miércoles, 15 de junio de 2011

Vamos a jugar un juego

Vamos a jugar un juego, que sólo pierde quien no entiende cuales son las reglas, primero me vas a buscar, te vas a comer las ganas de saber que estoy ahí, que soy una sombra que te cubrió por un tiempo y vas a mencionar mi nombre:

- Mengano

Entonces yo voy a estremecerme por que voy a creer que gane otro pulso y que todas las personas con las que me he visto han tenido un efecto terapéutico en mí, y como si nada, como lo decía tantas otras veces, luego de hacerte esperar un rato voy a responder con alguna de esas frases que te recuerden como me conoces:

- Dímelo cantando

Y en ese momento vas a descansar por que aunque no te arrepientes, sabes que algo te inquieta y que no está bien por tu salud mental de vez en vez pensar en lo que ha pasado. Y me lo vas a decir de tal manera, que en realidad te lo estarás repitiendo vos misma, como una forma de aprobar lo que haces:

- Yo sé que te vas, y sé que querías pasar ese fin de semana conmigo, pero ¿Te preguntaste ¿que quería yo?? Y en ese momento sería bueno hacer una pausa y acudir a mi sensatez para hacerme caer en la cuenta de la forma tan sencilla en la que procesas, para retomar con la siguiente frase

- Por favor, no me manipules con eso de que es el último fin de semana, porque bueno, yo ya me hice a la idea de que no vas a estar hace rato, entonces, no es una herramienta para convencerme de nada más.

Ahí voy a torcer el rostro de tal forma y voy a recordar todo lo que he dicho y pensado estos días y de nuevo me voy a indisponer, porque la manipulación es sólo otra forma de mendigar amor que no sienta bien, pero para no atascarse en eso, vas a dejar pasarlo por alto y vas a responder casi de forma tan indiferente que ella no se va a percatar de eso:

- Vale, no me lo pregunte, porque no había necesidad, suponía que querías hacer otras cosas menos que pasar tiempo conmigo por todo, sólo que a veces soy testarudo

Entonces la replica va a llegar de inmediato y como recreando la noche del sábado vas a repetir:

- ¿A veces? últimamente es por eso que te desconozco

Y nuevamente para no ahondar en un tema que no tiene sentido tendré que responder y además agradecer, como si en verdad fuera una persona agradecida, que cosa más extraña:

- Si, no a veces, siempre soy testarudo, pero bueno me sirvió un montón que me lo dijeras, grazie (y usando ese italiano afirmo que me tiene sin cuidado lo que diga)

Justo allí habrás de pensar que descansaste porque en efecto además de hacer lo que te viene en gana, expías tus malentendidas culpas creyendo que me ayudaste. Y ya con eso claro preguntarás por el tema que se vuelve habitual:

- Genial. ¿Qué te dijo mamá?

Y luego de una pausa y de no dar señales de vida, replicaras, como creyendo que hablas por teléfono cuando ni eso es posible entre los dos

- ¿Aló?

Así que sabiendo como va a terminar esto, no te apresuraras y serás lo más cordial posible aunque te parezca un sinsentido hablar sobre algo que no le compete a nadie, y mucho menos a fulana:

- Pues que si era lo que yo quería y era lo mejor para mi, me apoyaba, que yo sabía que en casa no sobraba la plata pero que no me quedara callado si estaba en la mala, que ella sabía lo orgulloso que yo era (y en ese momento debo pensar que el orgullo mío sólo puede medirse por lo bajo que puedo llegar a caer cuando soy caprichoso). Fue una cosa rebonita, porque fue el sábado, luego de que hable con vos, me fui a tomarme unas polas con Andrés y hablar de todo y conocernos, nadie sabe nada de nadie en definitiva. Y nos pusimos a hablar y le dije como eran las cosas, fue algo rebonito (y lo repito mientras recuerdo la calidez de sus brazos en mi espalda y como se me humedecían los ojos rogando por llorar, pero impotentes ante ese mal oficio que aprendí hace tiempo: en vez de llorar debía reír), en un momento no hubo otra cosa más que abrazarla y llorar con ella. Me pregunto que me faltaba para irme, y que si no conseguía toda la plata que ella me regalaba lo del pasaje.

Luego de leer esto, la fulana sólo podrá alegrarse, por que en medio de todas las cosas, no puede guardar rencor en un centímetro de su cuerpo, que recorrido por el tiempo le ha enseñado que vivir se trata de otra cosa. Y sabiendo esto responderá:

- Bueno, pues que bonito, que alegría, que de todo (¿qué es todo? tendré que preguntarme en ese momento) me encanta por ti, por ella, por la situación

Y así llega el momento más importante del juego, donde sin importar las consecuencias dirás cualquier disparate que se te ocurra para tentar la paciencia de tu interlocutor, y para de una forma más sutil hacerle caer en la cuenta de lo que se te pasa por la cabeza, diciendo:

- Alégrate por vos también

A lo cual habrá una replica instantánea que será mediada por algún tema en ingles que de seguro estará explicando, como lo requiere su oficio:

- y ¿por qué por mi?

En medio de una sonrisa en tu rostro seguirás, repitiéndotelo una y otra vez, es sólo un juego que quieres tener por última vez:

- ¿por qué crees?

- no sé. Y el sistema lo repite como si fuera ella misma la que se lo repite creyendo que no entiende. No sé. No me alegro por mí, entonces no sé porque debería.Así que allí trataras de hacer entender que sólo tientas nuevamente su voluntad y paciencia, como cuando te quiso golpear y diré:

- Sabiéndome como me sabes, deberías poder entender que me refiero a que vas a descansar de mi terquedad. Una pausa y no hay respuesta, así que no queda más que una replica para saber que no se ha perdido

- Más claro, o ¿qué pereza que diga eso?

Desaparece y te das cuenta que ya no tiene sentido seguir jugando a nada, así que vuelvas a poner la canción que te recuerda que el sur te espera, cuatro ebrios se lo llevan al loquero, otra vez ha fracasado el funeral, en el barrio se relamen las pancartas, avivando al modelo para armar, baila, baila... al fin y al cabo el boca en boca está de faso

No hay comentarios: