socialización que el estado buscaba para la formación de una sociedad mas justa y mejor. En ese momento dirigió su mirada hacia el piso de la celda, estaba totalmente roído por el uso, por el peso de las culpas y se pregunto nuevamente si los delincuentes pesaban mas que una persona normal ya que supuso que las penas de verdad pesaban y no solo en el alma porque aunque como mucho le habían dicho que la libertad estaba en el interior y no en el exterior pero el necesitaba la libertad exterior para ser feliz para que mañana pudiera ser un hombre común y corriente con una familia común y corriente sin la necesidad de presunciones ni nada por el estilo, no necesitaba ya ni siquiera del dinero porque en Dios había encontrado el mejor sustento para ser feliz y para sobrevivir a un mundo caótico, porque en Dios había encontrado la salvación. Marcos ahora estaba trabajando en la iglesia de la cárcel ayudando al padre como monaguillo, de vez en cuando se tomaba el vino para consagrar pero por lo demás era una persona que confiaba tenazmente en las promesas de liberación que Dios les dio a los hombres.

- Marcos, vos porque crees tanto en Dios si ni siquiera te ha sacado de aquí.

- Mire Jesús - que era un señor que trabajaba en la carpintería del centro de reclusión y llevaba más de treinta años en la cárcel por homicidio culposo con dolo a su esposa, ya que la decente señora le había puesto los cachos con un hermano suyo y ni por el chiras el señor iba a matar a su hermano si no a ella de una forma muy elegante, la obligó a hacer el amor con él y cuando la señora estaba totalmente excitada don Jesús le puso el cañón del revólver en la vagina y boom, de ahí bolo la señora para dentro, o sea no quedó nada de ella por dentro.

- Dios es el único que puede salvarnos de este mundo tan berraco, por eso es el único en el que yo creo, es el único que puede llevarnos al paraíso, él lo prometió a los hombres, además entregó a su hijo para la salvación y el perdón de todos nuestros pecados. Si quiere don Jesús le leo un pasaje de la Biblia - inmediatamente sacó de debajo de brazo derecho una Biblia pequeña, guardada cuidadosamente en un estuche de cuero que le había regalado el padre el día en que Marcos quiso transformarse

- No don Marcos, yo ya no creo en eso, yo también en el primer año que estuve aquí, hasta el segundo, creí que Dios era el único que podía ayudarme a sacar de aquí, pero no, yo ya no creo en eso.

- Don Jesús, pero eso es porque usted ya no tiene fe, usted ya perdió su fe.

- No don Marcos yo tuve mucha fe, pero un día me puse a pensar, será que Dios fue el que me mandó a matar a mi mujer por los celos, o será que el me dio el revolver para matarla, o el me lo cargo, o el me hizo un ser celoso, o el tentó a mi hermano y a mi mujer para que me fuera infiel o que.

- No señor, Dios no tiene la culpa por nuestros actos, Dios es todo amor y todo lo que hace lo hace por el bien de cada uno de nosotros que somos sus hijos.

En ese momento don Jesús se sintió incómodo por la conversación y se dirigió nuevamente a su lugar de trabajo y le dijo de muy mal humor:

- Mire Marcos, siga creyendo en su dios, pero a mí no me venga con esos cuentos chimbos - salió rengando por la conversación que había tenido minutos anteriores con Marcos.

Marcos se convirtió en un personaje público en la cárcel, ya que intentaba ayudar al máximo a sus compañeros reclusos, cuando llegaba algún violador a la cárcel lo protegía, ya que como era costumbre a los violadores los tomaban a la fuerza primero y luego los mataban. Creía que de esa manera estaba perdonándoles a Daniel y a Felipe la despedida de la capital, realmente eso fue lo que más lo acerco a Dios, ya que cuando no era el eterno sueño de los hombres lobos que lo perseguían por la trocha y él no tenía otra opción que salvarse tirándose al infinito, provocándole tal sensación de libertad y de desasosiego que le hacían feliz por un momento, hasta que la crudeza de la realidad falsa lo obligaba a despertar, era el temor de no saber en quien confiar, si Joaquín buscaba lo mismo, si de pronto una noche le iba a llegar otro papel invitándolo a las duchas a tomarse un trago de aguardiente y ahí nuevamente una toalla que le tapara la boca, y esta vez no tres, sino cuatro o cinco golpes secos en la cabeza, para que fuera más dócil, para que se quedara en cuatro, y volvieran las risas, y el dolor en su culo, con menos sangre, por que ya lo habían ablandado, un silencio, no más risas, y solo el ruido del agua cayendo contra el suelo, y otra vez el mismo río contaminado, donde caía y se ahogaba entre excrementos de animales y humanos, entre los fluidos corporales de los hombres onanistas, que se consentían el miembro, entre la embriaguez de los barrotes nocturnos de la cárcel a causa del guaro, que se dejaban llevar por el sifón de la cañería vieja con olor a oxido, a sangre, a humano. Marcos que en sus sueños encontraba una rama de árbol con la cual por fin lograba salir del río, ahora creía que esa rama era el brazo de Dios extendiéndose sobre él para que pudiera librarse de esa podredumbre. De tanto pensar en todo ello una vez se acercó a la capilla de la Cárcel y se topo con el cura que iba saliendo y le pidió que por favor lo escuchara que tenía muchas cosas que contarle a Dios, y que como su mama le había enseñado tenía que hablar con un cura, que por favor que le sacará ese peso del cuerpo, que apenas si podía caminar. Y efectivamente el cura lo escucho en secreto de confesión, y Marcos le contó de Luis, de su mamá, del mocho, de don Rodrigo, de Claudia y Juliana, las dos mujeres de su vida, y de Felipe y de Daniel, un par de hijueputas.

- Padre, no se que hacer, creo que estoy solo que los hombres lobos vienen por mí, y no tengo nada que hacer más que sentarme a esperarlos, a esperarme, para acabar con esta vaina.

- Hijo mío, Dios no te ha abandonado, y si estas ahora acá es por que tienes que responder por todos tus pecados, pero nuestro benévolo Dios envió a su hijo a la tierra a que muriera por nuestros pecados.

- Pero Padre, por los pecados de esos hombres no por los míos.

- Cálmate, Dios te puede perdonar ahora, si tu arrepentimiento viene de tu corazón. Y diciendo esto le dijo que rezara tres padres nuestros, dos aves marías, y que siguiera más venido a misa, que comulgará que si en verdad estaba arrepentido Dios iba a ayudarlo.

Entonces Marcos comenzó a asistir a la capilla, y decidió que iba a proteger a los violadores como muestra de perdón. Además comenzó a ayudar a servir la comida en el comedor, intentó hacer un grupo de oración fuerte al espíritu santo pero fracasó cuando les pidió colaboración económica a sus compañeros. Y vino nuevamente el desencanto.

Marcos buscó otras maneras de resarcir sus culpas, quizás Dios era una buena opción, pero el pecado lo tenía pegado a la piel y no conocía un método que alejara ese sentido de culpa de su conciencia, intentó libar a su Dios con los corderos de la noche en busca de otro tipo de felicidad, intentó promover el amor entre los hombres para no pecar por omisión, hubo cumplido cabalmente el mandamiento del amor que Jesús promulgó en la tierra, pero nunca fue suficiente, así que recurrió a la filosofía, encontró en la reflexión otro espacio donde ser mejor:

- Si los griegos eran tan sabios por medio de la razón ¿porqué yo no?

Leyó a Platón y a Aristóteles, pero descubrió que la forma de vida de ellos era totalmente diferente y desistió.

La mañana en que Marcos descubrió que no tenía otra opción en la vida sino la de pagar sus pecados por medio de la perdida de la libertad se sintió indignado de sentirse amado por Juliana, además Juliana era una mujer joven y hermosa como para que siguiera detrás de él, esperando a que en cualquier momento pudiera salir de la cárcel, pero ya Marcos había perdido la fe, salió de su celda hacia al baño para darse la ducha diaria, hacía más frío que de costumbre, se le metió por los huesos el soplo amargo de la soledad y de la desesperación, iba en calzoncillos tiritando, pensó que nuevamente vendría la fiebre y con ella las alucinaciones y el dolor de los sueños donde siempre terminaba muerto de alguna forma espiritual, abrió la llave de la ducha y desde el cielo calló un cubo inmenso de hielo que le rompió la cabeza por la mitad, ahora Marcos y sus pensamientos eran dos mitades, se desplomó en contra de la baldosa del baño y dos compañeros lo socorrieron y lo llevaron hasta la enfermería, ahora Marcos era un ser doble, en sus sueños pensaba doble, efectivamente la cabeza se le había partido por la mitad y ahora tenía una mitad derecha buena y otra mitad izquierda mala, cada vez que en sus sueños imaginada un suceso lo pensaba desde sus dos mitades, demediado y triste caminaba por todos los pasillos de la cárcel y cantaba canciones de amor, cantaba tangos y baladas de la antigua ola, pero su otra mitad iba con un balde de agua fastidiando en plena madrugada a todos los reclusos y gritándoles improperios en contra de sus familias y sus humanidades. La segunda noche de su transformación en un ser doble sintió que su lado derecho seguía intacto, pero su lado izquierdo se estaba convirtiendo en burro nuevamente y los sueños, el sudor por la espalda, otra vez era un burro y todas las demás personas también, lo difícil era que nadie más se daba cuenta que Marcos era un burro muy malo y todo lo que hacía les parecía divertido, hasta que un día con una cuchara en pleno comedor se le abalanzó a otro recluso que se estaba burlando de él y le sacó un ojo, el ojo salió volando como si hubiera sido una estrella fugaz que a su paso dejaba una estela roja y viscosa mientras caía sobre el plato de sopa de arroz que ese día habían servido en el centro de reclusión. Inmediatamente los guardianes tomaron a la fuerza a Marcos que parecía poseído por un demonio y lo llevaron hasta el calabozo, pero nadie se dio cuenta que el que había hecho eso no había sido Marcos sino su parte mala, su parte izquierda, la asesina, Marcos intentó explicarlo pero nadie le puso atención, además porque después de semejante suceso le pegaron hasta mas no poder.

Duró casi un mes dentro de una celda de dos por dos metros, totalmente oscura, allí le pasaban los alimentos por una rejilla diminuta que se encontraba en la parte inferior de la puerta, además que parte del castigo consistía en que solo podía recibir una vez alimentos al día y además tres horas de azote. Cuando salió del calabozo estaba totalmente flaco y acabado, ojeroso, feo, barbado, con el cabello lleno de piojos, con el cuerpo totalmente lacerado por los azotes que recibió, pero había una muy buena noticia, ya no estaba demediado, ya no estaba partido por la mitad, ahora estaba completo, parece que el dolor y el la exclusión ayudaron a que se completara nuevamente.

Cuando llegó de nuevo a su celda había un compañero nuevo, dizque había llegado por maltrato a menores, le había dado una golpiza a su hijo de catorce años que casi lo deja en coma y a demás de todo cuando llegaba borracho a la casa le quemaba las manos con los cigarrillos, o sea que el tipo era un loco, era un depravado, entonces Marcos no sintió ni el menor gusto por compartir su celda con un personaje de estas facultades tan desagradables, al fin que Marcos prefirió empezar a escribir una novela, recordando lo que había aprendido cuando conoció a sus violadores, recordando como con cada cosa que les pasaba ellos comenzaba a escribir y las palabras le iban fluyendo sin necesidad de forzarlas, por que con todo el tiempo que se tiene en esos sitios, la mente se entrena para dejarse ir, para simular un escape de la soledad de los barrotes, y pues si ellos podían hacer eso, por que Marcos el niño que vio a su hermano morir y que todas las noches soñaba con sus hombres lobos, no iba a poder.

Esa noche le pidió el favor al guardia de turno que le consiguiera un cuaderno y un lapicero, encendió un cigarrillo, y primero se le ocurrió escribir la historia de una familia que no saliera de su casa, pero le pareció muy aburrido, entonces decidió que no saliera del pueblo, pero le pareció aún más aburrido además se le hacía muy parecida a la historia de un escritorcito por ahí que se había ganado un nobel, y pues eso no era lo que el quería, el quería que escribiendo le pudiera enseñar algo a alguien, así que mejor decidió ponerse a escribir sobre su propia vida, su triste historia, pensó que era para dejarle un legado a la humanidad y para que las nuevas generaciones no cometieran los mismos errores que él había cometido. La novela era algo así, primero esbozo toda la historia empezando desde el momento del asesinato de su hermano, seguido por las espantosas pesadillas que sufría, luego contaría parte de la historia que vivió con su esposa, como la conoció, como la enamoró y como la perdió, luego contaría apartes del negocio, desde cuando empezó como mensajero de los duros, luego como empezó a construir las lanchas y después como se volvió un duro, el fin de la historia estaba ubicado en la cárcel, sus últimos días pensaba entre lágrimas, como fue su padecimiento en la cárcel y todos los dolores que sufrió allí.

Llevaba tres días escribiendo la novela y encontró en ésta la mejor forma de redención con sus dolores y sus pecados, cada vez necesitaba de más y más memoria para poder narrar todos los acontecimientos relevantes de su vida y además de involucrar todos los acontecimientos que por algún motivo se le habían olvidado en el esbozo primario. Ya no tenía el duro golpe de la soledad y de la ausencia de los seres queridos en las entrañas, la literatura en realidad era una salvación, una real salvación para los hombres pecadores y entendió porque los grandes poetas y escritores recurrían a este instrumento para ser felices. En realidad se sentía feliz, sentía que por primera vez en su vida estaba haciendo algo bueno y no era por él, el compromiso que sentía al escribir la novela era solo por la humanidad, por los demás hombres y mujeres a los que les había tocado pasar por situaciones similares.

