miércoles, 15 de junio de 2011

des - encuentros

Esta es una conversación, ya no por teléfono o por cartas como hubo en otro tiempo.

Es una conversación que además se publica sin consentimiento de los interlocutores.

Es una conversación que tiene tantos días que se cruzan sin momento específico.

En otras palabras, creo, es como me pienso conversando, arbitrariamente.

Hablo con una mujer capicúa y cada tanto aparecen cifras escritas y acompañadas de la palabra minutos, pienso por un momento si es la distancia entre edificio y edificio, en medio de un vecindario inhabitado más que por unos pocos. Le comento que por acá me gusta eso de voltear por una esquina y no tener la menor certeza de con quién o qué te vas a encontrar. Es un vecindario en el que se acaba el verano y ya el clima comienza a parecerse un poco al de Bogotá. Le replico que vivir en estaciones en una cosa bien particular, ¿no?, me pregunto mentalmente. Vos lo debes saber mejor que yo.

43 minutos

Ella: no, tú lo sabes, yo apenas lo recuerdo... recuerdo que es una cosa bien particular, como que del sol dependía mi ánimo, por ejemplo…

Yo: el frio comienza y de a pocos los aires cambian de color, se vuelven mucho más fuertes y chocan con las ventanas

Yo: mujer capicúa

Ella: niño marino

Yo: sabía que me iba a gustar tu forma de nombrarme

Ella: se me olvidaba decirte, me gustan las botellas que trae el agua, me gustan mucho.

25 minutos

Me pregunto qué me dirías si me tuvieras frente a frente. Absolutamente nada. Al parecer se acostumbro a vivir en un vecindario, que por estos días solo habitamos los dos. Siempre desde la ventana, desde ahí te diría absolutamente todo. Pienso que con eso es más que suficiente y le deseo que haya tenido un muy buen lunes. Así como de seguro ella me desea un excelente martes.

Yo: luego te contaré que tal me va con los martes

Ella: en otro momento te diré qué pienso de los lunes

Yo: un beso en la mitad de los sueños que ni me puedo imaginar

Ella: imagínate 3399 formas de besar

Yo: voy por las 33

Ella: mejor déjalas en 33 69

13 minutos

Este vecindario me gusta, y me lo digo a mi mismo como tratando de convencerme que no sea de esa forma. La imagino con la nariz fría y los ojos abiertos de par en par, encontrándomela en medio de pasos que coincidían de vez en vez por calles que nunca andamos y mutuos conocidos que teníamos en otros lugares.

Ella: estás como "en casa"

Yo: muerdo mis labios de solo pensarlo

Ella: entonces estás "de-caza", como lo están los gatos cuando se hace de noche

Yo: con los ojos abiertos sin pestañear, pupilas enormes, la nariz más adelante que el cuerpo, paso silencioso pero seguro...

Ella: como un gato sin dueño...

Llegó el otoño y de seguro los gatos ya no andan tan contentos por sobre los techos, prefieren pisar los suelos amarillos recubiertos de hojarascas que crujen suavemente en medio de todas sus patas esquivando los vientos y los corredores de la suerte. La lluvia que dibuja otros bigotes por donde resbalan sus maullidos y se cuelan entre el ruido de los carros y los trenes, haciendo de ese vecindario un lugar medio nocturno, medio melancólico.

6 minutos

Ella: si los gatos no supieran por donde andar, ya no serían gatos, no serían felinos y no andarían con los ojos abiertos sin pestañear. No serían tan seguros, ni tan silenciosos, no estarían "en caza"... más que el otoño me preocupa es el invierno...

Yo: acá ya es martes y está comenzando de la mejor forma posible. ¿Por qué el invierno?

Ella: porque es como un gato que no sabe por dónde andar

9 minutos

Yo: debajo de mucha piel... de seguro

Ella: no es el frío lo que preocupa, por supuesto, son las ganas de nada... el sol se lleva todo... esconde todo... obliga a nada, no me gusta, espero te provisiones de mucha piel, si eso te es suficiente

Yo: o puede que ni siquiera esté

Ella: ¿botella sorpresa? ya te diré como terminan mis lunes llenos de sorpresas

6 minutos

Supongo que frente a frente me diría hola, de tal manera que sería tu cómplice (que linda palabra) 5 minutos. De espaldas, sintiendo tus caderas. Frente a frente podrían ser tus pezones erectos.

Ella: por ahora me despido desde este vecindario imaginado donde no somos cómplices ni nos decimos hola

Yo: perfecto, te queda una hora de tu lunes, el penúltimo del mes

Ella: nuevamente, te deseo un excelente martes que ya comenzó...

Yo: llueve en la ciudad de Buenos Aires

5 minutos

Ella: Buenas lluvias

Yo: buenos días, buenos viernes

Ella: Buenos aires

6 minutos

Se baña en este momento, y algún mensaje se cuela por entre el vapor de una ducha caliente que prepara los cuerpos para el comienzo de otoño. Bs As se parece un poco a Bogotá por ésta época del año, sólo que diferente. Un gato a gotas se a gota. Una gata a un gato también o viceversa. Muy bien. Piensa en si nos examinamos, nos calificamos o nos agotamos. Lo primero, lo segundo, lo tercero y lo cuarto. ¿Lo cuarto? Pero por sobre todo nos provocamos. Pues de todas, esa es la que más le gusta. Pues de todas es la que más le interesa.

9 minutos

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