miércoles, 19 de septiembre de 2007

Capítulo Seis

Marcos sentado en el catre de la celda de su cárcel, esperando ya los últimos procedimientos para ser extraditado, ya no queda nada de ese hombre rico y poderoso que tenía a su mando a mas de dos mil hombres y el tráfico de estupefacientes de cuatro de los cinco continentes del mundo, Juliana embarazada de un hijueputa político que se le metió por los laditos con el supuesto de ayudarle a su hombre para que no lo extraditaran, Claudia muy lejos aun de su corazón y de su cuerpo, a Julio ya lo han cambiado de prisión, ahora en realidad si estoy solo, eternamente solo, ya no me dan miedo los gringos, ni la cárcel ni la misma muerte, puede llegar ahora mismo por mí, con su cuello largo y mirar por encima de mi espalda y ver mi frustración y llevarme con ella sonriente, es más creo que ahora es lo que necesito, para que tantos arrepentimientos de los errores cometidos si ahora todo lo que queda es dolor y padecimiento. Marcos con su uniforme de prisionero se levanta de su catre y prende un cigarrillo, mira a través de la celda y se imagina un universo hermoso lleno de sorpresas y de colores fantásticos donde la gente no volvería a sufrir jamás, recuerda a Luis y a su madre, siente mucha tristeza por su destino, cree que sale de la celda y que se dirige a su casa a abrazar a sus hijos y a su mujer, a cenar con ellos y a hablar, cosa que nunca hizo en familia, ya deben estar muy grandes los muchachos, que lástima que no los pude ver crecer, pero Marcos tampoco los viste nacer, estabas tan invadido por la avaricia que se te olvidó que eras un ser humano, que nunca te haya pasado nada no significaba que no lo fueras, ahora era su conciencia recriminándole por todos los errores cometidos, y nuevamente la fiebre y el sueño del caer sin retorno, caer para siempre al abismo y jamás volver a este presente ni a este pasado que me destruye, que dolor tan amargo saberme perdido.

La fiebre, llagas en el cuerpo y un grave sabor amargo en la boca, los sueños, ahora es un ave que cae sobre el océano buscando una presa, está hambrienta, sí, eso es, está hambrienta, quiere salir por las escalinatas hasta el infinito, quiere ir hasta Marte para poder ser feliz y dejar la miseria del mundo, ahora cae nuevamente en la tierra como si fuera un ángel al que dios hubo expulsado del paraíso, sabe que es un sueño pero se demasiado real así que le duelen las coyunturas por el golpe de la caída, se levanta camina por una calle que jamás conoció en su vida, cree que esta muerto, cree que es un fantasma porque nadie lo advierte, se siente feliz de estar libre y no esta en prisión, así nadie lo vea, de todos modos no necesita que nadie lo vea, nadie lo va a extrañar, sigue caminando y entra a la iglesia, esa sí la conoce, es la iglesia donde se casó con Claudia, sí, allí está Claudia, hermosa, detenida en el tiempo de oro, se ve fantástica, pero ahora empieza a llorar, se da cuenta que sus lágrimas se convierten en un caudal que lo arrastra nuevamente hasta el océano, siente que se va a ahogar, aparece el búho, otra vez el viejo búho que con sus garras lo rescata de ser devorado por el mar, lo lleva hasta la punta de un árbol, se baja cautelosamente para no lastimarse las coyunturas, llega a su hacienda, sí está en su hacienda y ahora los peones si lo reconocen, es el patrón, es el patrón gritan corriendo, lo reciben como se merece, cuando llega hasta los caballo siente que es uno de ellos y observa como uno de los peones que lo recibieron a su llegada le pega con el rejo, Marcos le grita, lo amenaza con echarlo, conmutarlo sino deja de pegarle pero parece que el peón está sordo, Marcos siente dolor mucho dolor, cuando se da cuenta de su posición está en cuatro y sus patas son las de un burro, Marcos pensó “ya llegó el momento, por fin me transformé”, pero al mirar nuevamente al peón se da cuenta que también es un burro que lo que está haciendo es intentando montarlo, pero este hijueputa burro es marica o que se pregunta Marcos contrariado, logra escaparse de las patas del burro-peón y sale al trote por la llanura, mientras galopa, del sol se van desprendiendo centellas luminosas que le queman el culo, siente como el culo y todo el cuerpo le arde, llega a una fuente de agua y aparece una persona espantándolo a latigazos para que no se tome el agua del pueblo, sediento se cree morir, llega a un charco de aguas podridas y toma un poco, un terrible dolor de estómago lo tira al césped, se retuerce del dolor…

Marcos abrió los ojos y vio que un burro con ojos de hembra le ponía paños de agua fría en la frente mientras le decía

– Ay señor Marcos, tranquilo que lo que estaba era alucinando por la fiebre tan alta que le dio, además a todos los extraditables en esta cárcel les pasa lo mismo, lo peor es cuando creen que se convirtieron en burros o en animales para hacerse los locos y no los manden pa`l otro lado, pero ahí se les va peor

Marcos miraba como ese burro hembra o esa burra articulaba su jeta y hablaba y pensó

– los burros pueden hablar.

Mientras se reía, pero la burra prosiguió

– Don Marcos lo mejor es que se quede aquí esta noche, ¿tiene hambre?

Don Marcos la miro sin soltar una sola palabra de su boca

– Bueno de todos modos voy a hacer que le traigan algo de comer y de beber ya que debe estar usted sediento.

Y en realidad estaba totalmente deshidratado, sentía que la boca estaba tan seca como las arenas de un desierto.

- Amaneció mejor señor Marcos tiene otro semblante y parece que anoche no tuvo esas pesadillas que a usted acostumbran a darle.

Marcos la miró y al parecer si había descansado, hacia mas de dos meses que no podía dormir placenteramente o al menos bien, tubo que levantarse rápidamente de la cama de la enfermería de la cárcel y salir a bañarse y a cambiarse ya que tenía indagatoria, aunque pensó que ya para que iba, para que le dijeran exactamente lo mismo, pero eran rutinas de los sistemas penales, así que decidió hacer las cosas lo más rápido posible.

De camino al juzgado, en el camión de los guardias, que por cierto estaba mas acompañado que la caravana del presidente cuando sale a pasear a conocer la ciudad, iba otro señor, ya anciano, el cual también iba a ser extraditado, lo pero de todo es que el señor no tenía ni idea porque lo iban a extraditar, así fue como el señor se presentó haciéndose llamar Joaquín, Joaquín era un campesino que estaba medio loco, ese pronóstico lo dio Marcos cuando Joaquín empezó a hablar.

- La muerte es un proceso, no un evento; la muerte es un fenómeno que día tras día nos acecha, nosotros no vamos a la vida, vamos irremediablemente hacia la muerte y más, volteamos los ojos y ahí está imprecisa y satisfecha sonriendo con su traje negro que algún día se habrá acabado, salimos a la calle y de pronto nos mira desde el semáforo definitivo, nos acostamos a dormir o a realizar la tarea del amor y otra vez su mano huesuda subiendo por las piernas y yo nuevamente miro al techo y sonrío decepcionado. Quizás mañana no nos neguemos tanto al luchar, ya llevo más de diez y seis años recluido en esta cárcel, siendo un pobre campesino que no sabe ni leer ni escribir, pero si el señor presidente con toda su sabiduría de la mano de Dios quiere firmar mi extradición, que así sea y aunque he obtenido muchísimas cosas hay algo que no he podido hacer aún, ese algo que no me deja descansar en paz, ese algo que me atormenta y que cuando respiro me ataca directamente a las costillas como si tuviera un puñal atravesado de lado a lado, de corazón a corazón, de una orilla de la vida a la otra y aún no la alcanzo.

No hablo mucho, ya entenderán todos ustedes, pero no es que no lo haga por mi oficio (bueno no tanto) no lo hago mas que todo, es por que no me gusta, porque todo lo que yo diga va a ser utilizado en mi contra; hace tres años exactamente se me presentó por vez primera la muerte con sus ojos coralinos y profundos, con su cabello lleno de peces y de movimientos vivos, con sus manos solitarias estrellándose en contra de su rostro pálido y aunque estaba totalmente abandonada a una desolación casi fantasmal, estaba hermosa, contenida en el mundo, quizás por el placer que sentía Dios al observarla.

Hablamos y le hice un trato, le prometí amor eterno, le dije que nadie más con sus ojos, con su boca, con su pelo, con sus manos, con sus pies de acabar el mundo, con su aliento de saberlo todo, con sus pechos de América latina; pero ni ella ni yo soportamos tanta tristeza, se fue y me dejó con mi soledad que no es mucha…

Una noche soñé que era feliz dentro de un mundo totalmente diferente a éste, soñé con animales sagrados que volaban por el cielo y con rocas precipitadas y suspendidas en el aire, hasta que escuché una voz que me dijo algo como: “después de muertos los hombres, o mejor, los que iban a ser hombres que quizás iban a salvar el mundo, quedan congelados en el tiempo, el espacio se acaba, como se irá acabando el espacio de tu cuerpo” respiró profundo y volvió a decir: “te negaste a ti mismo y más acá o más allá volverás a verlo íntegro y lleno de vida, la misma que tu le quitaste antes de ser”. Desperté lleno de terror, sudaba sangre transparente y recordé aquella tarde en que la observé lleno de pánico y le dije que no podía vivir.

