viernes, 13 de enero de 2012

Amanecer

Ebrios cansados intentan bailar un tango, sin importar el que sea, pero tango. Ocho pasos dice el de mayor experticia, que aprovecha para juntar su cuerpo al de una mujer de tetas voluminosas que pese a su grandeza no logra mayores avances y rápidamente se deja ir por entre los brazos de otro que le ha prometido un compas de besos que se hacen tímidos al antojo de su propietaria, y que con recato salvaguarda su sexo, como si la compra de uno u otro producto fuera una causa de aquello. Piensa un poco, le cuesta de dicha forma, no nos digamos mentiras, y está ansiosa de que la posean y que llenen sus cavidades con un el líquido que cree imprescindible para sentirse feliz.

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