viernes, 10 de diciembre de 2010

Mirando hacia tu espalda

Soñaba con la estridencia de sus caderas y un beso mientras le halaba el cabello. Tropezaba entre cabellos y polvos, siguiendo un camino de pequeños punticos como lunares. Un gato en medio de santos de plástico que se acicala mientras se pregunta hacia donde debe saltar. Una vela maltratada, una luz que se prende, una mujer que se inclina, un deseo que se va para el otro cielo fundiéndose con el humo azul invisible que vota por la boca. Un tras pies, una y otra y otra vez.

Me encanta - dice ella.

Usted a mi - y lo dice de tal forma que pretende una brusquedad que se opaca por el humo que se le escapa de los dedos y le sube a la boca -.

Lo toma duro, con ganas de no dejarlo escapar, le acaricia los pocos cabellos verdes que tiene lo suaviza con la manos, lo muerde, se humedece la boca. Siente placer pero toma el cuchillo y lo parte a la mitad. Al fin y al cabo hacía faltaba otro tomate para la mesa que había que preparar para el festín del deseo que se preparaba a cenar. Los únicos testigos serán las velas, el único postre serás vos y las únicas palabras serán estas.

Estoy a punto de irme a dormir, dice ella. Y se lee como una sentencia que en otro momento escribiría sobre su cuerpo, a los costados buscando sus marcas, y con el cuidado de no rozar su sexo, ni sus pezones erectos, ni su cuna de espalda, solo su cuello, su nu(n)ca.

La toma de lado y busca su coxis, puede querer calentarle las entrañas sumiéndole las caderas acercándolas a su sexo, very, very close, tanto como para que se atraviese con cualquier mal pensamiento y le pase de largo apenas humedeciéndola. La mesa se sirve y la comida caliente alienta su cuerpo. Un vino frio y blanco espera que lo penetren. Bit by bit, she devours all the tomato, like the final, pero lo que no prevé es que ahora dentro suyo le recorre su cuello y los pechos y las tetas y la panza, y se le clava en las entrañas sin querer salir, justo debajo del ombligo, que parece copa para tomar por sorbos cualquier licor mientras una turbina de un Boeing 747 se estalla en los oídos como si gimiera.

Se encuentra ahora dentro, y se aprieta mientras se sienta durante horas frente a una pantalla y se goza cuando camina erguida con el rostro alto y se enloquece cuando lo rozan con las manos y con el baño y con el agua y con sus manos de nuevo y su pelo que bien podría ser amarillo, como el color del sol que tanto disfruta. There is now the tomato. Looking at your back.

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