Ahora tres años después el que se está muriendo soy yo y no lo he encontrado aún, por eso me congelarán después de muerto y lo veré sonriente y tranquilo ayudándolo a crecer conmigo a su lado – y dijo todo esto mirando el piso de la camioneta en la cual estaban siendo llevados a ese encuentro que a veces resulta ser la muerte, no como evento sino precisamente como proceso.

Marcos lo miró perplejo, asustado, nunca nadie en la vida le había dicho cosas tan extrañas y menos un anciano campesino. Y a su cabeza vino una vez más el recuerdo de la primera vez en la que conoció al Patrón, a Don Rodrigo, y que a la entrada de la haciendo escucho:

- Buenos días – que le decía un anciano que estaba sentado en una butaca de bambú - ¿conoce usted a Rodolfo Caicedo?

Y entonces recordó como el anciano asintió con su cabeza, y pensó en él como piensa ahora mismo en su compañero de viaje, que la sabiduría solo dan los años de estar en el trabajo, en la vida, y recordó también que muy calmadamente le dijo:

– Lo está esperando.

Y que él le respondió Gracias y sacó de sus bolsillos unas cuantas monedas y se las dio, creyendo que eso era un acto caritativo, y para Marcos hace quince años el anciano lo había mirado complacido y le había dado miles de bendiciones, por que Marcos era una persona muy sensible y humanitaria, quizás también por el trato que la vida le había dado a él y a su familia descubrió que las demás personas deberían ser tratadas con respeto y amor, pero solo ahora comprendía que la compasión fue al contrario que el que sintió compasión por él fue aquel viejo que sabía muy bien a que estaba entrando, y que aquel joven al que le habían matado a su familia le iba a tocar terminar muy mal, pero que igual nadie le iba a poder explicar nada, por que cuando se es tan testarudo la experiencia solo se gana viviéndola, y a Marcos le había tocado usar ese camino. Eso era lo que le parecía el viejo del pueblo que parecía inmortal y que ahora estaba frente a él recordándole que ese era el camino que el había decidido caminar, y que frente a eso no se podía hacer nada más que seguirse como los hombres lobos de sus sueños para borrarse los pasos.

De un momento a otro el calor se volvió insoportable Marcos empezó a sudar por todo su cuerpo, por su rostro escurría un manantial de sudor, por las axilas, en la ingle, por la espalda sentía como caían los chorros de agua empapándole el pantalón, de un momento a otro el sudor empezó a nublarle la vista, se sintió mareado, con nauseas, sintió que sus piernas le temblaban y pensó,

-¿para qué tienen tan esposado a un anciano como el que va conmigo y a un enfermo como yo?

Las rodillas le dolían nuevamente y se sintió desfallecer, se limpió el sudor de su frente y de sus ojos y al mirar a Joaquín se dio cuenta que seguía hablando y que ahora al igual que él se había convertido en un burro,
-pero que cosa mas extraña-

Pensó, Joaquín era también un burro, y movía las orejas y el hocico desesperadamente. El camión se detuvo y al bajar a los dos retenidos todo el mundo estaba convertido en burros, los guardianes, la gente que pasaba, los policías que estaban dentro y fuera del juzgado, lo peor de todo es que todos mientras iban caminando iban cagándose sin recriminar el lugar, por eso todo olía a mierda, a Marcos le dio risa pero no se reía, el juez por ejemplo, era un burro con toga, pero el miembro se le veía por debajo de la mesa y de la misma toga, en el televisor que estaba dentro del juzgado estaba el presidente de la república dirigiéndose al país en mensaje de suprema emergencia, y Marcos pensó que estaba dirigiéndose al país de los burros y se preguntaba que si nadie mas se daría cuenta que todos eran unos hijos de puta burros que se meaban y se cagaban por todos lados sin respetar a nadie, y que desde el señor limosnero, hasta el abogado, el ingeniero, el policía el juez eran burros y que el jefe era el señor presidente de la república que era el burro que tenía las orejas mas grandes y una corona que le quedaba inmensa y que torpemente cuando se le caía torpemente al igual trataba de volvérsela a poner con sus cascos pero no podía.

Al final efectivamente el burro mayor firmó la orden de extradición de Marcos, nadie dijo nada, Joaquín iba con él también a mayami. Los subieron rápidamente a un camión que los llevaría al aeropuerto militar para coger el avión que los llevaría a la USA, Marcos se preguntó entonces antes de subirse al avión -¿los gringos serán burros monos y ojiazules?

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