Al décimo día le mostró por vez primera su trabajo a Melquíades, un viejito loco que supuestamente ya había cumplido su pena pero por no tener a donde ir había preferido quedarse en la cárcel con sus amigos, además que todo el mundo lo conocía era reconocido por sus poderes de curación mágicos, por la lectura precisa que daba la cigarrillo de cada cual, por la lectura de la palma de la mano y la lectura certera de las cartas sobre el pasado, el presente y el futuro, se decía además que él tenía comunicación con seres del más allá y que sabía que crímenes había cometido cada nuevo integrante de la prisión. Marcos lo abordó en su celda y se le acercó diciéndole

- Melquíades, que pena incomodarlo pero es que necesito que me haga el favor de revisar esta novela que estoy escribiendo, es la historia de mi vida, necesito que me de una opinión sobre lo que usted considere a cerca de ella, es de vital importancia.

Melquíades lo miró de arriba abajo, sospechó que la novela iba a ser terriblemente mala y sin hablarle le estiró las manos para que se la pasara, Marcos se la entregó nervioso, esperando a que empezara a leerla, Melquíades de nuevo lo miró y le dijo

- Mire Marcos déme al menos una hora para darle una lectura rápida, váyase para su celda y venga dentro de una hora.

Marcos salió de la celda de Melquíades nervioso, pensando en todas las posibles respuestas que éste pudiera darle, se sentó en su catre y empezó a fumar mirando hacia el techo desesperado, se fumó muchos cigarrillos y el tiempo no pasaba, lo primero en la vida por lo cual valía la pena vivir lo tenía en la decisión de una anciano al cual todos los presos lo consideraban un genio o un sabio, Marcos no dejaba de mirar la hora en la puesta del sol que daba muy lejos de la celda, sentía como el sol, empezaba a derrotarse por otro día, sentía como todas las personas después de un duro día de trabajo regresaban a sus casas a descansar. De pronto se salió de su abstracción y se dio cuenta que ya había pasado una hora y que era el momento de ir hasta la celda de Melquíades para preguntarle que como le había parecido, que si tenía futuro como escritor, que si de pronto a las generaciones futuras les serviría para que no cayeran en la tentación de la avaricia y después cayeran en las manos de la desgracia, se puso los zapatos y se dirigió hasta la celda de Melquíades que estaba en la misma posición cuando él había ido a llevarle la novela, la novela estaba exactamente al lado de su cama en el mismo lugar donde la puso cuando Marcos se la entregó. Cuando Melquíades vio a Marcos en el marco de la puerta de la celda, casi sin mirarlo levantó la mano y le alcanzó la novela, Marcos estaba esperando que el dijeran algo cuando Melquíades abrió la boca y le dijo

- Vea Marcos usted me cae muy bien, pero olvídese de la literatura, usted no es bueno para eso.

Marcos no dijo absolutamente nada, bajó la cabeza y se dirigió nuevamente hasta su celda, allí cogió el cuaderno y lo guardó debajo del colchón, pero se le ocurrió aunque decepcionado otra forma de escribir literatura y recordó que un tío por parte de su papá recitaba poemas en la plaza central del pueblo y Marcos se dijo:

- Eso si debe ser más fácil.

Inmediatamente tomó su cuaderno que estaba debajo del colchón y emprendió la tarea de escribir poemas de amor o de desolación o de muerte y misterio, estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por crear algo para dejarle a la humanidad, así que empezó y escribió

El hombre inserta sus manos en los bolsillos
Y cuenta lo poco que le queda
Para no olvidar su pasado feliz,
Para luchar en contra de esa bestia fulminante
De la soledad,
Respira y la ciudad transpira ese aroma
De carros reemplazando a seres humanos,
Parpadea y toma un bus que lo lleve a cualquier parte
Que de pronto sea su hogar,
Recorre con sus pasos fatigados
Las calles taciturnas
Bajo la luna de espesos cabeceos,
Llega a alguna puerta
De tantas que hay en la capital,
Pero en la única
En donde el amor es un viento,
Es una ráfaga de tiempo,
Mira a su mujer por debajo del humo de su cigarrillo,
Carga a su hijo y su peso
Le parece un descanso de humor caliente,
El hombre observa el noticiero
Y no quiere saber más
De esa muerte escoba
Que arrolla a su país amado,
No quiere saber más de esos otros colombianos
Que desde la lejanía
Abandonaron sus puestas al sol.
El hombre agacha la cabeza
Y siente con dulzura
Que mañana será otro día
En el cual la derrota no es permitida.

Después de haberlo escrito lo leyó diez veces, en realidad le pareció muy bueno, así que le puso el título y se llamó “Un hombre dentro de su propia cárcel”, le pareció que el título era bueno, esa noche creyó que iba a dormir placenteramente, pero de nuevo los sueños, de nuevo las pesadillas y nuevamente él corriendo para que los hombres lobo lo se lo devoraran, para que no llegara la muerte tan desprevenida. A las tres de la madrugada se despertó envuelto en una capa inmensa de sudor, de miedo y de soledad.